En un nuevo punto de partida en la historia, China y Rusia seguirán firmemente sus objetivos originales, trabajarán juntas y asumirán la responsabilidad de lograr más beneficios para los pueblos de los dos países y contribuir debidamente a la seguridad y estabilidad mundiales
Alberto Acevedo
“Nuestra cooperación en asuntos internacionales es uno de los factores de estabilidad a escala internacional”, aseguró el presidente de Rusia, Vladimir Putin, el pasado 16 de mayo, al arribar a Pekín en el marco de una visita de dos días a China continental, con el propósito de afianzar los lazos de amistad y cooperación entre las dos potencias.
Su homólogo chino, Xi Jinping, saludó la visita, recordó que los dos mandatarios se han visto y conversado al menos unas cuarenta veces y auguró que ambas naciones harán lo que esté a su alcance para “preservar la justicia en el mundo”.
Al término de la primera jornada de conversaciones bilaterales, los dos mandatarios suscribieron una declaración conjunta de treinta páginas y al menos diez instrumentos de cooperación bilaterales, donde se abordó en detalle toda una gama de cuestiones sobre asociación integral y cooperación estratégica, y se identificaron las direcciones clave para un desarrollo futuro de la cooperación ruso-china.
Relación propicia para la paz
Ambos estadistas intercambiaron puntos de vista sobre las cuestiones más relevantes de la relación y dieron una mirada a los problemas más cruciales a nivel global. El presidente chino, que se refirió a su invitado como un “viejo amigo”, aseguró que la relación entre Pekín y Moscú “no es solo de interés fundamental para los dos países y los dos pueblos, sino que igualmente es propicia para la paz”.
“La relación actual entre China y Rusia se ha ganado con esfuerzo, y las dos partes deben apreciarla y cultivarla”, manifestó por su parte el gobernante ruso. Putin dijo además que las relaciones entre los dos países “no son oportunistas ni dirigidas contra nadie”.
Durante una ceremonia en Pekín, en la que Xi y Putin suscribieron acuerdos de cooperación en diversos campos, el líder chino celebró que ambos países hayan “encontrado un nuevo camino” para tratarse con “respeto” y con base en la amistad y la cooperación.
Por la estabilidad global
Xi citó la economía y el comercio, la inversión, la energía y los intercambios entre personas, como ámbitos que han “contribuido positivamente al mantenimiento de la estabilidad global y la promoción de una mayor democracia en las relaciones internacionales”. Destacó que ambos países buscan “profundizar la coordinación estratégica, ampliar la cooperación y seguir la tendencia histórica de la multipolaridad y la globalización”.
El mandatario de la potencia asiática dijo a su invitado que espera el rápido restablecimiento de la paz y la estabilidad en el continente europeo, subrayando que Moscú y Pekín consideran la solución política del conflicto ucraniano como la vía más correcta para lograrlo.
“En un nuevo punto de partida en la historia, China y Rusia seguirán firmemente sus objetivos originales, trabajarán juntas y asumirán la responsabilidad de lograr más beneficios para los pueblos de los dos países y contribuir debidamente a la seguridad y estabilidad mundiales”, precisó Xi Jinping.
Por su parte, Putin agradeció a Xi la acogida en China, señalando que “los amigos chinos lograron crear un cálido ambiente” para las conversaciones. El mandatario también calificó las relaciones entre los dos países de “modelo de construcción de lazos entre vecinos”.
De acuerdo con Putin, Moscú y Pekín “trabajan solidariamente para crear un orden mundial justo”. “Ambos países aplican una política exterior independiente y autosuficiente. Trabajamos solidariamente en la formación de un orden mundial multipolar más justo y democrático, que debe basarse en el papel central de la ONU y su Consejo de Seguridad, el derecho internacional, la diversidad cultural y de civilizaciones, y un equilibrio de intereses de todos los participantes en la comunidad internacional”.
En este contexto, Putin señaló que Rusia y China “abogan por reformar y despolitizar instituciones multilaterales como la Organización Mundial del Comercio, OMS, el G-20, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, Apec, y adaptarlas a las relaciones modernas.
