Editorial 3232
Es momento de determinación. El presidente ha hecho ajustes y ha tomado decisiones en dos procesos de gran importancia: innovar en la ruta de implementación de los Acuerdos de Paz con 10 puntos que fueron publicados por este semanario en la edición anterior y por otro lado, reestructurar su gabinete en la búsqueda de mejores resultados, mayor ejecución y mayor impacto en la inversión social, la justicia social y la transformación territorial.
A tono con la necesidad de pensar más allá de lo electoral, pero sin perder de vista, el Pacto Histórico ha tomado trascendentales decisiones en su más reciente reunión nacional. Por un lado y como prioridad, es clara la disposición de crear una fuerza política unitaria que supere el carácter político electoral del Pacto y que se asuma como un proyecto estratégico de cambio en una perspectiva de larga duración, es decir, una fuerza que lidere un nuevo proyecto de nación caracterizado por la garantía de derechos y una democracia real basada en el poder constituyente.
Otra trascendental decisión tiene que ver con la concreción de un gran acuerdo nacional con fuerzas y poderes políticos, institucionales y sociales, e incluso internacionales. Se trata de un acuerdo que permita obtener resultados en la política de paz total y aprobar, implementar y sostener las políticas que emanan de las nuevas reformas sociales, como la ya aprobada reforma pensional, la estancada reforma agraria y las que vienen en la nueva legislatura como la reforma laboral, de salud y educativa.
Para el Pacto Histórico como nueva fuerza política unitaria, la intención y el reto de ganar las elecciones presidenciales de 2026 está en el horizonte de corto y mediano plazo. En el actual contexto y marco constitucional, las elecciones siguen siendo un componente importante en el proyecto de cambio. El reto está en superar esa condición meramente electoral en que cayó el Pacto, para dar paso a una real democracia donde el poder constituyente popular y social sea el activo de los cambios y el sujeto político juegue su papel de cohesión y liderazgo.
Los debates y reflexiones deben canalizarse hacia acuerdos que permitan la concreción de los mecanismos de la unidad. Debe haber una conciencia clara en cada organización o partido, de que el avance en la unidad amplia significa también ceder en aspectos particulares de cada uno. ¿Hasta qué punto están dispuestos a ceder en aras de la unidad? Es una pregunta clave que está por resolverse en próximas reuniones del Pacto Histórico.
El acuerdo nacional con fuerzas y poderes políticos ha convocado para los días 16, 17 y 18 de agosto de 2024 una reunión del Comité Central, su máxima dirección política, donde se tomarán decisiones relacionadas con los retos que se tienen como como partido de gobierno, en el impulso de las reformas laboral y de salud, y de las conclusiones del Pacto Histórico sobre la unidad y el acuerdo nacional.
El movimiento popular y social, desde su identidad y autonomía, se articula al proyecto político unitario. Trabajando coordinadamente con la bancada del Pacto, enfrentan juntos los planes desestabilizadores y golpistas de la derecha. Es necesario realizar la Asamblea Nacional Popular que definitivamente se realizará en Bogotá los días 14 y 15 de septiembre, como el escenario deliberativo del constituyente primario que soporte y le dé legitimidad popular al proceso unitario y al acuerdo nacional.