Los desplazamientos migratorios no son nuevos; han estado vinculados a la necesidad del ser humano de buscar nuevos territorios que faciliten su existencia
Redacción internacional
En la tercera semana de octubre pasado, delegados de gobiernos latinoamericanos y europeos discutieron, en sendas reuniones, estrategias para abordar el problema de los migrantes, que ha venido en ascenso en los últimos meses e insinúa una crisis humanitaria de enormes proporciones.
El día 19 octubre, en Bruselas, los representantes permanentes de la Unión Europea se reunieron en torno a este problema, asumiendo que los actuales conflictos en Ucrania y el Cercano Oriente van a atizar el flujo migratorio en diversas regiones del mundo; adoptaron una serie de recomendaciones que endurecen los controles fronterizos hacia esas franjas flotantes de población.
Cuatro días después, en la ciudad de Palenque, Chiapas, al sur de México, se dieron cita representantes de 11 países latinoamericanos y caribeños para examinar el tema, pero desde un enfoque de respeto a los derechos humanos de los migrantes y el establecimiento de mecanismos de cooperación entre países, también asumir un asunto que es una realidad social en un mundo globalizado, cuyas medidas de represión policial, de fuerza y discriminación racial, han resultado inocuas en su solución.
Regularización discriminatoria
Los desplazamientos migratorios no son nuevos; han estado vinculados a la necesidad del ser humano de buscar nuevos territorios que faciliten su existencia. Desde la antigüedad, los migrantes buscaban sitios que les garantizaran alimentos y buen clima. En la actualidad, emigran en busca de mercados laborales que proporcionen empleos, buenos salarios, seguridad personal e integral y, definitivamente, mínimas condiciones de existencia.
La reunión de Palenque exhortó al ‘abandono’ de políticas selectivas de países de destino, como la que se observó al promover la migración irregular de venezolanos y cubanos en el pasado reciente. El documento de compromisos de esta reunión llama a “evitar producir arbitrariamente tanto efectos llamada como efectos disuasivos, tales como la regularización de ciertas nacionalidades”, o como la aplicación del llamado TPS de Estados Unidos a ciudadanos venezolanos.
La reunión de México llamó a la promoción de diálogos bilaterales entre los países de origen, tránsito y destino de migrantes, haciendo mención directa al restablecimiento de relaciones consulares que permitan el abordaje integral de los flujos migratorios.
Devoluciones arbitrarias
En el caso de Bruselas, los 27 Estados miembros de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo para desbloquear el denominado Pacto sobre Migración y Asilo. Aprobaron cinco grandes instrumentos de trabajo para abordar el fenómeno migratorio. No obstante, lo alcanzado es apenas una base de negociaciones entre la presidencia del Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo.
Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos solicitaron al Parlamento Europeo frenar la dinámica de los últimos años, en los que se han producido “graves violaciones de derechos de migrantes y refugiados en Europa, como devoluciones colectivas, suspensión del derecho de asilo, detenciones arbitrarias y trato discriminatorio”.
Las ONG humanitarias consideran que lo acordado en la reunión de Bruselas empeora la situación existente. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado, CEAR, dice, por ejemplo, que el acuerdo tomado “abre la puerta a la criminalización del trabajo humanitario” debido a que se podrán considerar las operaciones de salvamento marítimo que realizan diversas ONG como ‘desestabilizadoras’ de países de la Unión Europea, alineándose así con las tesis que defendidas por el gobierno ultraconservador de Giorgia Meloni en Italia.
Esta situación se puede agravar tras el inicio del conflicto en la Franja de Gaza, un territorio poblado por dos millones de personas, de las que se calcula que alrededor de la mitad son menores de edad. Ya hay un millón de desplazados internos y no se sabe si el éxodo alcanzará a Europa.