Editorial 3256
La actitud soberbia del imperio contra la fragilidad de las personas migrantes, que buscan mejores horizontes económicos en el suelo de los Estados Unidos, fue respondida con firmeza por América Latina.
El presidente Gustavo Petro en Colombia, las presidentas Claudia Sheinbaum en México y la presidenta Xiomara Castro en Honduras, tomaron la iniciativa política, al lado de la exigencia del gobierno brasileño de un tratamiento digno a sus nacionales deportados, para que los migrantes que retornan a sus lugares de origen no fueran nuevamente victimizados y expuestos como criminales.
Ha sido un hecho histórico porque imprime el sello de un despertar de los pueblos para que se respeten la dignidad, la soberanía y la autodeterminación de América Latina, principios que tanto pregonaron los comandantes Fidel Castro Ruz y Hugo Chaves Frías y que hoy es fundamental para detener las acciones imperiales contra los pueblos de Cuba y Venezuela.
No se trata de una salida en falso de Trump. La verdad es que su política externa comienza demostrando la inmoralidad y podredumbre que caracterizan la acción de los imperios decadentes. El gobierno de los EUA, acostumbrado a ordenar invasiones, hoy argumenta que sus medidas antinmigración se fundamentan en la teoría “legal extrema”. Así, considera que los solicitantes de asilo son “invasores” y por lo tanto debe tratarlos como enemigos en la guerra. Es la sofisticada versión de la xenofobia y el neofascismo en el centro del imperio.
Trump utiliza la vulnerabilidad de los migrantes que no se encuentran regularizados en el territorio estadounidense como una vía para militarizar las relaciones diplomáticas y ensayar nuevos caminos de intervencionismo y control imperial sobre América Latina.
Las alusiones a retomar el control del canal de Panamá y anexar Groenlandia y Canadá, exponen la intención de una reconfiguración geopolítica que le permita contener con agresividad las rebeldías de un continente cuyos gobiernos no parecen estar dispuestos a alinearse a sus orientaciones.
Sin embargo, dentro del propio Estados Unidos ya hay reacciones a las órdenes ejecutivas de los primeros días del gobierno de Trump. En efecto, el anuncio del uso de la fuerza militar y de la Clausula de Suspensión de la Constitución para repeler la supuesta invasión migratoria, preocupa a sectores que defienden el sistema jurídico por las consecuencias que puede tener para los ciudadanos estadounidenses, que podrían verse sin la posibilidad de garantías como el Habeas Corpus ante ilegalidades y abusos de poder de las fuerzas armadas. Los imperios no son idealmente homogéneos, también incuban sus propias resistencias internas.
No puede pasar inadvertido que los primeros migrantes deportados a algunos países de la región hayan sido encadenados y trasladados en aviones militares. Por eso, tienen razón el presidente Gustavo Petro al considerar inaceptable el aterrizaje de aeronaves militares USA en territorio colombiano, por orden ejecutiva del presidente Trump, sin obedecer a convenios y planeación conjunta entre los dos Estados, conduciendo connacionales en situación ultrajante.
La respuesta de nuestros presidentes latinoamericanos le mostró a Trump que no la tiene tan fácil como podría pensar. No están fuera de tono las respuestas de los mandatarios latinoamericanos frente al tratamiento dado a los migrantes. Es la confrontación más directa al fascismo y sus puntales, es el combate global contra la extrema derecha mundial, que asume la forma mediática de “impases” o “episodios” de tensión diplomática.
Este campanazo que anuncia nuevos intentos imperiales de agresión, invasión, anexión y control, activó las alarmas de los pueblos y gobiernos democráticos, de izquierda y progresistas de América Latina y del mundo. Por eso, el llamado a una reunión de emergencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe – CELAC, es justificable y necesario. Es hora de retomar el proceso de integración latinoamericana, es hora de mirar hacia los BRICS, exigir el cierre de bases yanquis en nuestros territorios y movilizar a nuestros pueblos contra el imperialismo y el fascismo, respaldo total al presidente Gustavo Petro. Es hora de que la dignidad se vuelva costumbre.