En tiempos de crisis humanitaria, recordamos a la hacedora de paz y defensora de la lucha de los pueblos
Redacción VOZ
El 20 de enero de 2024, Colombia se enteró de la triste noticia de la muerte de Piedad Córdoba, hacedora de paz, defensora de derechos humanos y una de las más grandes de nuestra época.
Defensora de la lucha de los pueblos, de la vida. Una gran representante en la política, quien buscaba incesantemente cambiar y dignificar la historia de las y los negros en el país.
“Fue ponente de la ley de cuotas, como peldaño para alcanzar la igualdad social. No conoció el miedo, se enfrentó el régimen oprobioso de los distintos gobiernos de corte fascista, defendió los ideales de Bolívar, fue una mariposa errante llevando el mensaje de la paz, internacionalizando la unidad del mundo”, escribió la Federación Democrática Internacional de Mujeres, FDIM, Colombia.
Vida política
Su vida política comenzó como subcontralora municipal de Medellín, estuvo como edil y fue electa a la Cámara de Representantes en 1991, fue presidenta del Partido Liberal. Siempre abogando por la defensa de los derechos humanos de las comunidades negras, indígenas, pobres y afectadas por el conflicto armado en el país.
“Piedad Córdoba, una heroína que fue víctima del acoso y del asedio de la oligarquía colombina, no se dejó amilanar. Muchas veces estuvo cerca de la muerte, cuando los paramilitares la secuestraron o cuando la acusaron de traición a la patria, o cuando desde monte adentro gestionó la liberación de los y las secuestradas, o cuando la acusaron de ser auxiliadora de las guerrillas colombianas, o cuando la destituyeron del Congreso de la República, se enfrentó con dignidad a sus detractores y salió airosa frente a tan infames felonías”, señaló la FDIM, Colombia.
Te extrañamos, Piedad
Piedad habló de diálogos de paz mientras el país pensaba que la guerra se combatía con más guerra. Y en momentos de crisis humanitaria, la paz y el cese del conflicto deben ser el camino, rememoramos su lucha por la defensa de la vida y los derechos humanos de la población civil.
Las palabras de Atilio Borón resuenan fuertemente: “quienes aún estamos en este mundo, te prometemos que nunca serás para nosotros y tampoco para las futuras generaciones un ícono inofensivo, sino una permanente y vital fuente de inspiración para luchar sin desmayos en la construcción de un mundo mejor”.