lunes, octubre 14, 2024
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Un nuevo orden para el territorio

Los estragos causados por la intensidad de las temporadas de lluvias y sequías requieren poner en marcha el reordenamiento del territorio alrededor del ciclo del agua

Iván Posada

Apenas se está superando el fenómeno de El Niño que ocasionó sequías y temperaturas extremas no registradas hace varias décadas en varias regiones del país. Hace muchos años no se presentaba el calentamiento simultáneo de las aguas del Pacífico y el Atlántico por encima de los promedios históricos. Un estudio publicado por la revista Nature¹ menciona que el verano de 2023 fue el más caluroso en el hemisferio norte de acuerdo con las mediciones desde 1850, y que el año 2024 podría superar este récord, es decir, una tendencia al incremento de la temperatura mundial, a menos que se detenga la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global.

Velocidad de los cambios

Bogotá, por ejemplo, experimentó en el mes de abril temperaturas de 23 a 25 grados centígrados, como consecuencia de lo cual el sistema Chingaza-embalse de San Rafael redujo su nivel a tan solo 15 por ciento de su capacidad total, 70 millones de metros cúbicos, lo que obligó a implementar el racionamiento por tiempo indefinido en la capital.

Recién este fenómeno de El Niño redujo su intensidad, en otras regiones del país ya se inició la temporada invernal, acompañada, ahora, del fenómeno de La Niña, lo que significa lluvias más intensas, en un solo día puede llover tanto como en 15 días en condiciones relativamente normales.

Balance de la calamidad

En ganadería se estiman pérdidas por 200 mil millones de pesos, representadas en la muerte de 17.000 reses, 700 mil hectáreas afectadas por sequías e incendios, además del lucro cesante causado, pues recuperar los pastos afectados requiere tiempo y recursos adicionales. En este tipo de desastres, los más afectados son los pequeños y medianos agricultores, pues el apoyo estatal es tardío e insuficiente en la mayoría de los casos.

El Ministerio de Agricultura informa que veinte departamentos reportaron diferentes afectaciones por inundaciones, heladas e incendios y entre los más afectados están Bolívar, Sucre, Boyacá y Magdalena. En total, a finales de abril este Ministerio informó que son cerca de 23.000 hectáreas afectadas. Una situación de las más complicadas se presenta en La Mojana, región que abarca once municipios y cuatro departamentos y que se inunda en la época invernal por el paso desbordado de las aguas del río Cauca. El dique construido para contener la inundación no resistió la fuerza del río y sobrevino la tragedia. En San Jacinto del Cauca, departamento de Bolívar, se perdieron unas 35.000 hectáreas de diversos cultivos y cerca de 400 familias perdieron sus viviendas, enseres, ganados y cultivos.

Estas son solo algunas de las secuelas del severo cambio climático que está afectando nuestro planeta, que en Colombia se manifiesta con mayor intensidad   dada su biodiversidad, pues la hace más vulnerable a las alteraciones climatológicas.

Las contradicciones

A pesar de que Colombia se considera un país rico en recursos hídricos, el Ministerio de Vivienda informó que 12 millones de personas tienen acceso precario al servicio de agua potable, es decir, un 25 por ciento de la población del país, y que en las zonas rurales es el 90 por ciento, carece por completo de acceso a este recurso. Lo anterior, resultado de la burocracia, corrupción, ausencia de políticas públicas de largo plazo. La segunda contradicción es que mientras poblaciones y veredas quedan aisladas por las inundaciones, no tienen acceso al vital líquido, poniendo en riesgo la salud y la vida misma.

Otro conflicto por resolver, con respecto al recurso hídrico, es que la mayoría de la población colombiana habita en la zona andina y debido a la pobreza, el desplazamiento y el conflicto armado, millones de familias levantaron improvisadas viviendas en zonas de alta montaña y en las rondas de ríos, y, con el actual cambio climático, quedan aún mucho más expuestas a avalanchas e inundaciones.

Cambio de estrategia

Desde la campaña electoral, que llevó al poder al Pacto Histórico en 2022, se planteó a los colombianos la necesidad de reorganizar el territorio alrededor del agua, capítulo que quedó incluido en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 bajo el nombre de Ordenamiento Territorial alrededor del agua y con justicia ambiental. Uno de los argumentos para justificar este esquema de ordenamiento, es que se desconoce, por parte de la comunidad, el concepto del agua como derecho fundamental y bien común, lo que ha impedido que se solucionen los múltiples conflictos socioambientales en el país.

Pronóstico reservado

El Ideam estima que, en el segundo semestre de este año, se presenten precipitaciones por encima del promedio en las regiones Pacífica, Caribe y Andina, mientras que en la Orinoquía y Amazonía habrá déficit de lluvias, aunque es incierta la intensidad del fenómeno de La Niña. La velocidad del cambio climático y sus secuelas no da espera para implementar de inmediato el ordenamiento del territorio alrededor del agua, de tal forma que este recurso, en lugar de causar costos económicos y en vidas humanas, se convierta en un bien común que redunde en bienestar de la población, sobre todo en la Colombia rural.

El país no puede darse el lujo de invertir gigantescos recursos económicos y humanos en mitigar los estragos que año tras año causan las temporadas de sequía y de lluvias, proceso que se puede prevenir con adecuadas políticas y recursos. El ordenamiento del territorio alrededor del ciclo del agua es plan estratégico de largo plazo que puede contribuir a hacerlo una realidad.

1. Springer Nature, editorial de información científica y médica de alto impacto que publica revistas y servicios de noticias, entrevistas y videos sobre ciencias de la vida, física, química, medicina clínica y ciencias aplicadas. 29/08/2023.
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