Javier Flórez Miranda
“La lucha ideológica, librada a fines del siglo XIX por el marxismo revolucionario contra el revisionismo, no es más que el preludio de los grandes combates revolucionarios del proletariado que, pese a todas las vacilaciones y debilidades de los filisteos, avanza hacia el triunfo completo de su causa” V.I. Lenin
Tengo que confesar que, aunque estoy familiarizado con el tema del revisionismo, es la primera vez que leo un discurso tan vehemente acerca de la pureza marxista-leninista del revolucionario italiano Antonio Gramsci. Hombre de pensamiento y obra, un militante de sus propias ideas, ejemplo para las nuevas generaciones de rebeldes.
Es tal vez coincidencia; pero me hubiera gustado escribir un libro como éste. Pues el fenómeno del revisionismo es la más importante asignatura para toda escuela de formación de cuadros, sean sindicatos o partidos marxistas-leninistas. Y estoy seguro también, para estudiantes de filosofía.
Desde que aparecieron las clases sociales sobre la faz de la tierra, la lucha partidista no da tregua. La carne y la sangre de miles de militantes alimenta el suelo de todos los países. No obstante, la violencia física, dosificada por los estados a través de sus aparatos represivos, nunca fue suficiente. Aprendieron los explotadores, gracias a las enseñanzas de la historia, que su enemigo más peligroso es el conocimiento, la ciencia en general y el marxismo-leninismo en particular; la ciencia social que explica la esencia de los fenómenos socio-económicos.
Por tal razón, diseñaron una estrategia contraideológica a gran escala, apoyados por los aparatos ideológicos de los estados capitalistas. Se trataba de penetrar la madera del materialismo histórico y dialéctico con las termitas de la ideología burguesa, para corroerla desde adentro. Fue así como proliferaron escuelas pseudomarxistas como el Círculo de Frankfurt, para combatir al enemigo en la frontera física e ideológica.
El autor cita numerosos ejemplos de prácticas revisionistas alrededor del mundo. En lo personal me refiero al caso alemán, por conocerlo a través de la lectura de algunos de sus ideólogos, como Jürgen Habermas, quien se especializó en adulterar al marxismo mediante un ejercicio de acrobática combinación con el idealismo filosófico. Específicamente con el idealismo agnóstico de Kant y el solipsismo de Edmund Husserl.
Es importante que no hubiese olvidado el papel que juegan algunos revisionistas en Colombia, que no son pocos, y que medran en las instituciones educativas fungiendo como catedráticos de esa materia. Algunos de ellos expertos en el ya legendario Habermas, y otros que, a pesar de militar en organizaciones de izquierda, no entienden todavía la diferencia profunda e irreconciliable que hay entre el estructuralismo (idealista) y el marxismo (materialista). Seguramente para congraciarse con sus colegas de universidad, evitando así el mote de estalinistas, dogmáticos o desactualizados.
Es especialmente relevante su análisis de los ensayos de Gramsci durante su cautiverio, denominados “Los Cuadernos de la cárcel”, en donde desgraciadamente, debido al contexto de represión y censura, tuvo que emplear un estilo polisémico y ambiguo, que permitió a los revisionistas tergiversar los textos del revolucionario preso.
Finalmente, debo decir que, aunque no profundiza en el necesario ejercicio del análisis epistemológico, sí documenta ampliamente los casos específicos de la praxis revisionista en contra del camarada Gramsci. Este libro podría abrir el debate que está en mora de realizarse sobre uno de las armas más letales de la ideología burguesa: el revisionismo.
Manos fuera del camarada Gramsci
José Antonio Egido
Editorial Templando el Acero
Febrero de 2012
133 páginas
