Alexander Velásquez habla sobre el lanzamiento de su primer libro La mujer que debía morir el sábado por la tarde
Redacción Cultural
Creció en Ciudad Bolívar, fue uno de los niños pioneros de la Juventud Comunista, a los 14 años comenzó a desarrollarse como periodista, creó los periódicos El Populacho y La Carreta donde entrevistó al candidato presidencial Jaime Pardo Leal, su realidad siempre apabulla sus escritos y por tal razón, Alexander Velásquez decidió escribir su primer libro sobre los pobres, para que todos conozcan que la literatura no debe ser exclusivamente con personajes de la clase alta.
Su libro La mujer que debía morir el sábado por la tarde es un relato dolorosamente real sobre una adolescente que conoce a un hombre mayor en un baile de máscaras y cree que es su salvador de una vida de abusos. Inteligentemente escrito, el autor muestra el sufrimiento familiar y la masculinidad tóxica que sufre la protagonista desde el primer párrafo. El escrito está disponible desde el 21 de julio en librerías independientes y en venta digital.
El barrio José María Vargas Vila
“Yo me asumo como un escritor que escribe sobre lo que ha vivido, a través de mis propias vivencias, valga la redundancia, o a través de lo que de personas que se relacionan conmigo y también han vivido”. El escritor y periodista habla sobre el lanzamiento de su primer alumbramiento literario, su periodismo juvenil, Ciudad Bolívar y el lugar del Partido Comunista Colombiano desde su crianza.
“Mi historia comienza en 1981, cuando llegamos a Ciudad Bolívar, exactamente al José María Vargas Vila, un barrio que la gente lo considera de invasión, pienso que no está bien utilizado el término, puesto que, es un terreno que con mucho esfuerzo las familias lograron obtener, gracias al apoyo del Partido Comunista Colombiano y de Provivienda”, dice Velásquez.
Y continúa: “En aquel entonces, yo tenía 10 años. Con mi familia nos íbamos todos los domingos a echar pica, pala y azadón para construir nuestra casa. Desde la Avenida Boyacá hacia la Villavicencio, se ve la montaña donde crecí. Allí en medio del barro y unas circunstancias difíciles, donde no había servicios públicos, está ambientada la novela”.
El escritor identifica que la localidad de Ciudad Bolívar es el resultado de los desplazamientos y la violencia a este país, gentes buenas que llegaron desde los territorios, que la única manera para tener una casa propia pues fue llegando a la montaña. “Crecí allí, con la cultura que promovía el Partido Comunista a través de la Juventud Comunista, JUCO, donde yo fui uno de los niños pioneros”, rememora Velásquez.
El periodismo
“Soy periodista desde los 14 años. Comencé cuatro años después de llegar a Ciudad Bolívar, cuando ya estaba insertado en la vida del barrio. Hice dos periódicos, El Populacho y La Carreta, con el concepto de la carreta de trabajo que tenían las personas que llegaron al barrio, la clase obrera”.
Alexander Velásquez sabe que el barrio ha tenido un desarrollo interesante, no todo es malo, como la gente trata de demostrarlo de que solo son delincuentes, de que solo hay delincuencia, simplemente, este es el resultado de sucesivos Gobiernos que no hicieron nada por las clases desfavorecidas.
“Vivía en el transcurso del contexto de un barrio de invasión, donde nos azotó a toda la población la tragedia y la persecución contra la Unión Patriótica. Tuve amigos míos que tuvieron que marcharse del barrio, de la ciudad y del país; familiares de mis amigos que debieron irse o algunos que nunca aparecieron. El tema de las desapariciones me tocó muy de cerca cuando estaba en mi ejercicio de periodista en el barrio”.
“Cursé todo mi bachillerato en Ciudad Bolívar, estudié en el Colegio Rodrigo Lara Bonilla, cuyo nombre es símbolo de la violencia que empezamos a vivir en los ochentas, es decir, nos atraviesan dos violencias, que yo quería retratar en la novela, la violencia principal para mí, que es el genocidio contra la Unión Patriótica y la violencia de Pablo Escobar, las cuales atravesé mientras estaba estudiando”.
La Juventud Comunista
Velásquez tenía 14 años cuando entró a la JUCO. Por su corta edad le decían “mascotica”, pero este reconoce que tenía la mentalidad de una persona de 20. El escritor también recuerda la militancia, las conversaciones en las reuniones, la pegatina de afiches y la campaña por el maestro Gerardo Molina en 1982.
“La influencia del libro es una cosa que sale natural, desde pequeño esa realidad me apabulla, pero, por otra parte, inconscientemente sale esa necesidad de que hay cosas que se deben saber ¿Por qué? porque mis hijos no lo saben”, comenta.
“Al hacer una novela de una mujer que vive una historia bastante dolorosa, también se debe contar el contexto de la sociedad en su momento, para entender realmente por qué esa persona está viviendo esas situaciones bastantes difíciles. Finalmente, el país necesita conocer estas realidades y yo quería transmitirlo, la memoria no puede morir, debe quedar escrita y eso fue algo que aprendí en la JUCO”.
De cuento a novela
¿Por qué una mujer como protagonista?
-La protagonista es una mujer, porque es la suma muchas historias que conocí, las cuales, la violencia machista afecta en todos los aspectos de sus vidas, mayormente en las relaciones interpersonales. Desde una mirada periodística, procuré encontrar realidades que son difíciles, pero que se deben contar para que los lectores puedan leer y analizar.
Me pasó algo muy curioso en la presentación del libro y es que una mujer llegó al escenario y de alguna manera planteó que empezó a leer el libro con mucha desconfianza, se cuestionó el por qué un hombre que no ha experimentado el dolor que significa ser mujer y todo por lo que atraviesa, se atreve a hablar de esto; y me sorprende que ella misma responde, que encontró una obra respetuosa con las mujeres, donde estoy mostrando lo que estaba pasando con el personaje.
¿Cómo comienza la escritura?
-Yo me encuentro con la historia, empiezo a escribirla y me doy cuenta de que realmente tenía en mis manos una historia mucho más grande de lo que yo la había dimensionado al principio, es decir, yo nunca pensé que iba a ser una novela.
¿Inicialmente no pensó en una novela?
-Así es. Empiezo escribiendo un cuento y a medida que se desarrollas se muestran unos datos realistas de un personaje rodeado de otros personajes. Pensé que podía ser un reportaje bastante difícil o una crónica pequeña donde tú puedes exponer una situación y con eso hacer un llamado sobre la situación de violencia de las mujeres en Ciudad Bolívar.
Sin embargo, a través de historias de personas, mujeres cercanas a mí o personas que me contaron de mujeres en estos mismos contextos de violencia, hicieron que la protagonista, Estrella, se volviera un personaje cada vez más grande. Trato de reivindicar el papel de la mujer en la sociedad. Así que, comienzo a investigar, a indagar y a notar más elementos que rodean a una historia central, por tal razón, termina como una novela.