miércoles, abril 17, 2024
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Teo y Leo, hasta la eternidad

Galia Forero Mora

Este 27 de febrero se conmemora el 34 aniversario de la masacre donde asesinaron a mis padres: Teófilo Forero y su esposa Leonilde Mora de Forero, junto con los compañeros Antonio Sotelo y Antonio Toscano. Otro aniversario más, como tantos otros, sin embargo, este es diferente. En esta ocasión es un motivo de un mayor encuentro, de afianzar más la esperanza y en especial de una gran reivindicación.

A diferencia de los anteriores aniversarios, tenemos actualmente un gobierno progresista, lo cual demuestra que la lucha de todos nuestros caídos no fue en vano y que sus ideales son válidos y actuales.

Igualmente, este aniversario es diferente, porque la Corte IDH ha emitido sentencia en donde se condena al Estado colombiano por su responsabilidad en el exterminio de la Unión Patriótica. Esta condena se da, en primer lugar, porque el Estado sí es responsable de las acciones y actividades concernientes con dicho genocidio.

Por ejemplo, en el proceso de mis padres se ha demostrado que dos militares activos, junto con integrantes del paramilitarismo del Magdalena Medio, participaron como autores materiales. No obstante, no se conocen los autores intelectuales y los altos mandos.

En segundo lugar, la condena al Estado por su responsabilidad en el genocidio contra la Unión Patriótica es un logro muy esperado por todas las víctimas, aunque no se debe pensar que la misma haya abarcado cada uno de los asuntos que tiendan a lograr la verdad, la justicia y la reparación. No hay una individualización, ni judicialización de los responsables (ni materiales y menos intelectuales), aunque la sentencia ordena que se reabran las investigaciones y que el Estado dé plenas garantías para que estas se desarrollen, esto no da certeza que lleguen a buen término.

Igualmente, las victimas tampoco fueron individualizadas, se tuvo un “universo de víctimas” pero no se revisó cada caso particular y es claro que no son todos los que están y no todos los que están son.

Como consecuencia, los retos que plantea la Corte Interamericana en su sentencia son muchos y debe recoger cada una de las demandas de las víctimas para lograr la reparación y las garantías de no repetición, considerando que las prácticas de exterminio son herramientas aún utilizadas por fuerzas paramilitares para desarticular los procesos de organización colectiva y eliminar a los líderes que movilizan estos procesos.

Junto con las tareas asignadas en la sentencia de la Corte IDH, mi tarea como hija de Teófilo Forero y Leonilde Mora de Forero es recuperar la memoria de ellos como personas que construyeron una ruta para generar cambios profundos en Colombia.

Mis padres fueron víctimas de la alevosía y del miedo de una casta gobernante que utilizó todo el poder estatal y paraestatal para frenar los cambios que el país estaba pidiendo. Mis padres fueron víctimas de la ignominia de una sociedad elitista, cuya ambición es acumular capital a través del aniquilamiento y el despojo de la población colombiana.

Esta masacre deberá declararse como delito de lesa de humanidad y solicitaré un tratamiento especial a mi madre por reunir tres condiciones que son: el de ser mujer, el de ser docente y el de ser comunista. Que Leonilde Mora de Forero sea declarada como la primera mujer docente comunista asesinada en Bogotá.

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