Redacción Internacional
“Hoy comienza una era de paz y prosperidad, de crecimiento y desarrollo. Una era de libertad y progreso”, dijo el recién posesionado presidente de Argentina, Javier Milei, ante una multitud expectante, que se agolpó en las afueras de la Casa Rosada, sede del gobierno, para escuchar su primer mensaje a la nación, hacia el medio día del pasado domingo 10 de diciembre.
Pero lo que en un momento pudo parecer un mensaje de cambio, rápidamente se desvaneció, cuando a renglón seguido Milei anunció un duro ajuste fiscal, como apuesta de sus primeros meses de gobierno. Un verdadero plan de ‘shock’ que, como lo anunció durante su campaña, se traducirá en privatizaciones y desmonte de las prerrogativas sociales atesoradas por el pueblo argentino en largos años de lucha reivindicativa.
Tras reiterar que “hoy comienza una nueva era en la Argentina”, Milei precisó: “No hay vuelta atrás, hoy enterramos décadas de fracasos, peleas intestinas y disputas sin sentido, peleas que lo único que han logrado es destruir a nuestro querido país y dejarnos en la ruina”.
Tras asegurar que “ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que recibimos nosotros”, Milei sentenció: “No hay alternativa posible al ajuste. Tampoco hay lugar para el debate entre el shock o el gradualismo”. Dijo que Alberto Fernández dejó “la bomba” de la deuda, el estancamiento del empleo formal, una inflación desbocada -que cifró en 15.000 por ciento anual, pese a que los datos oficiales la proyectan en 160 por ciento- y la caída del ingreso real.
Concilió con ‘la casta’
Las medidas de choque y su política de privatización, de reducción del rol del Estado, en favor de la iniciativa privada, se darán en un contexto de una aguda crisis social. Cerca de la mitad de la población argentina vive en la pobreza y Milei vaticina que este porcentaje podría llegar hasta el 95 por ciento con su agenda de ajuste.
La inflación superará el 160 por ciento anual ya en este mes de diciembre. Hay escasez de reservas en dólares, un déficit fiscal del tres por ciento del PIB y una deuda récord que habrá que seguir pagando durante varios años. Estas son solo algunas de las condiciones en las que Milei, un economista liberal de extrema derecha, novato en política, sin estructura política propia y sin respaldo mayoritario en el parlamento, comenzó el pasado domingo un mandato de cinco años.
El líder de La Libertad Avanza, LLA, partido que fundó en Buenos Aires en 1991, supo ganarse el voto de más de la mitad del electorado argentino con un discurso antipolítico, promesas de cambios profundos y propuestas radicales, que fue suavizando y descartando al final de su campaña. Así fue con propuestas como la dolarización y el arrasamiento de la que llamó ‘la casta’ o ‘los mismos de siempre’, con los que terminó conciliando, e incluso incorporando a su gabinete.
