sábado, agosto 31, 2024
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“De nada nos sirvió estar divididos”

Los participantes en el foro se aproximaron a la idea de revivir La Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, defendida por el presidente anfitrión, Luis Ignacio Lula da Silva

Alberto Acevedo

Fomentar el comercio y las inversiones entre las naciones suramericanas, eliminar las medidas unilaterales y aumentar la cooperación económica “teniendo como meta una efectiva área de libre comercio sudamericana”, son disposiciones que figuran entre las principales conclusiones a que llegó la cumbre de países suramericanos, convocada por el presidente Luz Inácio Lula da Silva y que concluyó el 31 de mayo en Brasilia, después de dos días de deliberaciones.

Salud, medio ambiente, defensa, logística, infraestructura, energías limpias, interconexión eléctrica, combate al crimen transnacional, fueron otros pasos contemplados por la cumbre, que no tiene antecedentes en la región después de la última cita de los jefes de Estado de los países miembros de Unasur.

Por cierto, en el espíritu de someter a una reingeniería el proceso de integración regional, afectado durante los gobiernos conservadores de los dos últimos lustros, los participantes en el foro de Brasilia se aproximaron a la idea de revivir Unasur, defendida por el presidente anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva.

Región de paz

Al final de la reunión se suscribió el ‘Consenso de Brasilia’, un documento de nueve puntos que traza una hoja de ruta para un vigoroso proceso de integración suramericana y que insinúa un mejor posicionamiento de la región en el escenario internacional.

“Reafirmamos la visión común de que América del Sur constituye una región de paz y cooperación -señala el documento-, basada en el diálogo y el respeto a la diversidad de nuestros pueblos, comprometida con la democracia y los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social, el Estado de Derecho y la sostenibilidad institucional, la defensa de la soberanía y la no injerencia en asuntos internos”.

Los participantes coincidieron en que “el mundo se enfrenta a múltiples retos, en un escenario de crisis climática, amenazas a la paz y la seguridad internacional, presiones sobre la cadena de alimentos y energía y riesgos de nuevas pandemias, aumento de desigualdades sociales y amenazas a la estabilidad institucional y democrática”.

Cadenas de valor

Concluyeron en que “la integración regional debe ser partiendo de las soluciones para enfrentar los desafíos compartidos en la construcción de un mundo pacífico, el fortalecimiento de la democracia, la promoción del desarrollo económico y social; la lucha contra la pobreza, el hambre y todas las formas de desigualdad y discriminación”.

En el ‘Consenso de Brasilia’ prometieron “trabajar por el incremento del comercio y las inversiones entre los países de la región; la mejora de la infraestructura y logística; el fortalecimiento de las cadenas de valor regionales; la aplicación de medidas de facilitación del comercio e integración financiera”.

Al lado de estos objetivos, se buscó posicionar en la mesa de diálogo la reactivación de la Unión de Naciones de América del Sur, Unasur, un bloque de cooperación surgido en el año 2008, que dejó de funcionar en 2019 por problemas de financiamiento. Previo a la reunión de Brasilia, Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Chile y Perú, anunciaron su reincorporación a Unasur.

Integración desideologizada

Desde luego, no todos los jefes de Estado asistentes mantuvieron un criterio unánime sobre la manera como funcionaría Unasur. El presidente argentino, Alberto Fernández defendió “mantener viva la Unasur, pero sin ideologías y con un funcionamiento ágil”. Los mandatarios de Paraguay y Chile, se mostraron incómodos con la presencia y reposicionamiento de Nicolás Maduro en el continente, de la mano del presidente Lula, que lo invitó al evento.

De alguna manera, Lula secundó la idea del presidente argentino al afirmar que el fracaso de Unasur se dio porque en la región “dejamos que las ideologías nos dividieran e interrumpieran el esfuerzo de integración”. Es posible que algunos estrategas estén pensando en una integración desideologizada y supongan que tal idea va a funcionar. El debate está abierto.

En todo caso, el mandatario brasileño tiene gran autoridad para lidiar el proceso de recomposición de Unasur. Brasil fue la nación donde surgió este organismo. Retomar ahora esta tarea desde Brasil sería un mensaje contundente de compromiso renovado con la integración y la autodeterminación de la región.

Además, está de por medio la unidad latinoamericana. Alberto Fernández fue incisivo en este aspecto: “Aprendamos de nuestros errores. No nos sirvió de nada estar tan divididos. Y el mundo nos encontró divididos en su peor momento, mostrando su peor cara: la pandemia. ¡Que no nos vuelva a encontrar desunidos!”.

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