Superadas las tensiones entre el Gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional, se han anunciado las fechas y los temas del segundo ciclo en la mesa de negociación. Al respecto, VOZ habló con Carlos Arturo Velandia, excomandante de esta insurgencia y actual investigador sobre paz y conflictos
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
En Caracas, Venezuela, las delegaciones del Gobierno nacional y del Ejército de Liberación Nacional, ELN, anunciaron que el próximo 13 de febrero iniciará el segundo ciclo del proceso de paz. Los temas acordados para trabajar serán el de la participación de la sociedad y la discusión del cese al fuego bilateral.
El encuentro extraordinario, catalogado por ambas partes como exitoso, superó la tensión creada al inicio del año por cuenta del anuncio presidencial sobre un cese al fuego que nunca fue acordado. Si bien los cuatro días fueron tensionantes, al final se logró un comunicado conjunto que sin duda fortalece a la mesa y produce confianza entre las partes.
Para analizar los efectos de este importante acontecimiento para el futuro de la política de Paz Total que lidera el gobierno de Gustavo Petro, VOZ dialogó con Carlos Arturo Velandia, excomandante del ELN, quien en la actualidad es investigador sobre paz y conflictos.
Cerrar el conflicto armado
¿Cómo evalúa el encuentro extraordinario entre el Gobierno nacional y el ELN que se dio recientemente en Caracas?
-Celebro que se haya realizado esa reunión. Normalmente cuando ocurren situaciones de este tipo hay que buscar fórmulas para evitar que escalen las tensiones. Allí pudieron mirarse a los ojos, responder las preguntas y hacer las aclaraciones necesarias. Llegaron a la conclusión que la tal crisis no era cierta. La mejor evaluación la dan las dos partes en un comunicado conjunto.
También es importante reseñar la nota editorial del ELN sobre el “éxito de la reunión”. Además, acordaron continuar con el segundo ciclo en México, abordando inmediatamente la participación de la sociedad en la mesa de negociación y la puesta en marcha de una subcomisión que se va a encargar de tramitar la espinosa discusión sobre el cese al fuego bilateral.
Usted acaba de publicar un libro sobre las treguas y los ceses al fuego. ¿Cómo analiza el tema en la mesa ELN y Gobierno nacional?
-No encuentro justificación para un cese al fuego de carácter temporal. En mi opinión, la confrontación no hay que prolongarla. Es decir, se debe aprovechar el tiempo de la negociación, que es bastante limitado, para avanzar lo más que pueda en el propósito de cerrar el conflicto armado interno. Mi recomendación es que las partes vayan a fondo para lograr el cese bilateral definitivo y que se tomen el tiempo que sea necesario, mientras conjuntamente se desescala la guerra, proceso que ya se viene dando según las organizaciones que monitorean las acciones armadas en el territorio nacional.
Sin duda, para el ELN la paz son transformaciones, una afortunada coincidencia con la agenda reformista del gobierno Petro. ¿Cuál es la principal recomendación para que no se enrede la pita, para que esa coincidencia se convierta en hechos de paz?
-Tal cuál, vale la pena recomendarlo en esos términos: no enreden la pita. Que definan unos temas que realmente son neurálgicos e importantes para la mayoría que vive y siente dificultades. Sobre esa base poder definir unos consensos sociales que puedan significar transformaciones. .

Lo necesario y lo suficiente
¿Qué opinión tiene de la agenda, a propósito de esa idea en torno a la participación de la sociedad?
-La verdad es que este punto específico es un verdadero rompedero de cabeza. Cuando se habla de participación de la sociedad en términos tan abstractos, es supremamente complicado. Pero en mi opinión esta idea de participación tiene que tener varias características. La primera es que participen la gran mayoría de sectores de nuestra sociedad, es decir, que no exista exclusión. Tanto la gente de abajo, de la mitad y la de arriba.
Lo segundo serían los escenarios, que deben ser impulsados por las partes de la negociación con una metodología que haga posible que la sociedad concurra en la iniciativa. Está la experiencia de los Diálogos de Tocancipá, espacio donde se dieron cita durante varios días numerosos movimientos sociales, gentes de los territorios, gremios, empresarios, los partidos políticos, etc. Allí se hizo un ejercicio de consulta sobre la metodología, las temáticas y salieron recomendaciones para potenciar la idea de la participación. Es un punto de partida que deben retomar ahora en México.
¿Cuál es la recomendación para avanzar sobre este tema?
-Es supremamente importante que en esto de la participación se tenga una claridad meridiana sobre qué es necesario y qué es suficiente, en la medida que deben existir unos mínimos. No puede ser que vamos a meter al país a discutir sobre lo divino y lo humano. A esto hay que ponerle frontera, un norte muy concreto, porque los tiempos de la política y de los gobiernos son muy limitados. Hay que saber aprovechar la oportunidad de paz que existe en este momento.
Se ha amplificado la idea que el ELN es una organización misteriosa, algo difícil de entender. Usted fue parte de esta insurgencia. ¿Cómo la caracteriza en la actualidad?
-Todas las organizaciones insurgentes han tenido su particularidad. El caso del ELN no es una cosa especial. Sin embargo, se ha fabricado la idea que el ELN es el “niño difícil de la clase”. Nadie lo entiende, nadie lo comprende, quiere expresarse, pero no puede y si se expresa es mal entendido. Este tipo de situaciones han llevado a la fabricación del mito de la dificultad. Ese mito le hace daño, no solo a la negociación sino al mismo ELN.
Es importante que dejemos claro que se trata de una organización política insurgente, muy singular desde luego, donde el elemento más destacado en la actualidad es el acento que le dan a la participación de la sociedad.
Paz o guerra
“O escogen el camino de Camilo Torres o el de Pablo Escobar”, ha sido uno de los trinos polémicos del presidente Petro. ¿Qué opinión le produce está afirmación?
-Es una afirmación retadora y el ELN la sintió como ofensiva. La respuesta del comandante Antonio García fue certera, al dejar claro que al interior de la guerrilla no hay disyuntivas y que saben quiénes son y hacia dónde van. Pero también hay que decir que el ELN recientemente le ha dado palo inmerecido al gobierno.
En cierta forma yo le he planteado a esta organización que resuelva esa encrucijada, pues hasta el momento están confrontando bélicamente y políticamente al primer gobierno de izquierdas que tenemos en 200 años, de estirpe popular, con un programa reformista y progresista que tiene el propósito de transformar al país.
Sin duda el ELN debe buscar la solución política del conflicto armado y cerrarlo, sumarse a este proceso de construcción de paz y país, y aportar con su experiencia en la ampliación y profundización de la democracia. Es el reto que tienen, la paz o la guerra. Hoy las tesis de la insurgencia se pueden realizar sin necesidad de la lucha armada. Vale la pena luchar por esa vía.
¿Qué opina de la política de Paz Total que viene impulsando el Gobierno nacional?
-Discrepo totalmente como el ELN identifica la política de Paz Total, sobre el supuesto que se están revolviendo peras con manzanas. Cada actor armado estará en su lugar, va tener un tratamiento específico y caracterizado con unos propósitos que diferencian un proceso del otro. Acá no se está revolviendo absolutamente nada.
Es un proceso legítimo de este Gobierno buscar cerrar el conflicto armado interno, que está abierto desde los años sesenta, como también es legítimo recuperar las múltiples zonas que hoy están en manos de la violencia y la criminalidad. Hay que buscar la recuperación de los territorios con más presencia integral del Estado.