domingo, abril 28, 2024
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Propaganda punitivista en redes sociales

Los youtubers han tomado fuerza en el mundo de las redes sociales. Hay desde personas que comparten sus viajes o reseñan comida, hasta otros que hacen propaganda a favor de regímenes autoritarios y banalizan las violaciones a los derechos humanos

Redacción DD.HH.

El 7 de febrero pasado, Luisito Comunica compartió en todas sus redes sociales el lanzamiento de un nuevo documental sobre el Centro de Confinamiento del Terrorismo, Cecot, ubicado en El Salvador. Con el uso de narrativas que violentan la dignidad de los prisioneros, el famoso youtuber hizo una sesión de propaganda al régimen de Nayib Bukele, quien desde marzo de 2022 gobierna el país bajo estado de excepción.

Luis Arturo Villar Sudek, más conocido como Luisito Comunica, es un reconocido youtuber y creador de contenidos sobre viajes alrededor del mundo, donde retrata las culturas, comidas y sucesos históricos de los países que visita. Luisito es un rotundo éxito en todas las plataformas de las redes sociales, pues tiene cerca de cuarenta y dos millones de suscripciones, volviéndose el tercer canal mexicano con más suscripciones de YouTube. Asimismo, con treinta y tres millones de seguidores en Instagram, Luisito se ha vuelto uno de los influenciadores más importantes en el mundo digital del habla hispana.

Así pues, no es casualidad que el documental haya salido una semana después de la reelección ilegal de Bukele, en medio del estado de excepción que vulnera la democracia y los derechos fundamentales del pueblo salvadoreño.

Hay una estrategia de marketing político a favor del presidente a través de redes sociales como YouTube o TikTok, que pretende enaltecer su imagen con la narrativa del dictador joven, cool y de mano dura. Tal como dice el periodista Mauri Prado, en su cuenta de la red social X, “el fenómeno de Bukele no se puede entender sin partir de que él surgió de la mercadotecnia política, de cómo TikTok ha viralizado su figura y cómo ha usado influencers para lavarse la cara”.

Las vulneraciones hechas cárceles

Indiscutiblemente, la megacárcel de Bukele presenta una constante violación a los estándares básicos internacionales para la protección de los derechos humanos de las personas privadas de su libertad. Según el Artículo 2 de las Normas Internacionales de Derechos Humanos para Instituciones Penitenciarias: “toda persona sometida a cualquier forma de detención o prisión será tratada humanamente y con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”.

El encarcelamiento masivo en El Salvador ha agravado las ya precarias condiciones del sistema penitenciario y ha provocado que se presenten casos de detenciones ilegales y torturas. Por ello, es preocupante que se hagan contenidos como este documental que, en realidad, es propaganda a favor de la aceptación de las vulneraciones, puesto que normaliza las condiciones infrahumanas que viven los detenidos dentro de las cárceles.

Este tipo de propaganda punitivista, presentada en un canal de YouTube con más de cuarenta y dos millones de suscriptores, donde la mayoría de sus usuarios son adolescentes y niños, es una muestra de la estrategia de Nayib Bukele a través de las redes sociales: la búsqueda de aceptación entre las nuevas generaciones de las vulneraciones a los derechos humanos en su país.

La propaganda punitivista

El video de dieciséis minutos transcurre en medio de comentarios por parte de Luisito Comunica, que hacen apología a las violaciones de los derechos humanos: “Las personas privadas de su libertad en este tipo de cárceles designadas especialmente para terroristas no tienen derechos para ninguna visita, nada de quiero ver a mi mamá o a mi esposa. Nada, perdiste ese derecho por las decisiones que tomaste”. Esa es una de las frases que condena a todas las personas que se encuentran en el penal, asumiendo que son responsables de crímenes, cuando varias investigaciones han mostrado lo contrario y, además, que no se ha respetado el debido proceso a muchos de los presos.

Por tal razón, Human Rights Watch y Cristosal presentaron un informe sobre las violaciones generalizadas cometidas durante el régimen de excepción decretado por Bukele. Una de las principales vulneraciones a los derechos de los ciudadanos ha sido las detenciones arbitrarias: “Entre marzo y fines de septiembre, algunos jefes policiales parecen haber establecido una política de cuotas que exigía que los agentes cumplieran con un número de arrestos por día. En lugar de adoptar medidas para evitar detenciones arbitrarias, el presidente Bukele ha respaldado públicamente a las fuerzas de seguridad y ha actuado de manera intimidatoria hacia los pocos jueces y fiscales independientes que quedan en el país y que podrían investigar los abusos”.

La campaña de detenciones masivas ha llevado a que cientos de personas sin ninguna conexión con las pandillas sean víctimas de violaciones de sus derechos: “En muchos casos, las detenciones parecen estar basadas en la apariencia física de las personas y en su lugar de residencia o en evidencias cuestionables como llamadas anónimas y acusaciones no corroboradas publicadas en las redes sociales. En estos casos, los policías y soldados no presentaron una orden judicial de captura o de allanamiento, y en muy pocas ocasiones informaron a los detenidos o sus familiares sobre los motivos de su detención”, afirma el documento de Human Rights Watch.

Las narrativas inhumanas

El documental muestra un sinfín de acciones que irrespetan la dignidad del ser humano. El youtuber, mientras mira a su alrededor, expresa que se siente aterrado de estar a escasos metros de asesinos que no tienen ningún tipo de protección y sentencia. Sin tener ningún argumento o documento oficial, afirma que aquel grupo de prisioneros puede ser culpable directa o indirectamente de más de doscientos asesinatos en el país.

Al finalizar el documental de propaganda punitivista, dice: “Me marcho de esta prisión en El Salvador, muy impactado y con un sentimiento de alivio (…) El poder apreciar estas condiciones y medidas brinda cierto sentimiento de empoderamiento a un simple ciudadano como yo”.

El poder que supuestamente otorga una instalación como la megacárcel de Bukele se puede explicar desde el filósofo italiano Antonio Gramsci, quien planteó la hegemonía cultural, ya que la ideología dominante de una sociedad refleja las creencias y los intereses de la clase dominante, que es dictatorial porque usa las instituciones sociales como los medios de comunicación para socializar y controlar el pensamiento de las personas, según sus intereses de clase. En este caso, por medio de los creadores de contenido digital, el presidente Bukele busca la naturalización de las vulneraciones a los derechos de los prisioneros y sus familiares.

Sin embargo, no es solo el producto de Luisito Comunica el que retrata la hegemonía cultural. En diversas series, películas y realities se impone la narrativa de normalizar la privación de libertad y el castigo a través de torturas físicas y morales. Se olvida así el principio básico de las cárceles que es la resocialización y el respeto a los prisioneros, con base en la protección de los derechos humanos.

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