A cien años de fundada, la Unión Sindical Obrera se prepara para aportar a la transición energética que propone el Gobierno nacional, aunque tiene sus propias reflexiones
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
– Hace dos semanas, en estas páginas presentamos a un presidente de la USO, ahora presentamos a otro, ¿Qué pasó?
– Las elecciones para la junta directiva nacional se hicieron a finales de noviembre. Como no hubo acuerdo para elegir al presidente porque quedamos empatados a 10 votos, se definió, como dicen los estatutos, que los cargos se asignan de acuerdo con la votación, siendo el presidente quien haya obtenido mayor votación. Por eso, inicialmente hubo esa junta y ese presidente.
Posteriormente, como lo permite la democracia sindical, se definió una nueva designación de cargos y por una amplia mayoría me correspondió asumir la presidencia.
– ¿Cuántos trabajadores hay en la USO?
– El sindicato tiene 25 mil afiliados, pico que cambia en la medida que los proyectos se implementan, o disminuye en la medida que los procesos de montaje, perforaciones, mantenimientos cambien o se cierren. En la industria petrolera hay alrededor de 200 mil trabajadores.
– A cien años de fundada la USO, ¿Cuáles son los ejes de trabajo?
– Nos hemos trazado unas líneas de acción para proyectar el movimiento sindical. Tenemos el propósito de hacer crecer la tasa de sindicalización; actualmente en la USO es del 15%; en el movimiento obrero es del 5%. Nuestra meta es pasar del 35 al 40% en la industria del petróleo, pero más allá de eso, contemplamos la posibilidad de convertirnos en un sindicato del sector minero-energético con capacidad de convocatoria, movilización e interlocución.
Transición energética
– ¿Y, hacia afuera de la USO o de los trabajadores?
– Consideramos que la USO debe desarrollar una agenda que involucre al Gobierno nacional, al empresariado y a las comunidades para trabajar en un proceso de transición energética. Es necesario que paulatinamente y de manera sostenible y responsable, la humanidad deje de depender de las energías fósiles. Eso no se hace de la noche a la mañana, pero hay que trabajar hacia ese objetivo de manera justa e incluyente.
Eso no es excluyente con la defensa de la soberanía energética, porque tenemos crudo para ocho años y gas para 10 años, por lo tanto, es importante seguir explorando, perforando y mantener la industria de manera responsable, y paralelamente trabajar en la transición energética. Es importante la defensa y el fortalecimiento de Ecopetrol en cada una de las líneas del negocio.
Ecopetrol produce seis de cada 10 barriles que se consumen en el país, el 80% del gas que se consume en Colombia, le genera al fisco nacional significativos recursos. En 2023 se les entregará a las cuentas de la nación entre 18 y 20 billones de pesos de utilidades.
– A propósito, ¿Qué piensa de las palabras de la ministra de Minas en Davos, acerca de que no se firmarán más contratos de exploración de gas y de petróleo?
– Consideramos que se debe seguir explorando y perforando. El combustible de la transición es el gas y nosotros tenemos gas para 10 años. Hay una potencialidad de gas en offshore, es decir en el mar; hay una potencialidad de gas en el piedemonte, y necesitamos garantizar la soberanía y la autosuficiencia energética.
Si vemos el suministro de combustible al interior del país, tenemos dos refinerías, la de Barrancabermeja que carga 230 mil barriles diarios; la de Cartagena que carga 210 mil diarios, el 100% de los crudos que carga la de Barranca son nacionales, si no tenemos eso nos toca importarlos y eso sería contraproducente para la economía. Por eso, creo que es necesario seguir trabajando en la transición, pero seguir explotando hidrocarburos. Calculo que la transición la haremos entre 20 y 30 años, por lo que vamos a necesitar crudo y gas para rato.
Cifras inconsistentes
– En estos debates se manejan cifras diferentes, porque el presidente Petro dice que las reservas actuales de gas alcanzan para el consumo interno en un periodo entre 2037 y 2042, y usted dice otra cosa. Tampoco se tiene en cuenta que de los contratos vigentes de exploración puede salir mucho más petróleo.
– Las estadísticas demuestran que tenemos crudo para ocho años y gas para 10. Es posible que con los contratos asignados podamos encontrar nuevas reservas. Cuando el presidente plantea eso está incluyendo la potencialidad de gas que hay en el offshore.
– Entonces, ¿el Gobierno está dando palos de ciego?
– La transición energética no se va a hacer en 10 años; en 10 años podemos avanzar, pero es que para hacerla se requieren tres cosas: voluntad política, que tiene el Gobierno y nosotros como sindicato; las potencialidades del recurso, energía eólica, energía solar, energía fotovoltaica, que las tenemos en diferentes partes de la geografía nacional; y cuantiosos recursos económicos que deben salir de la misma industria petrolera. Pero también se requiere tiempo y una fuente de energía de respaldo que nos la está garantizando el crudo y el gas. Eso también implica que hay que hacer un cambio de la totalidad del parque automotor. En Europa, los países avanzados como Noruega, Escocia, Suecia y Reino Unido han decidido que los motores de combustión van hasta el 2030 y nosotros en Colombia estamos muy lejos de eso.
Transición incluyente
– ¿Qué otros puntos se deben tener en cuenta en la transición como ustedes la plantean?
– El salario de los trabajadores debe estar acompasado con el de la industria petrolera, porque encontramos que en la implementación de las granjas solares, en la operación de los complejos de energías alternativas pagan salarios mínimos. Eso no es justo, eso no es trabajo digno.
Es necesario involucrar a las comunidades porque por más que sean energías limpias hay impactos sobre el medio ambiente. Debe haber retribución social para las zonas donde se van a desarrollar los megaproyectos y no puede ocurrir lo que sucede con la industria petrolera, que tenemos más de 104 años de estar produciendo y por ejemplo en Barrancabermeja no hay un hospital de cuarto nivel.
– ¿Cómo los afecta a ustedes como trabajadores la inteligencia artificial, la implementación de nuevas tecnologías, ¿hay algún desplazamiento de la mano de obra?
– La transición energética nos generará cambios en la especialización de la mano de obra, y es algo que tiene que discutir el sindicato, por ejemplo, una megagranja solar tiene muy pocos trabajadores. Entonces, es necesario que se generen planes de reconversión de la mano de obra sin que se afecten negativamente los salarios. Es necesario que esos aspectos se concierten con trabajadores, empresas y Gobierno.
Gobierno y reforma
– A propósito, ¿cuál es la posición de la USO ante el Gobierno nacional?
– Lo respaldamos en la campaña y en todo el proceso de elección. Nos identificamos con la política económica y social sin que perdamos nuestra autonomía como movimiento sindical. Respaldamos las reformas de corte social como la laboral, defendemos el papel que hace el Ministerio del Trabajo para impulsar el Estatuto del Trabajo. Respaldamos la paz total. Cuando se requiera la movilización para respaldar al Gobierno o para oponernos a alguna política en contra de nuestros intereses, lo vamos a hacer.
– Por último, ¿Qué debe ir en la reforma laboral?
– Deben devolvernos el recargo nocturno a los trabajadores, los recargos festivos que se quitaron en un 25%, la estabilidad laboral, el empleo decente, que todos los trabajadores se formalicen, que el contrato de trabajo cambie, que se reduzca la jornada laboral, en términos generales, que se dignifique el trabajo.