lunes, mayo 6, 2024
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En Cuba, un ‘sí’ que se tornó inmenso

El Código retrata el país de hoy y responde a las raíces humanistas de la actual Constitución, el Estado de Derecho y la justicia social

Alberto Acevedo

Mediante un mecanismo de referendo, ampliamente representativo, que se celebró el pasado 25 de septiembre, el pueblo cubano convalidó el texto de una reforma constitucional referida a un nuevo, moderno y democrático criterio para concebir la familia cubana y las nuevas relaciones entre sus miembros. El texto se denomina ‘Código de las Familias’, y tras conocerse los resultados del ejercicio en las urnas, las autoridades de la isla procedieron a su refrendación definitiva. El Código ya se incorporó a la normativa constitucional del país antillano.

Se trata sin lugar a dudas de un instrumento legal en favor de la inclusión, de la empatía, del amor. El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, fue uno de los primeros en reaccionar, conocido el reporte inicial de las autoridades electorales, y dijo: “El Código de las Familias es lo que somos”.

Quiso significar el mandatario que el código retrata el país de hoy, el que los cubanos quieren ser, responde a las raíces humanistas de la actual constitución cubana y del Estado de Derecho y de justicia social. “Cada Sí que se dio ese domingo en Cuba a este texto profundamente revolucionario -señala una nota de prensa cubana- es una afirmación por un presente reconocido en toda su diversidad, por un futuro de menos prejuicios y estereotipos, por una nación con todas las personas y para el bien de todas ellas.

Expresiones de machismo

“Cuba ha dicho Sí por un país mejor, donde la virtud sea el único rasero para medir estaturas morales, donde la dignidad plena sea la regla, sin excepciones. La sabiduría popular ha hablado por el bien común, que incluye también a aquellos que decidieron votar en contra o no pronunciarse”.

En este sentido, el Código de las Familias paga deudas con personas históricamente marginadas, además de desarrollar principios como el de la igualdad, la inclusión social, la discriminación y la lucha contra las violencias. Justo es reconocer que, a pesar de seis décadas de edificación de una revolución de carácter socialista, en Cuba han prevalecido expresiones de machismo y de maltrato familiar, que ahora la nueva normatividad quiere erradicar.

El texto aprobado protege a personas en situación de vulnerabilidad en el entorno familiar y los coloca en un plano de igualdad de oportunidades para el ejercicio de sus derechos. La norma había sido aprobada ya por la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) desde el 22 de julio, después de haber recibido numerosos aportes ciudadanos en una consulta previa. Pero el ejecutivo dispuso también que fuera ratificada por el pueblo en un plebiscito final.

Bicicletón en La Habana en apoyo al Código de las Familias

Paternidad sentimental

La ley apunta a derribar las bases de una cultura patriarcal y de estructuras que reproducen expresiones de violencia familiar. De esta manera concluye un proceso de consulta, largo y complejo, que incorpora a la legislación nacional temas como la sexodiversidad, el matrimonio igualitario y la adopción para parejas homosexuales, protegiendo así a las familias no tradicionales.

Además del matrimonio igualitario y la adopción para parejas homosexuales, el nuevo Código de las Familias introduce al concepto de familia asuntos como la maternidad y paternidad sentimental, lo que permite a un infante tener más de un padre o una madre, elimina conceptos como madrastra o padrastro y habilita la gestación subrogada o ‘solidaria’, en referencia a la asistencia que puede prestar una mujer para gestar un bebé en su vientre si una pareja se lo solicita.

La norma instituye los 18 años como edad mínima para el casamiento y deroga las excepciones que consentían el matrimonio infantil. Introduce el reconocimiento de la autonomía y capacidad progresiva de niños, niñas y adolescentes y lo relativo a su representación legal. El Código de las Familias, que sustituye a su predecesor de 1975, contempla un aumento de los derechos y protecciones legales hacia las personas adultas mayores y las personas con discapacidad.

Célula fundamental de la sociedad

Asimismo, fortalece el ámbito relacionado con la distribución equitativa del trabajo doméstico y el cuidado en un país donde 21,6 % de los 11,1 millones de habitantes sobrepasan los 60 años y que, al igual que en otras naciones, estas tareas recaen fundamentalmente en las mujeres.

Por mandato constitucional el Estado reconoce y protege a las familias, “cualquiera sea su forma de organización, como célula fundamental de la sociedad” y ampara el derecho de toda persona a fundar una. Son cambios calificados de revolucionarios para un país con enraizada cultura machista.

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