Una vez más se demuestra al mundo la naturaleza agresiva de la política estadounidense y el desprecio de Washington por el derecho internacional
Alberto Acevedo
El fantasma de una guerra total, a gran escala, se cierne por estos días sobre el firmamento del Oriente Medio. No solo está el genocidio del pueblo palestino a manos de las tropas sionistas de Israel. También los ataques de Israel contra objetivos en suelo de algunos países vecinos, en represalia contra las acciones de grupos de resistencia que expresan, por la vía armada, su solidaridad con la causa palestina.
A este clima de escalamiento del conflicto, se suma la decisión de la administración del presidente Joe Biden de desarrollar una ofensiva con el bombardeo de casi un centenar de objetivos proiraníes y de las fuerzas que califica como paramilitares de Irán, que operan en Irak y Siria, con lo que ha puesto a Estados Unidos e Irán muy cerca de la confrontación directa.
Según el portavoz del gobierno iraquí, Bassam al Awadi, la acción militar estadounidense “pone la seguridad en Irak y de la región al borde del abismo”. Al Awadi criticó el doble rasero estadounidense, que habla de la necesidad de “establecer la estabilidad necesaria”, al tiempo que recurre al uso de la fuerza y la violación del territorio de países soberanos para garantizar tal “estabilidad”.
Al Consejo de Seguridad
Según analistas locales, los ataques estadounidenses han permitido a Washington dejar el mensaje de que EE. UU. nunca se fue del Oriente Medio, pese a su fracaso a la hora de pacificar Irak y su incapacidad para derribar el gobierno del sirio Bashar al Assad, que hasta el momento tiene el apoyo de Rusia. Moscú por su parte ha condenado el ataque estadounidense y ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El Ministerio de Exteriores sirio, por su parte, denunció “la violación de la soberanía” de Siria con estas acciones bélicas, que, subrayó, “alimentarán el conflicto en Oriente Medio de una forma muy peligrosa”.
Como se recordará, entre el 3 y el 4 de febrero pasados, Estados Unidos desencadenó una cascada de bombardeos a objetivos puntuales de Siria e Irak, como respuesta, dijo la Casa Blanca, al ataque perpetrado el domingo anterior con un dron contra un puesto del Ejército norteamericano en Jordania, que dejó a tres soldados muertos y a cuarenta heridos, la pérdida más significativa para Estados Unidos en los últimos tres años. Fueron ochenta y cinco objetivos bombardeados en los dos países, incluidas bases de operaciones de los Guardianes de la Revolución iraníes.
Terrorismo de Estado
También Israel ha recurrido a operaciones comando especiales, que las organizaciones de la resistencia palestina califican como terrorismo de Estado para liquidar físicamente a líderes de Hamás y de Hezbollah y de la Guardia Revolucionaria de Irán en Beirut y Damasco.
En ese contexto, Irán ha reaccionado de forma moderada, cautelosa. El portavoz del Ministerio de Exteriores de ese país, Naser Kanani, acusó a Estados Unidos de buscar una “escalada de tensión” y de promover la inestabilidad en Oriente Medio mediante la defensa de los objetivos de Israel. Los ataques en Irak y Siria, con violación de la soberanía territorial de esos países, “son otra muestra de aventurerismo y un error estratégico” de la Casa Blanca, precisó el portavoz.
“Todo el mundo debería intentar evitar que la situación en la región se convierta en explosiva”, dijo por su parte el alto representante para asuntos exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, exteriorizando la preocupación de los gobiernos del viejo continente.
Agudizan las tensiones
Rusia reaccionó también ante la tensa situación en esa región del globo terráqueo. Las acciones de los países anglosajones en Oriente Medio suponen una amenaza directa a la paz y la seguridad internacionales, dijo el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia.
El funcionario calificó los ataques de Washington de “acciones ilegales e irresponsables”, en las que murieron civiles y militares. “Una vez más se demostró al mundo la naturaleza agresiva de la política estadounidense en Oriente Medio y el total desprecio de Washington por el derecho internacional”, puntualizó el diplomático.
“Al atacar últimamente, prácticamente sin pausas, objetivos de grupos supuestamente proiraníes en Irak y Siria, EE. UU. está tratando deliberadamente de arrastrar a los países más grandes de Oriente Medio a un conflicto regional”, declaró el representante de Rusia, quien, además, precisó que es “evidente” que los ataques aéreos estadounidenses están expresamente dirigidos a agudizar aún más las tensiones en la zona.