martes, abril 23, 2024
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Un fantasma recorre el Tour

Nuevas acusaciones de dopaje contra Christopher Froome

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

Un fantasma recorre el ciclismo mundial: el fantasma del dopaje. Algunas fuerzas de este deporte se han unido en una cruzada para acosar ese fantasma: jueces y ciclistas, periodistas y aficionados, técnicos y médicos. Aun así, la pelea no se ha ganado.

El problema no es nuevo. Desde la antigua Grecia se relata que los fondistas, saltadores y luchadores de los Juegos Olímpicos recibían ingredientes naturales o se les realizaba operaciones de extirpación de bazo para mejorar el rendimiento. También se documenta cómo los incas mascaban hojas de coca para mejorar en sus luchas y en sus trabajos. Es decir, durante la historia los hombres han intentado mejorar su capacidad de rendimiento de manera artificial para ser los mejores en la guerra, la caza y el deporte.

El espectro vuelve a estar presente en el Tour de Francia por las acusaciones contra el británico Christopher “Chris” Froome, después de su rendimiento en la etapa a La Pierre-Saint Martin, el pasado 14 de julio, el primer alto de categoría especial. Esta la ganó y le sacó más de un minuto al superescalador Nairo Quintana. De Chris han dicho hasta que usa pequeños motores eléctricos en su bicicleta.

Ante las acusaciones, el pedalista, ganador del Tour en 2013 y actual líder del mismo, respondió: “A esas cosas no les presto atención, me encuentro concentrado en la carrera. Hace dos años fue lo mismo, debo responder a preguntas sobre dopaje, pero prefiero hablar del Tour, de lo deportivo. Me gusta que se implementen los análisis nocturnos o que vengan a hacernos test a Tenerife. Defiendo el ciclismo limpio”.

Lo cierto es que no se ha comprobado nada. Pueden ser falsas acusaciones o especulaciones y el mundo deportivo está ante otro fenómeno de esta dura disciplina deportiva.

Las sospechas sobre la alteración de las bicicletas tomaron más fuerza este año luego de un informe de la Comisión de Investigación sobre el Ciclismo, al que puso atención la Unión Ciclista Internacional, UCI. Por esto, se implementaron controles técnicos en algunas competiciones europeas, entre ellas el Giro de Italia, aunque en número muy reducido. En el actual Tour se realizaron en las etapas dos, ocho y nueve, en 19 bicicletas de ocho equipos diferentes.

Y aunque parezca ficción, el dopaje mecánico o tecnológico es una ayuda ilícita al ciclista con la que gracias a un pequeño motor puesto en el marco de la bicicleta o en las ruedas, se facilita el pedaleo.

En un reportaje del periódico deportivo francés L’Équipe se explicó el funcionamiento de estos motores eléctricos, mostrando el trabajo del ingeniero húngaro Istvan Varjas, famoso por crearlos y quien asegura haber vendido en Mónaco e Italia, pero nunca a gente relacionada con el ciclismo profesional.

Ilustracion pag 16

Algunos tienen un diseño cilíndrico con baterías de litio, que se introducen por el mismo lugar que entra el sillín (ver ilustración). La fuerza se transmite al eje de los pedales mediante una punta con forma de hélice. No miden más de 22 centímetros de largo y tiene un diámetro de 31,6 milímetros. Pesan solamente 750 gramos, más las baterías.

Casos sonados

El dopaje siempre ha rondado al ciclismo. El caso más conocido es el de Lance Armstrong, quien confesó haberse dopado para ganar varios Tour de Francia. El siete veces campeón de esta carrera era acusado de esa práctica desde años antes que se comprobara. El norteamericano aceptó el dopaje al que consideró “normal” ya que formaba parte de una “cultura”.

Otro de los casos sonados fue el del francés Laurent Fignon, corredor profesional durante once años, ganador del Tour de Francia en 1983 y 1984, quien también lo aceptó. “Era el sistema el que nos traía eso. Era parte del trabajo, parte del juego”.

Algunas sustancias

Según el Comité Olímpico Internacional, COI: “Cuando las necesidades demandan un tratamiento médico con alguna sustancia que, debido a su naturaleza, dosificación o aplicación sea capaz de mejorar las prestaciones en una competición de una manera artificial o antideportiva, esto será contemplado como dopaje”.

Las sustancias más conocidas usadas por los corredores son la eritropoyetina, comúnmente conocida como EPO; la testosterona; la cortisona u hormona de crecimiento humano. Entre los efectos de esta última está el estímulo para la creación de glóbulos rojos y mejorar el rendimiento físico al hacer que llegue más oxígeno a los músculos.

En el ciclismo existen asociaciones y fundaciones que luchan para promover el deporte limpio. En el ámbito mundial, el organismo más representativo es la Agencia Mundial Anti Doping, WADA, por su nombre en inglés. Se encarga de la ciencia, la medicina y la investigación científica y de realizar la lista de prohibiciones, con las sustancias que se consideran dopan­tes y que los deportistas tienen prohibido consumir. Pero hecha la ley, hecha la trampa.

En esta batalla la UCI anunció medidas para endurecer su sistema contra el dopaje. Entre sus propuestas está exigir requisitos a los equipos a la hora de elegir los cargos clave, como el de director deportivo o médico. También quiere desarrollar un programa de denunciantes para con testimonios ayudar a destapar casos, y la colaboración de la industria farmacéutica para identificar nuevas sustancias.

Froome se ha mostrado favorable a la propuesta de aumentar los controles nocturnos, entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana, tiempo que puede permitir a los ciclistas administrarse microdosis que pasan desapercibidas al día siguiente.

Por ahora, el dopaje seguirá presente en los deportes en el ámbito competitivo, sin importar que represente la desnaturalización del objetivo de estas prácticas. Terminarlo, también pasa por ver al deporte como algo más allá de un espectáculo o un negocio para grandes corporaciones.

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