sábado, agosto 31, 2024
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Mujeres de la Unión Patriótica: rostros, guerra y dignidad

Cerca del 49 por ciento de las víctimas del conflicto armado son mujeres. A pesar de la crudeza de los múltiples hechos victimizantes, ellas resisten en la búsqueda incansable por verdad, justicia, reparación y no repetición

Andrea Forero Dueñas

La Unidad de Atención y Reparación Integral a las víctimas, UARIV, en el Registro Único de Victimas, RUV, con corte del 31 de enero de 2024, registró a 4.834.091 mujeres en diferentes hechos victimizantes.

Esto significa que el 49 por ciento del universo de esas victimizaciones son vividas por las mujeres, efectos que han robustecido todos los modelos, profundizando las heridas en los cuerpos y las mentes de lo femenino en su cotidianidad, frustrando sus sueños y haciendo aún más difíciles las condiciones de concebir una vida digna en entornos seguros e incluyentes.

Sin embargo, las cifras se quedan en números y estadísticas. Y lo que es aún peor, desconocen la lectura territorial y la historia oral de las mujeres que sufren el conflicto armado. Por eso, es importante comprender la reconfiguración de la conflictividad que siendo inherente no solo perdura en el tiempo, sino que también se renueva.

Rostros resilientes

Los rostros del sufrimiento en tiempos de guerra se convirtieron en una constante que ha desatado consecuencias devastadoras en las mujeres. Son muchos los episodios en los cuales se ven sometidas a las discriminaciones y son ellas quienes desarrollan recursos y herramientas de supervivencia para enfrentar cada uno de los desafíos, ya sea siendo cuidadoras, viudas, huérfanas, hijas, madres o compañeras.

Otro elemento que se suma es la desigualdad de género, incrementándose en el marco de la guerra. No obstante, las mujeres son capaces de enfrentar el desplazamiento, la expulsión y otros padecimientos, entre ellos, el ser refugiadas, otro aspecto que se suma a las violaciones masivas de los derechos humanos, en contextos diferentes a sus constructos culturales.

Existe la construcción de órdenes sociales impuestos por la guerra, uno de ellos es el abuso sexual, utilizado como estrategia de terror, de tortura, de venganza, pero también como herramienta para consolidar la esclavitud sexual dentro de los ejércitos que tienen como objetivo consolidar de manera totalitaria la dominación territorial.

Cuerpos atravesados por la violencia

En efecto, gran parte de las mujeres víctimas y sobrevivientes, en su momento eligieron el silencio y la marginación por temor a la estigmatización, a la eliminación, la persecución y/o las prácticas de sometimiento.

A propósito de lo anterior, son ejemplos el sufrimiento y la crudeza en cuanto a las rupturas culturales, familiares e individuales; el padecimiento del desplazamiento forzado; la incertidumbre de las mujeres que buscan a sus hijos desaparecidos o aquellas que los entregaron a la guerra sin alternativa alguna; las que asumieron sus hogares solas porque la violencia les arrebató a sus compañeros, muchos de ellos asesinados, desaparecidos o torturados.

Es un sinnúmero de actos que no solo marcaron la vida dejando huellas indelebles en los cuerpos, con esto fortaleciendo la dominación y la imposición de órdenes sociales para la guerra. El sometimiento al dolor y a la pérdida no es otra cosa que el triunfo de la barbarie sobre la misma vida.

La Unión Patriótica con rostro de mujer

Con respecto a esto, el Estado colombiano ha violado de manera sistemática y permanente el derecho a la vida, a la verdad, a las garantías de no repetición, por eso, es importante reconocer la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, emitida el 30 de enero de 2023 como un fallo histórico tras décadas de lucha.

Este resultado no es otra cosa que el reconocimiento a la mujer de la Unión Patriótica, militante, sobreviviente y luchadora, a la que fue asesinada por querer vivir en una democracia participativa. Pero también a la mujer madre, hija y compañera que batalló junto con muchos hombres a los que no les perdonaron la vida por lograr un país justo, democrático e incluyente.

Esas mujeres, que asumieron solas la crianza de hijos e hijas, trabajadoras, hoy pueden ver que la historia reivindica sus mismas vidas a partir de la condena al Estado colombiano por el exterminio contra la Unión Patriótica.

La consolidación de una reparación política

Para que el camino de la reparación se haga tangible es necesario entender y exigir los sistemas y mecanismos que restauren de manera integral los derechos vulnerados del universo de víctimas y sobrevivientes.

Esto exige consolidar espacios pedagógicos que reconstruyan los contextos históricos y así poder garantizar la no repetición, el derecho a la verdad, la consolidación de la justicia y la voluntad política de los gobiernos nacionales de turno.

En este caso, para el Gobierno del Cambio, el cumplimiento de la sentencia de la CIDH constituye un compromiso con la política Paz Total y con las garantías de verdad, justicia, reparación y no repetición para las víctimas de la Unión Patriótica sometidas al atroz crimen de exterminio sistemático.

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