La modernización del transporte y la tecnificación en las labores agrícolas, amenazan con la supervivencia del asno criollo
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
El país le debe al burro más de lo que cree. De hecho, no es gratuito que en 1959 la agencia publicitaria Dolye Dane Bernbach eligiera a una mula como complemento para crear la poderosa marca Juan Valdez, logo institucional de la Federación Nacional de Cafeteros y símbolo de la caficultura del país.
Tampoco es una casualidad que el escritor y sociólogo Alfredo Molano eligiera aquella expresión rural A lomo de mula como título de su libro, donde están las famosas crónicas de Marquetalia y el surgimiento de las Farc.
Es más, todas las semanas santas en San Antero, Córdoba, el pueblo de este municipio costero celebra el Festival Nacional del Burro, en homenaje a ese équido que, según la tradición bíblica, en su lomo llevó a Jesús de Nazaret en su entrada a Jerusalén. Pero sin duda también es un reconocimiento a un símbolo cultural y popular del Caribe inmenso.
Peligro de extinción
Nuestro burro nacional se encuentra en peligro de extinción. La razón es que este fue reemplazado por los estridentes sonidos de las motocicletas. La modernización del transporte y la tecnificación en las labores agrícolas, amenazan con la supervivencia del asno criollo.
Además, el burro es un patrimonio subvalorado. No solo se desconoce su lugar estratégico en la formación socioeconómica del país, sino que también son limitadas las investigaciones científicas sobre su biología, fisiología o características productivas.
Es cierto que la campesina y el campesino enseñan que el asno o burro tiene orejas largas, cabeza corta y pelo en su cola, a diferencia de la mula que es el cruce del burro macho y la yegua, con estatura y porte de caballo, con dentadura y pelaje parejo. Y pare de contar, no sabemos más.
La evidencia de un peligro de extinción se encuentra en las precarias cifras. En la Encuesta Nacional Agropecuaria de 1995 se dijo que en Colombia existían 319 mil burros. Sin embargo, en 2013 ese mismo sondeo determinó que existían tan solo 63 mil ejemplares. Esto significa que en 18 años cerca del 80 por ciento de la población desapareció. Y el problema se agrava porque hasta la fecha no se ha actualizado el inventario asnal.
Pero no solo ha sido la modernización en el mundo rural la principal razón para el descenso de la población. En la medicina tradicional china la piel del burro es usada para elaborar una gelatina, conocida como ejiao, y que sirve para tratar enfermedades como la tos, el sangrado y el insomnio. Esto ha aumentado el tráfico ilícito del producto, agudizando la matanza de asnos en el mundo, donde Colombia no es la excepción.
Adelante compañero
En 1976 el compositor, acordeonero y cantautor monteriano Máximo Jiménez, lanzó al mercado su segundo disco El burro leñero, producido por Machuca, uno de los sellos más importantes, pero al mismo tiempo más efímeros, en la historia de la industria musical del país.
En el trabajo discográfico, Máximo Jiménez interpreta clásicos del vallenato rebelde como Hombre pobre (paseo), Me dijo un terrateniente (paseo), Préstame tu lanza (cumbia), Usted señor presidente (paseo), entre otras canciones. No obstante, la apertura al disco es con El burro leñero (merengue), tema musical que inspiró el nombre del elepé.
El burro leñero es una canción conmovedora, compuesta por Leonel Gracia y Máximo Jiménez. En ella, un campesino interroga a un burro cansado y triste, y este responde con una historia que evidencia la vida campesina en la década de los setenta, mediada no solo por la pobreza en el mundo rural, sino también por las luchas agrarias que recuperaban la tierra en Sucre y Córdoba.
El burro habla de su amo que es un campesino pobre que tiene a cargo muchos hijos. Como testigo mudo de su “misera existencia”, el asno ha decidido ayudarlo, a pesar de que sobre su espinazo le enganchan sin piedad mucha leña. Por ello se identifica como leñero.
En su relato, el burro leñero cuenta que una vez se metió a un potrero que era propiedad de un extranjero y que en esa aventura casi pierde la vida. Apaleado y desubicado, el animalito pierde la orientación y se pierde de su amo. Pero tiene esperanzas de encontrarlo, porque algún día tendrá un potrero para comer por montón: “Así lo dice mi dueño / en una organización / adelante compañero / ¡viva la revolución!”.
Día mundial del burro
El 8 de mayo se celebra el día mundial del burro, en homenaje a ese animal noble y carismático, hoy amenazado con su extinción. Y la invitación es a reflexionar sobre el papel desempeñado por el asno a lo largo de la historia como apoyo en la carga de mercancías y una pieza fundamental para el desarrollo de la agricultura.
Pero también es una oportunidad para hacerle un homenaje a ese compañero fiel que acompañó al campesinado colombiano en sus distintos procesos de resistencia agraria, ya sea en las duras jornadas de colonización o en las largas travesías que dejó la lucha armada. Nuestro deber es conservarlo y darle el lugar que merece en la historia.