VOZ habló con la escritora y crítica literaria Aminta Beleño, gran narradora y ensayista, que ha investigado sobre las particularidades del mundo cultural venezolano
José Ramon Llanos
Después de una ausencia de 10 años la República Bolivariana de Venezuela retorna a la Feria Internacional del libro de Bogotá, Filbo. En un stand con un diseño muy funcional, el hermano país puso a disposición de los lectores colombianos 221 títulos ofrecidos por el Estado venezolano.
Son más de 1.000 ejemplares es una selección de las ediciones de la Fundación Editorial el Perro y la Rana, Biblioteca Ayacucho y Monte Ávila Editores, todas vinculadas a la plataforma Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Mppc. También hubo libros de El Centro de Estudios Simón Bolívar, el Fondo Editorial Fundarte, Editorial Trinchera, Editorial Galac y Editorial Acirema.
El visitante de la Filbo encontraba libros sobre novela, poemas, ensayos, literatura infantil, varias recopilaciones sobre cuentos, historia de América Latina, con títulos sobre Miranda, Simón Bolívar y los múltiples episodios de su gesta libertadora.
Oferta cultural
La responsabilidad del stand estuvo a cargo de Angela Negrín con el apoyo de Mancio Zapata, quienes con una amabilidad sorprendente les daba información a los potenciales lectores sobre el contenido de los libros, los editores y cosa excepcional los precios. Los libros del país de Maduro fueron los de más bajo precio en la Filbo. Además, nos enteramos que para las ferias del libro en Venezuela la entrada es gratuita.
El 26 de abril en la Filbo, el narrador y ensayista venezolano Luis Brito García lanzó la más reciente edición de su reconocida obra Pirata. Allí dijo: “Este es un libro que se aleja de la cantidad de tonterías que se escriben sobre los piratas, escritas además por gente que no ha visto el mar ni siquiera de lejos…unos bodrios incalificables. Mi pasión por el mar comienza desde niño, ya que mi familia tenía una pequeña casa en Higuerote… Yo he recorrido muchas de las rutas que tomaron los corsarios en su momento, desde la Florida hasta las costas de Nicaragua, es un mundo fascinante al que me fui acercando desde la pasión, además como submarinista he pasado unas trescientas horas bajo el mar”.
Pirata fue la obra más vendida en el stand de Venezuela. Esta no es la única obra sobre piratería escrita por Luis Brito, ya en 1998 había publicado Demonios del mar y en el 2001 Señores del Caribe. Brito García ofreció en la Filbo una conferencia sobre erótica y estética que son temas de sus últimas publicaciones.
También lanzó sus más reciente publicaciones Jorge Negrón Valera: el Libro de las cicatrices y Reyes y dinosaurios de Monte Ávila Editores y Editorial el Perro y la Rana, respectivamente. Carolina Álvarez presentó Algunos delitos mínimos, Daniela Abella presentó Relatos pioneros de la ciencia ficción Latinoamericana. El ministro de Comunicaciones e información de Venezuela, Freedy Ñañez presento Casa ajena. Elis Labrador hizo la conferencia titulada Domingo Fuentes, editor de la subalternidad venezolana.
El semanario VOZ habló con la escritora y crítica literaria Aminta Beleño gran narradora y ensayista que ha investigado sobre las particularidades del mundo cultural venezolano.
Relaciones culturales

¿Por qué dejó Venezuela durante diez años de venir a la Filbo?
-La respuesta es muy compleja, pero entre otras cosas porque se dañaron las relaciones entre el gobierno de Venezuela y Colombia. Afortunadamente, el año pasado el presidente Gustavo Petro ganó las elecciones y él decidió dar un vuelco de 180 grados a las relaciones con Venezuela. Y la mejor manera de hacerlos fue facilitar las relaciones culturales, en otras palabras, con los libros.
¿Cómo calificarías tú el apoyo de los intelectuales a los gobiernos de Chávez y Maduro?
-Realmente las relaciones entre los intelectuales y los gobiernos de la República Bolivariana de Venezuela no deben calificarse en un momento. Porque realmente fue un proceso. Porque fueron múltiples las acciones positivas que condujeron la situación del mundo cultural. Chávez comenzó promoviendo la cadena editorial. Editores, creadores, emprendedores, impresores, la parte de promoción de lectura, toda esa cadena de acciones editoriales se fue fortaleciendo para tener unos libros de calidad en todas las artes.
El libro y el pueblo
¿Cómo se hizo la promoción de la lectura durante el gobierno de Chávez?
-Se crearon espacios de formación, se llevaron libros para algunas comunidades que a lo a largo de la historia republicana no tenían formas fáciles de acceder al libro, ni en general a la cultura. Se organizaron actividades gratuitas y se proporcionaron también libros gratuitos. Una forma de estimular la lectura fue que en las alocuciones del presidente Chávez siempre se refería a la importancia de la lectura y mencionaba libros que debían ser leídos o consultados. Efectivamente, Chávez fue un permanente promotor de la lectura. Siempre tenía un libro y leía apartes y destacaba la importancia que tenían los libros para el pueblo.
¿Cómo calificarías el movimiento cultural de Venezuela hoy?
-El movimiento cultural está acompañando todo este momento de descubrimiento y de resistencias de un pueblo que se viene como autoconstruyendo y se cuestiona. Desde el punto de vista artístico, hay muchísimas manifestaciones que rescatan lo ancestral y el mestizaje. Pero por otro lado hay una terrible penetración de lo que implica las desvinculaciones totales de las raíces y elementos que no se explican a la luz de nada y que sencillamente se siguen ya que se convirtieron en la tendencia, en la moda. Entonces hay como una especie de resistencia a desaparecer del espacio autentico o de lo que se siente como identidad y hay también la otra parte, que es el borrón de la identidad y de ese proceso de diversidad que implicó las juntanzas de muchas culturas.
Nuevo momento
¿Cómo se manifiesta ese movimiento en las editoriales, en los libros y en la producción intelectual?
-Venezuela tiene en este momento una recuperación de la producción editorial, teniendo en cuenta que se vivieron momentos muy difíciles de crisis económica producto de todas las medidas de bloqueo, teniendo en cuenta que vive casi exclusivamente del petróleo, y lógicamente al bloquearse su principal fuente de recursos económicos, estos menguan y se tienen que hacer las prioridades se privilegia la subsistencia. Luego vino la pandemia y todo eso nos acompañó en los últimos años y el mundo editorial se vio afectado. Ahora vivimos un momento de recuperación, existen muchas editoriales alternativas y eso es muy importante.
Son editoriales privadas, pero uno las puede ver positivamente porque sus objetivos no son la venta y no ven el libro exclusivamente como un objetivo comercial, sino como un espacio de expresión. De esas múltiples manifestaciones del pensamiento y de la cultura que tenemos y están haciendo un esfuerzo muy grande por mantener la lectura y el libro impreso como un proceso vivo, dado que también nos arropa toda esa ola de los medios digitales.
Además, en pandemia llegaron los libros digitales, puesto que no había nada que hacer, no se podía salir, no había como contactarnos físicamente y también eso afectó la lectura física. En ese momento había en la juventud una pasión por la lectura a través de las plataformas digitales, eso nos ha afectado a quienes amamos el libro físico.
Pero yo diría vivimos un momento de auge y el hecho de que Venezuela esté aquí es una expresión de esa recuperación, se pueden ver varias editoriales algunas son patrocinadas por el Estado y otras somos alternativas que inventamos, para no errar como decía Simón Rodríguez, pero inventamos para seguir existiendo, y utilizamos las plataformas digitales para promover libros físicos.