Editorial 3242
Claudia Sheinbaum la nueva presidenta del país azteca es una mujer que desde su época de estudiante de bachillerato inicio sus actividades de líder revolucionaria defensora de la causa de los excluidos y de los derechos de las mujeres mexicanas y latinoamericanas. Consecuente con esta ideología acompañó a López Obrador a fundar el partido Morena.
Los académicos que han trabajado con la presidenta la reconocen como una líder científica y política muy reflexiva, creativa y firme en sus decisiones sobre ciencia y política. Su formación política izquierdista comenzó en su hogar, donde sus padres, en los años represivos de los sesenta, le apoyaban los movimientos estudiantiles y expresaban su solidaridad visitando a los jóvenes detenidos en las cárceles de su país. Allí inició Sheinbaum su formación progresista y de izquierda.
La conocida escritora y también lideresa izquierdista Elena Poniatowska, comenta en la prensa de su nación, que la formación progresista de la nueva mandataria del país azteca comenzó en su hogar, “En las reuniones de su casa Hablábamos de política y de mejorar las condiciones de la gente, porque siempre fuimos gente de izquierda. Ahí estaba Claudia, ese fue su ambiente familiar, un espacio donde no había discriminación”
Algunos destacan la radical influencia que ejercieron los comunistas mexicanos sobre los padres y la mujer que ahora asume como jefa de Estado, a través de la admirable gesta revolucionaria de Valentín Campa, gestor de grandes movilizaciones populares y organizador de la significativa huelga de los ferrocarriles y candidato presidencial del Partido Comunista Mexicano en 1976. Con este revolucionario decantó y radicalizó la actual mandataria su accionar rebelde. Luego, entraría a militar en Punto Crítico agrupación que creó el Comité Estudiantil de Solidaridad Obrero Campesina – CESOC.
Cuando era estudiante de Física en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de México hizo parte del Consejo Estudiantil Universitario, CEU, fundado en 1986. Desde allí lideró la oposición a las propuestas de privatización de la educación universitaria propuestas por el rector Jorge Carpizo. Quienes la conocieron en esa época reconocen su capacidad de estructurar, organizar y orientar.
Su gestión profundizará las reformas llevadas a cabo por Manuel López Obrador y marcará un hito en el accionar político latinoamericano, ya que sabe lo que debe cambiar, mejorar. Ella ya ha demostrado que tiene el coraje de hacerlo por más difícil y complejo que sea.
Una decisión de la nueva presidenta ha causado mucho debate, marca el inicio de su mandato, muestra el carácter político y el estilo que durante 6 años gobernara a México. No invitó a su ceremonia de investidura, al rey de España, Felipe VI. ¿Por qué?, Porque Andrés Manuel López Obrador, había conminado a la realeza a pedir perdón a los y las mexicanas por la violenta conquista y el genocidio a nuestros pueblos indígenas establecidos en la Abya Yala. De este talante es la mujer que hoy gobierna a México. Por esa razón la prensa tradicional ya empezó a cuestionarla.
Los pueblos latinoamericanos y del mundo explotados y excluidos de la riqueza mundial, celebran hoy este ascenso al poder de una luchadora que marcará una nueva época en la lucha por la soberanía y autodeterminación de nuestros pueblos.