Encerrar un ecosistema es la peor opción para preservarlo. Esta es la consigna que agitan las organizaciones ambientalistas contra la violación sistemática en una de las reservas ambientales más importantes en el sur de la ciudad
Redacción Ciudad
Ante la magnitud del impacto negativo a la estructura ecológica principal hecho por las principales autoridades en Bogotá, el discurso ambientalista desde su ejercicio en defensa y protección de la naturaleza se ha tenido que enfrentar a problemas estructurales en torno a los ecosistemas.
La estructura ecológica de la ciudad, puntualmente en el sur, tiene tres escenarios importantes, los cuales son, la zona rural con ecosistema del páramo, la reserva ecológica de Cerro Seco, el Humedal y el río Tunjuelo, los cuales han estado en peligro desde las intervenciones de minería legal e ilegal en el territorio.
Al respecto, VOZ consultó la opinión de Andrey Téllez, educador popular, líder social y ambiental, sobre el riesgo que sufren los ecosistemas en Bogotá.
Los ecosistemas
“Hay unos problemas estructurales en torno a las problemáticas e impactos a la estructura ecológica principal. En Ciudad Bolívar está el humedal Rector del Sur, el cual es el complejo de humedales el Tunjo. Hay una presión muy fuerte por acueducto y por Secretaría Distrital de Ambiente para encerrarlo”, señala Andrey Téllez sobre la importancia de los humedales en el territorio.
Por tal razón, desde los movimientos ambientalistas rechazan todo tipo de intervención que dañe a los humedales y a la comunidad. “Creemos que encerrar un ecosistema no es la mejor opción para preservarlo, lo que hace es alejar a la madre tierra de las comunidades”, dice Téllez, quien destaca la importancia de la relación entre el ecosistema y las personas. Por tal razón, el ejercicio pedagógico es una de las soluciones para que se pueda preservar estos espacios desde las comunidades.
Sobre todo, las entidades responsables son las que deben controlar y regular las problemáticas que se ocasionan en los humedales con una visión participativa, y ambientalista. No obstante, esto no sucede. “Un ejemplo de ello es que, las entidades sostienen que se deben encerrar los humedales porque hay perros ferales, sin embargo, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, Idpyba, son los responsables de estar pendiente de estos animales. También comentan que hay un problema de residuos, pero este debe estar a cargo de Limpieza Metropolitana S.A, LIME, el cual es el prestador de servicios de recolección, limpieza y barrido de la localidad Ciudad Bolívar”, finaliza Téllez.
Es decir, existen herramientas y unos mecanismos que, si se fortalecieran junto con la dinámica pedagógica y el robustecimiento de las organizaciones que están alrededor de los ecosistemas, se podría avanzar sin lastimar a la Madre Tierra.
Cerro Seco
La reserva ecológica de Cerro Seco se encuentra ubicado en los límites de la localidad de Ciudad Bolívar, es un elemento fundamental de la Cuenca del Tunjuelo y es declarado como área de especial importancia ecológica y ambiental mediante el Proyecto de Acuerdo 147 del 2021 del Concejo de Bogotá.
Ahora bien, ¿qué está pasando en Cerro Seco? Hay un abandono institucional por parte de las entidades que deberían regular la protección ecosistémica de estos territorios. “Lo que pasa en Cerro es sintomático de todo lo que está pasando en el distrito capital”, explica Andrey y agrega, “la Corporación Autónoma Regional dio una licencia a un polígono minero conocido como GK 081, ahí pueden explotar por 30 años el ecosistema”.
En la reserva ecológica se encuentran las orquídeas Pachygenium muyscarum, las cuales fueron descubiertas en Cerro Seco. También se puede hallar el ave Alondra Cornuda, que está en peligro de extinción. “Sentimos que estos dos factores ambientales y ecosistémicos deberían respetarse por encima de los intereses mineros y económicos de las personas”, comenta Téllez.
Las volquetas y el ganado
La minería ocasiona que exista presión social por el deambular constante de volquetas en zonas que no están especializadas en soportar el peso de las maquinas. En 2015, una de las volquetas bajo el proyecto minero asesinó a una mujer del barrio Las Glorietas.
Por esta misma razón, hubo una lucha social de un mes en la comunidad afectada, que dio como resultado la clausura del proyecto, sin embargo, la cantera minera quedó al descubierto, hay un hueco gigante en medio del territorio. “Hace días hubo el deceso de una niña de ocho años. Ingresó a una de las piscinas de sedimentación de una antigua cantera que hace ocho años cerró y que no se ha hecho un plan de manejo y cierre ambiental adecuado”, comenta el líder social y ambiental.
“Esto no aguanta más, hay una denuncia sobre la muerte de la menor, pero no hay ni una entidad que vaya y tape las piscinas de sedimentación”, complementa. La conclusión es que no hay respuesta de las autoridades sobre la grave situación que tienen los habitantes de Ciudad Bolívar frente a la minería legal e ilegal.
Las organizaciones ambientalistas exigen la presencia de las organizaciones encargadas del Estado que atiendan y ayuden en la solución de la problemática que está sufriendo Cerro Seco y las comunidades cercanas a este. “Esto se ha denunciado constantemente en mesas de trabajo. Hay una mesa en Cerro Seco que convoca la Alcaldía local, pero donde llegan las otras entidades que lamentablemente lo que han hecho es ocasionar procesos de aletargamiento de estas problemáticas paquidérmicas que no tienen soluciones reales”, analiza Andrey Téllez.
Asimismo, los valores de la reserva de Cerro Seco se ven en constante peligro por un grupo de ganado que está en la zona donde no se puede hacer pastoreo de ningún tipo de animal. Por otro lado, “esto puede sonar controversial, pero tampoco se puede hacer siembra, porque además la montaña no lo soporta y no podríamos ni deberíamos cosechar ningún tipo de alimento, así haya personas que estén generando este tipo de impacto”, puntualiza Téllez.
La lucha social de los ambientalistas va por todos los aspectos, los culturales, económicos y sociales, por tal razón, señalan la importancia de una solución desde la pedagogía para las comunidades en Bogotá, y también de una respuesta inmediata de la Alcaldía local sobre los problemas puntuales.
La Madre Tierra
Las acciones violentas de las que son víctimas los ecosistemas en Bogotá han creado un debilitamiento en la relación de la Madre Tierra y las personas. Por eso el líder ambientalista señala la importancia de transformar el pensamiento de las comunidades: “Hay gente que afortunadamente ha avanzado en esa consolidación de transformar su pensamiento, pero sobre todo su sentimiento hacia la Madre Tierra. Por más de 20 años sí se ha dado una defensa férrea por poder sostener y recuperar los ecosistemas. Acá nos hemos dado la pelea, por encima de los señalamientos, las persecuciones, agresiones y amenazas por defender la madre tierra”.
“Por eso creemos que el escenario de transformación espiritual, mental, y el escenario pedagógico es fundamental para que las comunidades sigan reconectándose con los ecosistemas que tienen alrededor”, finaliza el docente popular Andrey Téllez.