La Violencia Obstétrica, VO, es un problema de salud pública sistemático y estructural, incluye maltratos físicos y psicológicos y la imposición de dinámicas institucionales despersonalizadas
Policarpa Prieto
Huitaca, Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva
“El médico que me ingresó me hizo un tacto súper brusco que hasta me hizo sangrar […] Con mala cara, me dijo que tenía 3cm de dilatación y que mi parto no sería rápido. Esa enfermera como con rabia me amarró el monitor a mi estómago súper duro…
Mi dilatación fue algo traumático ya que sin consultarme me pusieron oxitocina a mil […] y eso me produjo unas contracciones que yo pensaba que me iba a morir […] Esa epidural no me funcionaba y las enfermeras no me prestaban atención”.
El relato anterior es parte del Testimonio Informe “Se robaron mi parto” del Observatorio Huitaca (2022).
“… fui obligada a ver el feto y coaccionada a firmar un consentimiento informado estando bajo los efectos de la anestesia, fui abandonada en un pasillo por horas y juzgada por ser menor de edad”. “No me atendieron porque no tenía dinero. Me hicieron comentarios y miradas de reprobación, entendí que creían que era un aborto provocado y era su manera de castigarme”.
Estas palabras están en los Testimonios primera Encuesta sobre Violencia Obstétrica y Aborto del Observatorio Huitaca (2024).
Este tipo de experiencias se ha llamado Violencia Obstétrica, VO, y es tan frecuente y normalizada que no se dimensiona como lo que es: un problema de salud pública devastador que impacta negativamente la vida y la salud de las mujeres.
Las posibilidades de ser víctima de maltrato, dominación y sometimiento por el sistema médico son muy altas durante la atención del parto o un aborto. Esto no es responsabilidad única y exclusiva de los y las trabajadoras del sector, es un problema sistemático y estructural, que se ha interiorizado en la cultura médica sin cuestionamientos y ha sido aceptado por la sociedad.
Manifestaciones de la VO
En el informe titulado Se robaron mi parto, publicado en noviembre de 2023 por el Observatorio Huitaca, se hizo una caracterización de la VO con base en 108 testimonios de mujeres que parieron en Colombia entre 1986 y 2018. Aquí encontramos que las manifestaciones de este tipo de violencia se pueden clasificar en tres categorías: los maltratos, falta de respeto, autonomía y dignidad donde se abordan las relaciones jerárquicas y disciplinantes que se dan entre los y las trabajadoras de la salud y las mujeres, catalogadas el día de su parto como pacientes.
Se habla de la indiferencia, las respuestas incomprensibles con lenguaje médico, regaños o escarnio por su sexualidad, burlarse de la paciente por sus creencias o aspecto físico o tratar de infundir miedo a la mujer para que sea obediente.
El informe menciona las dinámicas institucionales, definidas como todas aquellas acciones que corresponden más a la organización institucional que a las necesidades particulares de cada mujer, pero que no son procedimientos médicos como tal. Ocurren cuando las mujeres son obligadas a desnudarse para vestir la bata hospitalaria, no permitirles que coman o se hidraten, prohibirles moverse libremente durante el trabajo de parto, obligarles a pujar acostadas o no permitir que estén acompañadas de la persona de su elección.
Finalmente, el documento señala las intervenciones médicas que se realizan de manera rutinaria, es decir, los procedimientos médicos que se aplican por protocolo sin evaluar necesariamente la salud de la paciente. Un ejemplo de ello es la práctica de administrar oxitocina sintética a todas las mujeres para inducir o acelerar el parto o cuando se realiza la episiotomía (corte para agrandar la vagina) en los casos que no ameritan ser resueltos de esa manera.
La ley existe pero no se cumple
En Colombia existe la Ley 2244 en la que se reconocen 28 derechos de la mujer en embarazo, parto y posparto. Esta normativa fue aprobada por el Congreso en el año 2022, sin embargo, no se cuenta aún con un proceso de implementación, ni con lineamientos claros o financiación estatal para garantizar su cumplimiento.
Si hubiera voluntad política, movilización social alrededor del tema y más información al respecto y, sobre todo, si las instituciones de salud cumplieran lo que dictamina la ley, se avanzaría en las garantías de los derechos humanos de las mujeres o cualquier otra persona con capacidad de gestar, teniendo en cuenta los derechos sexuales y reproductivos.
Ocurre en múltiples escenarios
Ahora bien, la VO no es exclusiva de la atención del parto. Durante la atención del aborto, sea espontáneo o voluntario, también ocurre este tipo de experiencias. Aunque legamente se ha transitado de la penalización total del aborto a su despenalización parcial desde el año 2022, donde esta práctica no es un delito hasta la semana 24 de gestación, es importante revisar qué ha venido pasando en el momento de la atención y que se visibilice la incidencia de la Violencia Obstétrica durante la atención del aborto.
Al respecto, en el Observatorio Huitaca se ha diseñado una encuesta virtual sobre violencia obstétrica y aborto, que hasta el momento lleva 147 respuestas que describen como se castiga a las mujeres por solicitar este servicio médico, a través de prácticas como no atender una hemorragia, no ofrecerle anestesia, obligar a ver, tocar o manipular lo extraído del procedimiento o amenazas de criminalización o escarnio. Desde el Observatorio se espera entregar este informe a mediados del 2025.
La VO es también violencia de género, por ello, este 25N la vamos a sacar a las calles. ¡Allá nos vemos!
