80 poetas, 40 naciones, 74 actos de entrada libre y gratuita donde se vivió el amor por la palabra, la escucha, el diálogo y el encuentro para la vida y la paz
Redacción Cultural
El Festival Internacional de Poesía de Medellín ha atravesado intacto un tercio de siglo de cambiante historia de la ciudad y del país. Teniendo como eje temático Canto de Amor del Planeta, se realizó su 34 versión que cerró el 20 de julio, coincidente con el día de nuestra independencia nacional, como señal de un canto de libertad en este bello sur de lucha y dignidad.
El Festival se desarrolló bajo la luz enriquecedora de las culturas de la tierra y la unidad de los pueblos del mundo. Se confirmó una vez más, que la búsqueda del origen de nuestros pueblos a través de la poesía, como el camino del Inca, es el camino de nuestra propia verdad y nuestro propio destino.
Refiriéndose al Festival como experiencia que cambia vidas y sociedades, en 2006 se le otorgó el Right Livelihood Award o Premio Nobel Alternativo “por afirmar y expresar los valores humanos de la belleza, la creatividad, la libertad de expresión y por su trabajo con la comunidad, en oposición al miedo y a la violencia que prevalecen en Colombia y en el mundo todavía hoy”.
Se van, siendo otros y mejores seres
Entre luces violetas, en el Auditorio Carlos Vieco, las y los poetas se despidieron con la alegría y la emotividad de haber compartido con miles de personas, con la vivencia de un nuevo despertar al entrar en contacto con tantas vidas e historias, que ahora nutren sus verso y sus poemas. Se van, siendo otros y mejores seres.
Quienes e quedan en Medellín y Colombia, atesoran el dialogo y el contacto con la nueva palabra del mundo: La Poesía.
“Una vez más la poesía fue el abrazo potente, la bendición de la vida sobre miles, una imaginación superior a la realidad, más fuerte que la guerra y que la muerte, la hermandad entre la poesía y el pueblo, la alianza entre el origen y el porvenir del sueño humano”, “un sentido y emocionante espacio que nos llevó por un viaje literario mágico, donde la palabra cobró vida” se lee en los muros de las redes.
“¡Así vivimos el 34° Festival Internacional de Poesía de Medellín!” creciendo con los siglos del amor
José Mena Abrantes (Angola)
Ocupación
Atento el niño preparó la piedra
el barullo era ya tantísimo
cuando él saltó el muro
y acertó de lleno
en el tanque
Magia
Por el azul oscuro del cielo
una enorme luna anaranjada
sale de la chimenea de una casa apagada
un niño corre detrás de ella
Celia A. Sorhaindo, Dominica
Ámbar gris
algunos gusanos de pirita devorados hace tiempo permanecieron
adheridos a nuestras gargantas. Irritados. Intentamos
con miel. tosimos. tragamos fuerte.
Se necesito una puñalada en la negritud para escupirlos
completamente. mira. escucha. trozos de ámbar sacados a la luz
desde la oscuridad profunda. vomitados. pútridos,
manchando páginas de playas vírgenes. huele este caos
globular en masa, batido entre los vientres de las bestias.
aunque no valga millones, aún no tiene precio.
Y tú, solo funcionas normalmente. Inmerso en tus
asuntos. sumergiendo un anzuelo curioso para alguna
criatura brillando en un océano de palabras.
Puedes alimentarte y a tu aldea entera por algún
tiempo, con esta pepita de certeza que pescaste
Katherine Wiedemann
Hallazgos oníricos
Que el anochecer es la antesala de la muerte, como los primeros rayos de sol son
pintura en lienzo renacentista, por eso durante esta danza transitoria puedo
vislumbrar en ensoñación aquellos seres que ya no se visten de noche, ni de
mañana, que se han despojado de su atuendo transitorio, pero que continúan
danzando con quienes se atreven a transitar el mundo onírico al encuentro con
la verdad, aquellos valientes que, sin siquiera entenderlo, se atreven día tras día
a morir y renacer de nuevo.
Me tardó varias transiciones descubrir que una no es precisamente la
consecuencia de la otra, que la vida contiene a la muerte y la muerte contiene a
la vida, que se funden en la experiencia atemporal de este viaje que han llamado
vida, que quienes se hayan en aquel mundo onírico están despiertos, que quien
va a despertar seré yo en el momento en que reconozca mi verdadera esencia
divina.