El pasado fin de semana, el centro de Bogotá estuvo desbordado de sonidos. Más de 48 artistas de diversas regiones enriquecieron la XV edición. Folklore, ritmos urbanos y feminismos se fusionaron en “sonidos de la diferencia”
Lesly Zabala (**)
A lo largo de estos años, el Festival Centro y la Fundación Gilberto Álzate han trabajado para difundir la música independiente y activar culturalmente el centro de la ciudad. En esta ocasión, se destacó la inclusión, por primera vez, de la Beca LEP-Producción Franja Independiente Festival Centro 2024, con el propósito de impulsar conciertos en vivo y expandir la cobertura artística a nuevos espacios. Además, se establecieron alianzas con restaurantes que se vieron llenos de seguidores o curiosos de sonidos alternativos.
Este año, el Festival llevaba el lema “Sonidos de la Diferencia” y rindió homenaje, en vida, a Sixto Silgado, conocido como “Paíto”, oriundo del corazón de los Montes de María. Él es uno de los últimos exponentes de la gaita negra, estilo usado en la puya, merengue, cumbia, el porro, entre otros. Un homenaje no solo a “Paíto”, sino a todo un legado cultural de los pueblos de la Baja María que resiste a perder su cultura, así como su territorio.
Lo memorable
El primer día de conciertos, la carrera cuarta recibió en la noche a los asistentes que querían disfrutar de otro orgullo gaitero del sur de Bolívar: los Gaiteros de San Jacinto en el Teatro El Dorado. Adentro del teatro, los Gaiteros dieron un ¡conciertazo! Trajeron consigo el calor de su tierra, pues lo único que había en las sillas del teatro eran sacos y chaquetas de los asistentes. Interpretaron las canciones de su álbum “Fuego de Cumbia”, uno de los más queridos por sus seguidores.
El segundo día se vivió uno de los espectáculos más impactantes. El rapero del suroccidente de la ciudad: Realidad Mental, quien literalmente colapsó La Media Torta de Bogotá. Bajo un afortunado cielo gris, el público coreó a pulmón algunas canciones como “Cuánto dan por mí” y “Momentos Negros”, que vieron la luz hace más de diez años.
En el último día del festival, la cubana La Dame Blanche también sorprendió en el escenario de La Media Torta con un concierto impecable. Fue un cierre explosivo. Con un puro de tabaco en la mano y su flauta, interpretó sus canciones como “Veneno” de su último álbum “Atómica”. Digno de un cierre de este aniversario, la artista compartió con el público una botella de ron y subió a todas las mujeres que pudo al escenario a bailar con ella hasta el subsuelo y ondeó muy orgullosa la bandera de Cuba.
Las chicas en el frente
Esta versión contó con bastante participación femenina desde la curaduría a cargo de Luisa Piñeros y Adriana González Hassig y en el cartel con agrupaciones de solo mujeres. Highway y Las Guaguas de pank fueron la representación de los sonidos extremos, desafiando los estereotipos de género frente a estos estilos musicales y promoviendo la equidad en una escena muy masculina. Las Guaracheras, Enkelé y Guaruras, otras agrupaciones con todas sus integrantes mujeres, representaron los sonidos más tradicionales salsa, bullerengue y joropo, respectivamente, son muestra de que las mujeres se están tomando la industria y los festivales musicales.
Hubo conciertos de cantautoras de varias regiones del país, Manizales, Pasto, Atlántico, permitiendo una conexión entre el centro del país y las regiones. Gabriela Ponce nos transportó al sur del país. La Muchacha, en el que sería su primer concierto del año, cantó una canción clásica en contra del acoso “No, no, me toques mal” con un mensaje fraterno al movimiento por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y un recordatorio a que los hombres también les afecta el patriarcado y que, por favor, ¡quítenos esas miradas…!