Juan Sebastián Sabogal Parra
La modernidad ha demostrado establecer una visión unidireccional del desarrollo, de hecho, la historia y la forma como se construye la temporalidad establece un esquema en donde aparentemente existe una suerte de evolución hacia una sociedad amigable con los seres humanos.
Sin embargo, al leer la columna Reforma laboral y necrofilia política, publicada en El Colombiano, el día 6 de octubre de 2023, escrita por José Manuel Restrepo, estimado columnista nunca es tarde para dar los debates, más si estos son tan vitales para las actuales sociedades; en el texto referido encuentro que dicha visión de evolución social parte de una serie de prejuicios en donde el poder dicta lo «mejor» y establece una idea de futuro que parte de olvidar e inclusive juzgar todo aquello que perteneció al pasado.
En dicha columna, el autor parte de afirmaciones en donde establece que pensar en estabilidad laboral significa «necrofilia política» o incluso se enmarca en adjetivos como “ideas cadavéricas y jurásicas”, tal vez este último adjetivo señala esa temporalidad lineal que estableció la modernidad, pero lo que allí no se analiza es que los jóvenes sí quieren estabilidad, pero es el mercado el que no se la ha ofrecido, por el contrario, en Colombia, año tras año se ha dejado de lado dicha posibilidad y se dio paso a, o mejor, se impuso, los contratos de hambre, tal vez esto se podría evidenciar con el número de personas que intentan ingresar al sector público a través del Sistema de apoyo para la Igualdad, el Mérito y la Oportunidad, SIMO, en donde las ofertas de una sola vacante terminan con miles de postulantes, ¿será que esos miles tienen una tendencia jurásica en la vida?
La realidad política y económica se ha ido modificando en busca de establecer un mundo en donde el concepto de lo público sólo se aplique, por ejemplo, a los parques y las banquetas de la calle, o que la estabilidad y lo indefinido sólo aplique para una minoría privilegiada, mientras que a la mayor parte de la población se le vende la idea del emprendimiento al mejor estilo de Mark Zuckerberg, pero sin la educación de Harvard. Afirmar, entonces, que los jóvenes no desean estabilidad es tanto como asegurar que la población colombiana no quiere la paz luego de la consulta del 2016, sin contar con las mentiras y las manipulaciones que intermediaron en la decisión.
El columnista contradice incluso los estudios más livianos realizados por las empresas cazatalentos, en los que se pregunta ¿Qué quieren los jóvenes en el trabajo? y dan respuestas como “Los jóvenes en su trabajo buscan tres características principalmente: que genere desarrollo en donde pueda aprender a diario, que tenga un propósito claro – sentido, el cual esté alineado a su proyecto de vida y que sea desafiante”, explicó Sandra Benavides, consultora en Compañía de talentos.
En conclusión, es necesario complejizar las dinámicas económicas y reconocer que no existe una regulación automática del mercado; la productividad no se enmarca en la aparente libertad de renunciar y emprender vendiendo en Instagram o siendo ‘influencer’. Los principios, que se han constituido como el marco de referencia de los empresarios y los economistas, parten de la linealidad desarrollista establecida por la modernidad y por su sistema económico, el capitalismo, el cual, objetivamente, tiene a la humanidad al borde de la extinción.
Los jóvenes sí desean experimentar un contrato indefinido; hagan la prueba y permitan dicha experiencia.
