En el taller preparatorio de la tercera Asamblea por la Paz en Orito, todas las personas asistentes brindaron su apoyo a la candidatura para el concurso Titanes Caracol de la lideresa afro y defensora de los derechos humanos, María Carlina Esterilla. Esta es su historia
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
Una vez se terminó la jornada del primer día, todas las personas asistentes al taller se congregaron extraordinariamente. El objetivo era grabar una pieza audiovisual para dejar sentado el apoyo de todos los liderazgos sociales allí presentes. “Putumayo y Colombia con María Carlina Esterilla a Titanes Caracol. ¡Presente, presente, presente!”. La frase se repitió tres veces y el sonido emitido fue tan fuerte, que se escuchó en todo el municipio de Orito.
Rápidamente, el video capturado se fue rotando por WhatsApp. “Les agradezco mucho compañeras y compañeros por su respaldo”, dijo María Carlina notablemente emocionada por el gesto desinteresado que tuvieron líderes y lideresas sociales, asistentes al taller preparatorio en Putumayo de la tercera Asamblea Nacional por la Paz, iniciativa que impulsa la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo, USO.
Titanes Caracol
“Mi nombre es María Carlina Esterilla y vengo del municipio del Valle del Guamuez. Soy la representante legal y presidenta de la Federación Departamental de Consejos Comunitarios y Organizaciones de Base por los Derechos de las Comunidades Afroputumayenses. Pero también soy la fundadora de la Asociación de Mujeres Negras y Afrodescendientes Defensoras de Derechos Humanos y Víctimas del Conflicto Armado de Putumayo, Asomunep”.
Sonríe cuando es interpelada por la extensión en palabras de los nombres que adoptaron las organizaciones a las que pertenece. Lleva un turbante tejido con hilos negros, rojos y amarillos, los mismos colores de sus aretes.
La lideresa afro está postulada en el concurso Titanes Caracol en la modalidad Integración, Inclusión y Reconciliación. En un proceso de selección de 5000 participantes, María Carlina fue seleccionada junto con otras 24 personas: “Soy la única mujer afrodescendiente a nivel país y del departamento de Putumayo”.
De acuerdo con María Carlina, la postulación al concurso tiene el objetivo de socializar el ejercicio de emprendimiento donde se busca el fortalecimiento de las mujeres que han sido víctimas de violencias basadas en género y del conflicto armado.
“Las comunidades del bajo Putumayo reconocen a María Carlina como una lideresa excepcional. Su asociación ha logrado promover pequeños proyectos de mujeres para que puedan llevar un sustento a sus familias. Lo que no hace el Estado, lo hace ella por iniciativa propia”, comenta don Euler Guerrero, dirigente de la Mesa Putumayo por la Vida y máximo promotor del video para apoyar la candidatura.
Lideresa afro
“Este proceso lo inicié hace unos 18 años. Por ser víctima de violencia sexual por parte de grupos al margen de la ley, tuve una gran revictimización. Pero también por el tema del racismo, que no nos permitía que se nos abrieran puertas. Así comencé a ver, sentir y entender que había una gran discriminación hacia la mujer negra en el territorio”, argumenta María Carlina.
De acuerdo al Centro Nacional de Memoria Histórica, el departamento del Putumayo ha sido representado como un territorio de misiones, abundante en recursos naturales como el petróleo y determinado por las bonanzas económicas y la colonización.
En la década de los años noventa del siglo pasado, la expansión de los cultivos de coca, así como el arribo de las mafias y los actores armados, convirtieron al Putumayo en un escenario de guerra. Esta situación se agudizó en la zona baja del departamento, donde por años la población ha sido estigmatizada como guerrillera o paramilitar, siendo víctima de múltiples y atroces episodios de violencia.
“En un ejercicio de juntanza propuse una organización de mujeres afro. Empezamos con 30 mujeres y hoy tenemos unas 600, a las cuales estamos fortaleciendo con capacitación y emprendimiento”, afirma Esterilla sobre el trabajo de la Asociación.
De igual forma, y gracias al apoyo de distintas oenegés e instituciones, las mujeres de Asomunep presentaron en 2022 ante la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, el informe Dinámicas de género en el Bajo Putumayo (1978-2016), donde se compilan 26 testimonios de mujeres negras e indígenas víctimas de violencia basadas en género en el marco del conflicto armado.
“Hoy tenemos una ruta de atención a las víctimas, así como para cualquier mujer que haya sido violentada en sus derechos. Lo más bonito en nuestra organización es todo el colorido. Acá tenemos mujeres afrodescendientes, indígenas, colonas, es decir, no discriminamos a nadie. Tratamos de buscar esos espacios de comadreo porque queremos eliminar el racismo”, manifiesta María Carlina, con notable orgullo.
Mujeres pujantes
Asomunep enfoca su trabajo en el empoderamiento. Por un lado, estimula la producción de trajes típicos, donde se resaltan la confección de vestidos y turbantes africanos, así como de peinados que se identifican con los pueblos negros que habitan el Putumayo. Por otro lado, está el componente de lo gastronómico, con especial énfasis en los saberes, tradiciones y ancestralidades que se trasmiten en las comidas.
“Esto nos ha permitido crear confianza con esas mujeres, que nos cuenten muchas cosas que han vivido pero que no han exteriorizado. Nosotras nos hemos convertido en un espacio confidencial más seguro que las mismas instituciones, permitiéndonos tener un tejido social que protegemos día a día. Así le demostramos al mundo entero que somos mujeres pujantes y comprometidas con una sociedad más justa, solidaria y respetuosa”, declara María Carlina.
¿Cuál es el mensaje de paz que envía desde el liderazgo social y la organización que representa?, fue la última pregunta a María Carlina.
“El mensaje de paz es a que sigamos construyendo tejido social desde el territorio, desde todos los rincones de Colombia. Busquemos esa unión y esa articulación para que no se violen los derechos de nuestros pobladores”.
Una vez se apagó la grabadora, con inocencia, pregunta si estuvieron bien las respuestas. “Estuvieron maravillosas compañera. Usted y la asociación merecen ganar ese concurso”, le dije. Se despidió con una sonrisa en medio de un aguacero común del piedemonte amazónico.