viernes, marzo 29, 2024
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Balance económico, laboral y sindical del cuatrienio 2010-2013: Santos reprueba

La Escuela Nacional Sindical, ENS, presenta un informe que da cuenta de la actitud del actual gobierno con respecto a las relaciones laborales y el incumplimiento de acuerdos internacionales. VOZ publica un extracto de la presentación del informe

Las mujeres siguen siendo las más afectadas por la violación a sus derechos laborales.
Las mujeres siguen siendo las más afectadas por la violación a sus derechos laborales.

Redacción laboral

El Plan Nacional de Desarrollo “Prosperidad para todos” tenía como metas el crecimiento de la economía en un 6,2 por ciento, el incremento de los ingresos y la disminución de la tasa de desempleo a un dígito, 8,9 por ciento, además de la creación de 2,4 millones de empleos nuevos hasta 2014 y la formalización de 500 mil puestos de trabajo informales.

Luego de cuatro años de gobierno el panorama es desalentador: perdura, y en algunos casos se agudiza, la desigualdad, la informalidad, la tercerización, la precariedad laboral, la desprotección social, las prácticas antisindicales, la violencia antisindical y la impunidad de los crímenes cometidos contra sindicalistas.

Con un ingrediente adicional, el gobierno Santos también incumplió tres importantes compromisos laborales internacionales: el Plan de Acción Laboral firmado con el presidente Barack Obama como condición para la firma del TLC con Estados Unidos; la denominada “Hoja de Ruta”, que es la cláusula laboral incluida en el TLC con la Unión Europea; y las recomendaciones de la Misión de Alto Nivel de la OIT que visitó a Colombia a principios de 2011.

El empleo existente se está generando en condiciones precarias, en donde a los trabajadores no se les garantiza sus mínimos derechos laborales acentuando los problemas de informalidad y tercerización laboral.

Persisten desigualdad, pobreza e indigencia

Colombia continúa siendo uno de los países más desiguales de la región, y así lo reconoce el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz al afirmar que “Colombia tiene uno de los niveles de desigualdad social más grandes en Latinoamérica…”

Este gobierno focalizó sus esfuerzos en el crecimiento económico, mas no en políticas eficientes que impulsaran la distribución de la riqueza y tuvieran un impacto en el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes y en un mayor progreso social.

Y no sólo es desigual la distribución de la riqueza en el país sino que ha sido agravada por un sistema tributario que acolita que los más ricos paguen muy pocos impuestos.

Según datos de la DIAN, el uno por ciento más rico se queda con una quinta parte (20 por ciento) de la riqueza producida en Colombia. La tasa de indigencia o de pobreza extrema nacional para inicios de periodo era de 12,3 por ciento y en 2013 se ubicó en 9,1 por ciento, mientras que en la zona rural pasó de 25,0 por ciento a 19,1 por ciento.

Para 2010, el 50,5 por ciento de los ocupados ganaban menos de un salario mínimo mensual legal vigente (smmlv), para 2011 y 2012 eran el 49,2 por ciento y 55,1 por ciento respectivamente. En 2013 el 45,33 por ciento de los ocupados recibía hasta un smmlv, mientras que el ingreso promedio del país era de $816.646. Este ingreso apenas representa el 97 por ciento de la línea de pobreza por hogar.

El crecimiento de la economía para el promedio de los cuatro años fue de 4,7 por ciento y para el 2013 de 4,3 por ciento, casi dos puntos porcentuales por debajo de la meta. Para este último año, la economía estuvo jalonada por otros sectores como la construcción (9,8 por ciento), los servicios (5,3 por ciento), la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca (5,2 por ciento), la explotación de minas y canteras y el suministro de electricidad, gas y agua (ambas con el 4.9 por ciento).

La creación de empleos viene desacelerándose, es decir, en 2010 el empleo creció en 4,3 por ciento, representando 793 mil nuevos empleados, pero en 2012 el empleo creció 3,4 por ciento, aportando 677 mil nuevos empleos y en 2013 el empleo sólo creció en 1,7 por ciento, con un incremento absoluto de sólo 352 mil nuevos empleos, menos de la mitad de los empleos que se generaban en años anteriores.

Para 2013 el 79,2 por ciento de los ocupados se concentraba en dos posiciones ocupacionales: empleado particular y los trabajadores por cuenta propia. Estos últimos participaban con el 42,8 por ciento en el total de ocupados, representando a nueve millones de trabajadores. Cabe recordar que esta categoría hace parte de lo que la OIT considera como empleo vulnerable.

Un indicador de especial importancia es la tasa de inactividad, la cual se ha mantenido. La población económicamente inactiva comprende a todas las personas en edad de trabajar que no participan de la producción y se estima por encima de 35 por ciento en el cuatrienio.

La metamorfosis de la tercerización

El país ha sufrido una transformación en materia de contratación laboral, debido al incremento de formas “atípicas” de contratación. A medida que el número de cooperativas de trabajo asociado, CTA, y de personal “asociado” comienza a disminuir de 2010 a 2012, se observa el crecimiento análogo y proporcional de trabajadores vinculados a través de empresas de servicios temporales, EST, y de contratos sindicales. En términos absolutos: si para 2010 el total de vinculados mediantes estas tres figuras era de 1.136.016 personas, en 2012 el acumulado fue de 1.140.606.

Las mujeres permanecen como una de las poblaciones a las que más se le vulneran sus derechos laborales. Si bien se ha presentado un avance en materia de participación y ocupación, se siguen presentando diferencias sustanciales con respecto a los hombres, al punto de ser ellas las que más alta tasa de desempleo tienen. Para 2013, la tasa de desempleo de las mujeres se ubicó en 12,7 por ciento, esto es 5,3 puntos porcentuales de la tasa registrada por los hombres que fue de 7,4 por ciento.

En el caso de los jóvenes, la tasa de desempleo juvenil sigue siendo superior al promedio de América Latina, ubicándose en 15,5 por ciento. En este cuatrienio solo 194 mil jóvenes han salido del desempleo. Para el último año el 31,6 por ciento de los jóvenes eran cuentapropistas y se ubicaban en sectores como el comercio y los servicios, que lejos se encontraban de ser sectores claves para la intervención e inversión estatal.

El incremento de los contratos sindicales

Son evidentes la utilización antisindical de los pactos colectivos y de los tribunales de arbitramento, y el incremento de la tercerización ilegal, principalmente en el sector de la salud, sector en el que, para eludir la prohibición de subcontratar a través de falsas cooperativas de trabajo asociado, se promovió la conformación de falsos sindicatos con los que luego se negociaron el 97,4 por ciento (939) del total de contratos sindicales en el país.

En este periodo se registraron, por lo menos, 2.291 violaciones a la vida, la libertad y la integridad cometidas contra sindicalistas, 627 contra mujeres y 1664 contra hombres. Entre otras, fueron asesinados 139 sindicalistas, se presentaron 57 atentados de muerte, 18 desapariciones forzadas, y alrededor de 1.634 amenazas, sin que existan avances significativos en las investigaciones, sin que inicien juicios y sin que se logren condenas y capturas. Persiste la impunidad.

La protesta sindical y laboral aumenta, pero las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores no mejoran. De acuerdo con el seguimiento realizado por la ENS, entre 1991 y 2013, se han registrado al menos 2.277 acciones colectivas sindicales y laborales en el país, de las cuales 1.061 ocurrieron en los últimos cuatro años; es decir, el 46,5 por ciento de las protestas, lo cual indica un avance sustancial donde el promedio histórico de acciones por año pasa de 103 a 265.

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