lunes, octubre 7, 2024
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“El legado de la Revolución es el amor”: Aleida Guevara March

En la Feria Internacional del Libro de Bogotá estuvo la pediatra, hija de Ernesto ‘Che’ Guevara y Aleida March. La revolucionaria cubana rinde homenaje a su padre con un libro que recopila la trayectoria del médico latinoamericanista

Anna Margoliner
@marxoliner

Aleida Guevara March es la hija mayor de Ernesto ‘Che’ Guevara y Aleida March. Es doctora en medicina especializada en pediatría, trabaja en el hospital para niños William Soler de La Habana y colabora en el Centro de Estudios Che Guevara. Ha desempeñado su labor como pediatra en Angola, Ecuador, México y Nicaragua, y también es escritora. Decidió cumplir, al menos en parte, el sueño de su madre: completar el libro sobre medicina que estaba escribiendo el Che.

Su camino hacia esta publicación estuvo precedido por otros textos. Ella menciona que: “las palabras cuando se dicen se pierden en el aire, en cambio las que quedan escritas en un papel son para siempre, para llevar el mensaje que se quiere dar a más gente”. Así, su primera publicación es una entrevista a Hugo Chávez a quien recuerda como un hombre excepcional que logró hacer cosas extraordinarias en su país y en América Latina. Cuenta que terminó dedicándole el libro a la abuela del dirigente porque, “Chávez hablaba mucho de su abuela con un amor y con una ternura que tuve que dedicárselo, ya que su nieto la seguía amando y eso me conmovió mucho”.

Camino hacia el Che y la Medicina

Hablando sobre el legado de su padre señala que, muy pocas personas recuerdan su profesión y aún más el ambicioso proyecto que pretendía elaborar a partir del cual surge la publicación que fue lanzada en Bogotá el 20 de abril del 2023: “El Che y la medicina (2022). Este proyecto tiene atrás uno más ambicioso, nos cuenta ella: mi papá escribe siendo joven un boceto de un libro sobre el médico latinoamericano, desgraciadamente no desarrolló casi nada y el sueño de mi mamá es que yo terminara; sin embargo, requiere de mucho tiempo, es una investigación muy seria porque habla del médico latinoamericano desde el tiempo precolombino hasta la actualidad”.

Aleida reconoce que esto conllevaría años de dedicación. Por eso, decidieron hacer una recopilación de todo lo que el Che había escrito desde joven. “Fui buscando toda una serie de información para hacer un libro muy sencillo y ameno que, sobre todo, está dedicado a los jóvenes, las nuevas generaciones de galenos”, reflexiona Guevara March.

La salud, un derecho universal

Con relación a la reforma a la salud, que se ha puesto en discusión por parte del Gobierno colombiano que lidera Gustavo Petro, Aleida asegura: “La salud de un ser humano no puede ser mercancía ¿Cuánto tú pagas por la vida de tus hijos, de un padre o de una madre? No puedes pagarla, dado que no tiene precio. La vida es un derecho sagrado del ser humano”.

Aleida recuerda los principios de la medicina y su relación con la sensibilidad hacia los otros, que deriva en la búsqueda de la dignidad humana: “Las personas que nos llamamos médicos de alguna manera tenemos la responsabilidad de darle al pueblo las posibilidades de vivir mejor y con más dignidad. Nosotros podemos hacerlo. Mi papá decía que el médico, al estar tan cerca del dolor de un ser humano, se puede convertir en un gran combatiente, puesto que sabe de lo que estamos hablando”.

Menciona al respecto su experiencia operando cataratas de forma gratuita en América Latina, lo que demuestra la posibilidad de acceder a la salud como un derecho, no como un lucro para quienes ejercen como médicos y la forma en que estos han mercantilizado lo que se debe garantizar: “Una cosa tremendamente dura son los colegios médicos que son elitistas en general. En Latinoamérica por lo menos impiden que la gente acceda a estos derechos, dado que si yo demuestro que puedo salvar la vida de un ser humano de forma gratuita dime, ¿qué EPS hará eso? ¿qué quedará para ellos?”.

Aleida Guevara y Claudia Flórez, secretaria general del Partido Comunista.

Experiencia cubana

A pesar de ser una vanguardia en medicina, Cuba se encuentra gravemente afectada por el bloqueo que los Estados Unidos ha ejercido en su contra. Existen organizaciones que trabajan en pro de mejorar las condiciones en ese país, pero la situación es preocupante; no hay la cantidad suficiente de medicamentos.

Aun así, Aleida dice que en Cuba son afortunados porque “no hay médicos privados. Los únicos que pueden hacer una consulta privada son los que se han formado antes de la revolución, que ya quedan muy pocos. Los que nos formamos con la revolución no tenemos esa posibilidad. Así es como debería ser la salud: tiene que ser pública, es un derecho de todo el pueblo”.

La solución por la que han optado ha sido rescatar los conocimientos ancestrales de medicina, no solamente relacionados con la herencia indígena o africana, sino con el aprendizaje desde otras culturas, como la acupuntura china y la medicina tradicional hindú, que proporcionan alternativas al bloqueo siendo su base el uso de hierbas, minerales, entre otras. Destacada la importancia de rescatar esos conocimientos y aplicarlos a la vida cotidiana, recuerda, por ejemplo, la experiencia que tuvo con parteras indígenas en el norte de Ecuador:

“Ellas me enseñaron lo que yo nunca había aprendido en libros. En Nicaragua hice 100 partos sola y pensé que era un máster haciéndolos. Nada que ver. Cuando aprendí con ellas cómo usaban la hierba para hacer dilataciones, casi ninguna tiene que cortar nada o tiene desgarros. Es una ciencia extraordinaria, un conocimiento ancestral. Todas saben que la mujer debe parir arrodillada o sentada, nunca acostada, nosotros tenemos mucho que aprender. Una de las experiencias tremendas sería rescatar de nuestros pueblos autóctonos todo ese conocimiento ancestral y llevarlo a la práctica, aprenderíamos mucho”.

La impronta de Aleida March

Al finalizar, Aleida nos contó cómo desde muy pequeña tomó la decisión de ser médica: “Mi papá era el centro de mi vida y sigue siéndolo, pensaba que es una manera de rendirle homenaje. Además, me gustaba, pues cuando mi mamá tuvo mi último hermano, el más pequeño, se le infectó un punto en la herida; fue cesárea. Ella me dejaba que le pasara un algodón con alcohol por la herida y yo lo manipulaba muy bien. Ahí empecé a decir que quería ser médico de niños, ya que no decía bien la palabra con tres sílabas, ni blanco, ni pediatra.

Considera que una de las maneras de ser recíproca con el pueblo por todo el amor que le han dado por ser hija del Che es siendo médica: “En Cuba la medicina es gratuita, al servicio del pueblo y es preventiva. Tu trabajas previniendo más enfermedades que curándolas y también tiene carácter internacionalista. Decidí estudiar medicina puesto que al ser digna hija de mi pueblo estoy dándole también todo el honor y el orgullo que significa ser hija de un hombre como el Che y de una mujer como Aleida March”.

“Mi madre nos enseñó algo muy lindo de chiquitos y era que nos teníamos que parar muy firmemente sobre la tierra, recibir todo lo que el pueblo nos daba de cariño, porque era en nombre de mi papá que había que recibirlo. Aunque dejar pasar todo lo que tú no te has ganado por cuenta propia. Eso ha sido muy bueno, muy útil para nosotros. Si hoy somos hombres y mujeres socialmente útiles se lo debemos a ella, en su educación, en su firmeza, en su integridad revolucionaria, sin ella no sé qué hubiera sido de nosotros”.

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