miércoles, marzo 26, 2025
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Simón Bolívar expiró como vivió, en grandeza

La gesta militar bolivariana reconocida por Pablo Morillo, la muerte y el significado de la última proclama de El Libertador

José Ramón Llanos

“Bolívar en un solo día acaba con el fruto de 5 años de campaña, y en una sola batalla reconquista lo que las tropas del Rey ganaron en muchos combates…”1. Esta frase no es de uno de los miles de biógrafos y admiradores del Libertador, es de uno de los más despiadados oficiales del Ejército invasor español: El Almirante Morillo. Una prueba más de la grandeza de Simón Bolívar como militar.

Al leer las más de tres mil páginas del libro de Alberto Filippi, encontramos muchas frases elogiosas similares. La gesta admirable del caraqueño inmortal es reconocida por todo el orbe mundo, como se decía en Europa entonces.

Este héroe de todos los tiempos que murió hace 193 años, tuvo una larga agonía rodeado de sus más fieles amigos y de sus familiares. entre otros el general José María Carreño, coronel Belford Hinton Wilson, coronel José de la Cruz Paredes, coronel Joaquín de Mier, primer comandante Juan Glen, y Dr. Manuel Pérez de Recuero y su sobrino Fernando Bolìvar quienes fueron testigos en la lectura de su testamento.

Tan pronto llegó Bolìvar a la finca llamada de San Pedro Alejandrino entró en un proceso complejo de altibajos emocionales y deterioro físico. Algunas horas padecía delirios en qué expresaba momentos amargos de su vida y en otros rememoraba pasajes gloriosos de sus avatares guerreros. Sin embargo, escribió pocos días antes de su muerte uno de los documentos más valiosos y sublimes de la historia de Colombia y de América, su Última Proclama, fechada el 10 de diciembre de 1830.

Las descripciones de Prospero Reverend sobre los últimos días del Libertador

Desde que el médico francés Prospero Reverend empezó a atender a Simón Bolívar, el primero de diciembre de 1830, hasta el 17 del mismo mes a la 1 de la tarde describió los últimos días del Libertador en 33 boletines. Por eso dejó para la historia la descripción pormenorizada del fin del Libertador con sus altibajos, con sus delirios y sus reflexiones de última hora.

En el primer boletín afirma: “Su Excelencia llegó a esta ciudad de Santa Marta a las 7:30 de la noche, procedente de Sabanilla, en el bergantín nacional Manuel y venido a tierra en una silla de brazos por no poder caminar, le encontré en el estado siguiente: cuerpo muy flaco y extenuado, el semblante adolorido y una inquietud de animo constante, la voz ronca, una tos profunda, Las frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos morales. La enfermedad de Su Excelencia me pareció ser de las más graves, y mi primera opinión fue que tenía los pulmones dañados”2

En algunos de sus boletines hacia constar algún delirio, “le siguió la misma modorra, Su Excelencia desvelado, conversando solo y de consiguiente deliraba la mayor parte del tiempo era un quejido continuo”, En el último boletín escribió Reverend: “desde las 8 hasta la una del día en que ha fallecido Su Excelencia el Libertador todos los síntomas han señalado más y más la muerte. A las doce empezó el ronquido y a la una expiró el Excelentísimo Libertador después de una agonía larga pero tranquila, San Pedro, diciembre 17 a la una del día”3

Perú de Lacroix comunica a Manuela Sáenz la muerte de Bolívar

Desde Cartagena el 18 de diciembre de 1830 Perú de Lacroix le escribe una carta a Manuela Sáenz en que le comunica la muerte de Simón Bolívar, entre otras cosas expresa “He prometido escribirle a usted y hablarle con verdad. Voy a cumplir este encargo, y empezaré por darle la más fatal noticia… Su Excelencia estaba en estado cruel y peligroso de enfermedad, pues desde el día 10 había hecho su testamento y dado una proclama a los pueblos en la que se despide para el sepulcro… S.E. en estado de agonía que hacia llorar a todos los amigos que le rodeaban”.

En la carta hacia algunas consideraciones sobre los culpables de la muerte del Padre de la Patria él dice que había muerto “infeliz y grande” y que lo habían matado sus perversos enemigos que estaban en deuda con él porque todo lo que eran se lo debían a Bolívar. Se lamenta de la situación en que estaba Colombia. Esta apreciación de Perú de Lacroix es compartida por muchos de los amigos de Bolívar. Incluso el Libertador también consideraba que sus enemigos, quienes habían urdido un sistemático plan para desprestigiarlo, eran responsables también de la caótica situación de Colombia.

En las cartas escritas por Bolívar, a lo largo de su último año de vida, repetidamente caracteriza la situación del país como anarquizada. En una carta del 10 de diciembre de 1830 dirigida al General Mariano Montilla escribe: “La Revolución de Bogotá no será más que una inmensa rueda, que estará rodando hasta que se acabe Colombia y si Dios no viene, nadie la para.”

En carta dirigida al General Juan José Flores, en noviembre de 1830, le expresa con gran decepción “Mi querido General: Usted sabe que yo he mandado 20 años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: primero la América es ingobernable para nosotros; segundo el que sirve una revolución ara en el mar; tercero la única cosa que se puede hacer en América es emigrar; cuarto, este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores”. Y en el colmo del pesimismo culmina la carta así: “Usted verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia y ¡desgraciados de los pueblos! y ¡desgraciado de los gobiernos!”

Y sin embargo, este hombre a pocos días de su muerte se reencuentra con la sensatez y el optimismo y dicta la última de sus proclamas donde identificamos un encuentro con su grandeza expresada en el siguiente texto: “Mis enemigos abusaron de vuestra credibilidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos obedeciendo el actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo y los militares empleando su espada para defender las garantías sociales. colombianos. Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y consolide la Unión yo bajaré tranquilo al sepulcro”.

Como se ha leído efectivamente Bolívar en algunos momentos de su vida estaba convencido que era cierta su expresión: “Los tres más grandes majaderos de la historia hemos sido Jesucristo, el Quijote y yo”. Sin embargo, estos vaivenes de su emocionalidad no hacen sino corroborar que en toda figura gloriosa, inmortal, exaltada por todos, sin embargo independientemente de su reconocimientos en cada unos de ellos prevalece el ser plenamente humanos, con todas las cualidades de tal y también con sus momentos de flaquezas emocionales. Simón Bolívar no fue la excepción, eso no le resta nada a su condición de humano excepcional.

1. Alberto Philippi. Bolívar y Europa en las crónicas, el pensamiento político y la historiografía. Volumen 1. Siglo XIX. Ediciones de la presidencia de la República. Caracas, Venezuela 1986. Página 76
2. Bolívar Cartagena 1812 Santa Marta 1830. Academia Colombiana de Historia. Editorial Pluma. Bogotá 1980. Página 51.
3. Ibid. Páginas 58-61
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