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El primer Primero de Mayo en Colombia

La primera vez que se conmemoró la fecha en el país, esta no se entrelazó con la emblemática demanda por las ocho horas, ni con las tradiciones del movimiento obrero internacional

Grupo de Investigación Histórica

La conmemoración del Primero de Mayo se realizó en Colombia por primera vez en 1914. Por ese entonces el movimiento obrero era incipiente, y el significado e implicaciones de la fecha no fue el mismo que adquiriría algunos años más tarde.

Como sabemos, el Primero de Mayo surgió a raíz de los hechos que rodearon la lucha por la regulación de la jornada laboral de ocho horas, siendo una reivindicación proletaria recurrente desde mediados del siglo XIX en todos los países donde el capitalismo se iba abriendo paso. Sin embargo, en nuestro país, la primera vez que se conmemoró la fecha, esta no se entrelazó con esa demanda ni con las tradiciones del movimiento obrero internacional.

La lucha por las ocho horas

En los Estados Unidos desde la década de 1870 existía legislación federal que limitaba la jornada de trabajo entre ocho y diez horas, pero en la práctica no se cumplía. Las organizaciones sindicales de ese país declararon el 1 de mayo de 1886 como la fecha límite para que la regulación del tiempo de trabajo en ocho horas se aplicara definitivamente. De no cumplirse esta demanda, ese día se daría inicio a una huelga general.

Chicago, uno de los núcleos industriales norteamericanos más grandes para ese momento, y en donde una clase obrera compuesta por migrantes de diversas nacionalidades europeas sufría duras condiciones de vida, fue epicentro de la movilización.

Al cuarto día de iniciadas las protestas, el 4 de mayo, se adelantó un acto masivo en la plaza de Haymarket que tuvo un desenlace dramático. Luego de una explosión que cobró la vida de un policía, los agentes abrieron fuego contra la multitud, asesinando a 38 personas y deteniendo a otras tantas. Finalmente, las autoridades condenaron a muerte a cinco líderes anarquistas detenidos por su supuesta responsabilidad en los hechos.

Tras la masacre, la Segunda Internacional, organización de partidos obreros y socialistas, promovió el Primero de Mayo como una fecha para que el proletariado reivindicara la memoria de los mártires de Chicago, y con ello, la lucha por la jornada de ocho horas. Y más aún, desde 1904 la Internacional propuso que todas las organizaciones proletarias cesaran labores el 1 de mayo para que se cumplieran las demandas sobre la regulación del tiempo de trabajo.

El Primero de Mayo en Colombia

Cuando se celebró el Primero de Mayo por primera en vez en Colombia, en el país aún no había un vigoroso movimiento obrero y el proceso de modernización apenas comenzaba a abrirse paso.

Mientras la economía cafetera estaba dinamizando el mercado interno, los primeros núcleos obreros se fueron formando en torno a los transportes, especialmente alrededor del río Magdalena, la ruta del grano desde las zonas de cultivo hacia los mercados internacionales.

En las ciudades principales, como Bogotá –la única del país que su población superaba los 100 mil habitantes–, Medellín, Barranquilla y Cali, las primeras industrias convivían con manufacturas artesanales de diversa escala. Los artesanos, que contaban con una tradición asociativa previa, y algunos grupos de trabajadores asalariados comenzaron a darle forma a organizaciones de carácter gremial y político que desde la primera década del siglo XX se autoproclamaron obreras.

Varias de estas organizaciones políticas concentraron sus primeros esfuerzos en conquistar autonomía frente al bipartidismo, y estaban aún muy aisladas de los debates sobre el socialismo y la revolución social. De hecho, la integración internacional del movimiento obrero colombiano no se dio sino hasta la década de 1920, cuando el Partido Socialista Revolucionario intentó afiliarse a la Internacional Comunista.

La iniciativa de conmemorar el Primero de Mayo surgió de la Unión Obrera de Colombia, UOC. Esta organización, a diferencia de otras asociaciones precedentes constituidas por trabajadores y artesanos, consideraba que los intereses de los obreros, de los cuales se reclamaba como legitima representante, eran antagónicos a los de los industriales.

Desde una agenda que muchos han considerado de inspiración socialista, pues planteaba que los capitalistas explotaban a los obreros y, por tanto, eran sus antagonistas, la UOC trabajó por el proletariado apoyando a sus afiliados en la búsqueda de empleo y trabajando frente a los problemas sociales en los barrios populares capitalinos.

Facsímil de la edición N° 27 de VOZ de la Democracia, conmemorando el Primero de
Mayo de 1958. Foto archivo

¿Una fiesta cívica?

Pese a cierto lenguaje enérgico de la UOC, no tenemos evidencia que su iniciativa de celebrar el Primero de Mayo correspondiera a algún influjo ideológico radical o siguiendo el ejemplo de algún otro país.

La UOC solicitó el permiso de las fábricas capitalinas y de los grandes talleres para que la clase obrera pudiera salir a los actos conmemorativos sin riesgo de perder el día de paga. La propuesta fue apoyada por el Concejo Municipal, que además concedió vacaciones a los empleados de la ciudad el primer día de mayo, y también instó a las demás corporaciones municipales del país a seguir su ejemplo.

El acto central de aquel día de mayo de 1914 fue un desfile entre la Plaza de Nariño (actual Plaza de la Mariposa, en San Victorino) hasta el barrio obrero La Perseverancia. Los símbolos que primaron en la marcha fueron patrios: la bandera tricolor, bandas de música interpretando el himno nacional y loas a la soberanía del pueblo. Además, el desfile se detuvo en el Parque de la Independencia, donde se honró a los mártires de la gesta emancipadora.

En este evento no hubo banderas rojas ni otros símbolos propios del movimiento obrero internacional, tampoco referencia a los hechos de Chicago ni consignas por la jornada de ocho horas. No obstante, a pesar de parecer una fiesta cívica más, el Primero de Mayo de 1914, considerado en ese momento como “la Fiesta del Trabajo” o la “Fiesta del Obrerismo”, fue un momento en el que se reivindicó a la clase obrera.

El discurso central del evento estuvo a cargo del director de la UOC, José Nicolás Guzmán, quien señaló que aquella fecha marcaba en el país un hito en la ruptura de “los látigos de la esclavitud del obrero”, sometido por el “patrón fanático cebado con el fruto de aquel sudor santo de sus esclavos”. Reclamó, además, la dignidad del oficio manual y pidió el derecho al trabajo, simbolizado en una columna que se iba a construir en La Perseverancia.

Sin la iglesia

Y esto no fue todo. Otro de los aspectos importantes de esta celebración fue que se excluyó de los eventos públicos a la iglesia católica, un hecho inusitado en ese momento. Desde 1886, los conservadores entrelazaron a la iglesia y al Estado, y le otorgaron a la religión católica un carácter cívico: esta era un elemento fundamental de la identidad nacional. De esta manera, la religión tenía un rol central en la formación cívica y la vida pública, cosa que no ocurrió aquel mayo de 1914.

Algunos años más tarde el Primero de Mayo en Colombia terminaría adquiriendo el cariz que esta fecha revestía para el movimiento obrero internacional, mientras que la demanda por las ocho horas de trabajo apareció en el centro de las reivindicaciones proletarias en la década de 1920.

Las conmemoraciones serían protagonizadas en aquel tiempo por sindicatos y organizaciones políticas proletarias cada vez más radicales, y por un movimiento obrero que, tras el triunfo de la Revolución Rusa, comenzó a relacionarse cada vez más con las tradiciones, ideas y luchas internacionales.

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