martes, abril 23, 2024
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CELAC de gobiernos y pueblos

Editorial VOZ 3158

Mientras Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos declara públicamente en tono de amenaza imperialista, que su país está desarrollando un rol para expropiar la Amazonía, el agua dulce, el petróleo y el litio en América Latina, los gobiernos latinoamericanos se reunían en espíritu solidario y de cooperación multilateral relanzando la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC.

En Buenos Aires, Argentina, se retoma la concertación, la integración regional y la unión de esfuerzos entre los Estados de América Latina y el Caribe, buscando soluciones conjuntas encaminadas a elevar el bienestar social y la calidad de vida a través de la democracia, la equidad y la justicia social.

Son dos lenguajes que se oponen, el de Richardson que expresa la avaricia imperialista y colonialista contemporánea norteamericana y el de la CELAC, que expresa el equilibrio entre autonomía y solidaridad, entre soberanía e intereses comunes y que prioriza el diálogo y la concertación, pensando en el bien de 600 millones de latinoamericanas y latinoamericanos.

La CELAC es hoy junto a UNASUR y el ALBA, los más importantes organismos de acción colectiva gubernamental latinoamericana, que generan mecanismos de defensa política y económica ante la crisis alimentaria y climática en el mundo. La reunión es clave también para enfrentar al actual momento de arremetida de las derechas latinoamericanas, agentes incondicionales de EE.UU., utilizadas contra los gobiernos populares, alternativos, de izquierdas y progresistas.

Solo la unidad de los pueblos y los gobiernos democráticos latinoamericanos, liderados por la CELAC, podrán detener y desmantelar los planes de asaltos y ataques contra los gobiernos progresistas de la región.

La CELAC tiene dos retos en la actual coyuntura política latinoamericana. Primero, enfrentar y detener la ultraderecha que en Perú, Brasil y Colombia desarrollan sus tácticas y estrategias desestabilizadoras y guerreristas. Segundo, desafiar las políticas y acciones de Washington, que utilizando a la Organización de Estados Americanos, OEA, han tratado de debilitar y acabar con UNASUR y con la misma CELAC. Es tarea central evitar que la OEA repita la acción nefasta que utilizó en Bolivia para consolidar el golpe contra Evo Morales y la democracia plurinacional boliviana.

El pretexto obsoleto de que Latinoamérica se convierta en el mayor satélite de la política geoestratégica de China y Rusia, es la conocida falacia gringa, para emprender acciones desestabilizadoras, ataques a las instituciones y derrocar gobiernos elegidos democráticamente. Pero este argumento esconde el nerviosismo de las derechas latinoamericanas y del sector fascista y más guerrerista de los EE.UU. El avance de los procesos de construcción de gobiernos populares latinoamericanos, es directamente proporcional al debilitamiento del guerrerismo, el fascismo y el neocolonialismo que promulgan estas derechas.

La CELAC institucional y gubernamental, cuenta además con un gran apoyo social. En coherencia con sus objetivos, se reunió también la CELAC Social, liderada por diferentes delegaciones de organizaciones sociales y partidos políticos que integran los proyectos emancipatorios de Nuestra América y que impulsan una agenda soberana y unitaria, liderada entre otros, por el expresidente boliviano Evo Morales.

La CELAC Social es un gran aporte en la lucha contra el intervencionismo desestabilizador estadounidense. La perspectiva es construir una fuerte llave entre gobiernos democráticos y pueblo consciente, organizado y movilizado.

Nuestra América como expresó José Martí, espera que esta reunión de la CELAC, oriente la corrección de errores en la configuración y desarrollo de políticas económicas y sociales, recoja las experiencias de resistencias y de construcciones alternativas y populares, que cuente con sus pueblos y aporte caminos claros de solución a la pobreza y la inequidad para avanzar en la democracia y en la consolidación de la paz con justicia social.

Las reformas radicales y de inclusión económica que hoy lidera el gobierno del Pacto Histórico en Colombia que orienta Gustavo Petro y Francia Márquez con una alta participación social y popular, deben convertirse en referentes a ser analizados en la VII Cumbre.

La reunión trató temas como, el libre tránsito de los y las ciudadanas latinoamericanas, generando mayores articulaciones entre la Comunidad Andina de Naciones y el Mercosur; se tuvo en cuenta en la sugerencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de “comenzar a explorar y avanzar en superar las barreras a nuestros intercambios, simplificar y modernizar las reglas y fomentar el uso de las monedas locales. También se debe debatir la posibilidad de crear una moneda sudamericana común que pueda usarse tanto para los flujos financieros y comerciales, reduciendo los costos operativos y reduciendo nuestra vulnerabilidad externa y la dependencia lesiva del dólar”.

La CELAC, tanto la gubernamental como la social, y los otros organismos de integración latinoamericana, no son entes aislados y lejanos a los pueblos. Los jefes y jefas de Estado y de gobiernos que acudieron a la cita son nuestros compañeros y compañeras de lucha, los temas que tratan tienen que ver con nuestras vidas urbanas y rurales, con nuestras soberanías y autonomías como sociedades y Estados, tienen que ver con la identidad latinoamericana.

Defender y apoyar a la CELAC es construir la libertad de Nuestra América.

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