Redacción Internacional
Con las expectativas puestas en su promesa electoral de que va a luchar con denuedo por derrotar la corrupción, la criminalidad organizada y la pobreza, los guatemaltecos votaron en forma mayoritaria por el candidato del movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, a quien llevan a la presidencia de la República con una votación del 59 por ciento de las papeletas, frente al 36.3 por ciento de su contendora, Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE.
Al término de la jornada electoral, en la noche del pasado 20 de agosto, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, Irma Palencia, confirmó el triunfo del líder socialdemócrata, de tendencia centrista: “Habló la voz de los ciudadanos. Las elecciones se ganan o se pierden en las urnas. Guatemala fue la que ganó”, precisó la funcionaria.
Por su parte, al recibir la confirmación de su triunfo, Arévalo dijo que aceptaba “con muncha humildad esta victoria que nos ha dado el pueblo de Guatemala”. En una conferencia de prensa, luego de que el Tribunal Supremo Electoral publicara los resultados preliminares, Arévalo dijo, acompañado de su fórmula vicepresidencial Karim Herrera, que “lo que el pueblo grita es basta ya de tanta corrupción”.
Los dos pegaditos
“Gracias, porque este triunfo no es nuestro, es de ustedes. Esta victoria es del pueblo de Guatemala y unidos lucharemos contra la corrupción”, puntualizó. Diputado al congreso de Guatemala en la actual legislatura, Arévalo es además diplomático de carrera y nunca figuró como favorito en las encuestas, por lo cual su paso a la segunda vuelta electoral ha sido para muchos una sorpresa.
En realidad, los dos partidos que pasan a segunda vuelta tienen tendencia socialdemócrata, solo que Semilla aparece como más al centro y alberga algunas posiciones progresistas. Pero ninguno de los dos cuestiona la vigencia del modelo de desarrollo neoliberal, que en Guatemala anda de la mano del narcotráfico.
Ninguno de los dos tiene mayorías en el congreso, por tanto, es muy difícil que se puedan adelantar reformas sustanciales en el país, y sí deberán acudir para sus políticas, al aval de la Embajada de los Estados Unidos, que tradicionalmente ha practicado una política abiertamente injerencista en el país centroamericano.
El ejército de migrantes guatemaltecos, expulsados hacia los Estrados Unidos, seguirá creciendo, si se toman en cuenta predicciones de la banca local. Pues para 2027 ya no habrá 6 de cada 10 ciudadanos en situación de pobreza, como ahora, sino que el 65 por ciento o más de la población estará en condiciones de miseria o de pobreza extrema.