Nelson Lombana Silva
A las 4:25 de la tarde de ayer martes 5 de marzo dejó de existir el comandante Hugo Rafael Chávez Frías, el eximio presidente de la hermana República Bolivariana de Venezuela. Por fin le ganó la batalla la torva muerte producto al parecer del maligno cáncer.
En alguna oportunidad el libertador Simón Bolívar, dijo: “La historia es mucho más que hechos pasados; es un inmenso vientre que contiene más esperanzas que sucesos pasados y los acontecimientos futuros serán mejores que los pretéritos”. Así las cosas, el mejor monumento que se le pueda erigir a la obra inmaculada del comandante Chávez será la profundización del proceso revolucionario que con tanto ahínco llevó en medio de la tempestad huracanada de un imperialismo cerril y una burguesía pusilánime.
El comandante Chávez prendió la hoguera de la esperanza en América Latina, una vez decidió desenvainar la espada del Libertador Bolívar y enfrentar con dignidad el imperio del Norte como él solía decir con absoluta claridad. Despertó la masa adormecida, humillada e ignorada por largos y azarosos decenios y junto a ella peleó con decisión, con carácter, pero sobre todo, con conciencia de clase. Su voz irrumpió con altivez, con decoro y con formidable autonomía. Jamás se inclinó a pedir permiso a los Estados Unidos para decir y hacer obras a favor del pueblo. Tuvo identidad y luchó por el proyecto bolivariano de hacer del continente una patria grande, unida, autónoma y soberana. El comandante Chávez le apostó al socialismo, proyecto que no es de ayer sino de mañana. Su lucha, sus desvelos y dedicación se constituyen en un aporte de singular valor que las generaciones venideras habrán de reconocer eternamente.
El pueblo sabrá profundizar la unidad, la organización y la radicalización del proyecto, sabrá valorar el esfuerzo del comandante y dimensionar los logros obtenidos. Sabrá defender el proceso de la intromisión salvaje de los Estados Unidos en complicidad con la desalmada burguesía que encarna Capriles, ratificará en el primer cargo de la nación al compañero Nicolás Maduro, quien seguramente honrará la memoria del comandante Chávez hasta con su propia vida.
Un par de ejemplos nos dará una mediana idea del aporte del comandante Chávez al proceso revolucionario que viven los pueblos del mundo en la inexorable transición del capitalismo en decadencia a la aurora que encarna el socialismo. La historia no se detiene. Los procesos no se detienen, continúan la marcha contra viento y marea. Son tozudos.
Decía el comandante Chávez: “Los valores del capitalismo desmoronan la conciencia humana, pervierten a los pueblos, pervierten a las sociedades”, y citaba con amplitud una célebre frase del científico Albert Einstein: “El capitalismo decapita lo humano”.
Con base en esa realidad, el comandante Chávez decidió luchar contra ese sistema y contribuir a cimentar uno distinto, basado en los valores humanos, en la solidaridad, el humanismo y el amor. Ese proyecto social que hoy queda en obra negra, debe ser desarrollado en su totalidad por los dirigentes siempre juntos al pueblo patriota.
Subsidió la electricidad, el agua potable, el metro de Caracas, Mercal, la gasolina, sembró las semillas para fortalecer el campo, depuró la majestad de la política. Sin embargo, lo más importante fue la autonomía, el respeto por la soberanía nacional, la independencia para hablar sin pedir permiso. Desarrollar casi a la perfección todo lo que hace una revolución real, profunda y democrática: Llevar educación y salud al pueblo.
Un pueblo educado y sano, piensa, es autónomo, crítico, creativo y comprende su responsabilidad de generar cambio constante, lo mismo que bienestar. Entiende que la historia la hace él y actúa consecuentemente. Toda revolución comienza a materializarse tomando estos dos ejes centrales.
En 1.998, la matrícula universitaria era de 785 mil estudiantes; en el 2011, llegó a 2’340.000 estudiantes universitarios. El incremento fue más del 300%, segundo lugar en América Latina y quinto a nivel mundial.
La inversión en educación universitaria en 1998, era de 1.183 millones de bolívares; en el 2011, llegó a la astronómica suma de 23 mil millones de bolívares. El aumento fue de algo más de 1.800%.
El acceso a la salud gratuita aumentó en 155% en este período que venimos analizando. En el 98 había 5.360 centros públicos de salud, en el 2011 hay 7.721. La tasa de mortalidad infantil disminuyó en un 34% y la esperanza de vida aumentó 2,4.
Por eso, todas las elecciones la ganó el comandante Chávez. Por eso, el odio de la oligarquía y el imperialismo norteamericano y por eso los medios masivos de la burguesía como Caracol, RCN, El Tiempo, El Espectador, etc. siempre hablaron pestilencias del comandante y siguen diciendo pestes. El miedo a que ese maravilloso ejemplo se materialice en Colombia es grande. Sin embargo, jamás podrán tapar la verdad con mentiras y la protesta multitudinaria de los campesinos cafeteros hoy en Colombia es sintomática de que el despertar de la lucha popular se abre paso bajo este firmamento.
A los padres, a las hijas, familiares y relacionados del comandante Hugo Chávez Frías, expresamos nuestra voz de solidaridad y compromiso revolucionario. Físicamente se nos adelantó, pero su heroico ejemplo seguirá brillando en América Latina y en la conciencia de los pueblos que luchan por su emancipación. ¡Viva el comandante Chávez! ¡Viva su singular aporte a la lucha revolucionaria!
¡Paz en su tumba!
