miércoles, mayo 1, 2024
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Maduro recargado

El acercamiento entre el país bolivariano, Brasil y Arabia Saudita, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, evidencia la reconfiguración geopolítica de los países de Sur

Alberto Acevedo

Los recientes viajes al exterior del presidente Nicolás Maduro, en los últimos meses, han marcado el regreso de Venezuela a las instancias multilaterales. El mandatario además gana protagonismo en la prensa internacional.

Una situación nueva, que contrasta con el aislamiento comercial, financiero y diplomático que ha vivido Venezuela en los últimos años por cuenta del bloqueo impuesto por Estados Unidos y el posicionamiento de la derecha en América Latina.

En vísperas de su viaje a Brasilia a la cumbre de mandatarios de América del Sur, Nicolás Maduro hizo público su interés de vincular a Venezuela a los Brics, el bloque económico y comercial del que forman parte Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

El 5 de junio, Maduro también visitó Arabia Saudita, unas horas después de asistir a la toma de posesión del presidente Recep Tayipp Erdogan, en Turquia. El venezolano se reunió con el príncipe saudí Mohammad bin Salman y entre ambos suscribieron acuerdos bilaterales de cooperación comercial.

Un eje de integración

El acercamiento entre Venezuela y Arabia Saudita, dos de los mayores productores de petróleo del mundo, puede analizarse como parte de la reconfiguración geopolítica en los países de Sur. A finales del año pasado el gobierno bolivariano estuvo en Egipto en la cumbre sobre el cambio climático COP27. Y antes de esta cita, en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, en Ciudad de México en 2021.

Pero más significativo que esto es la participación del presidente venezolano en la cumbre de jefes de Estado suramericanos en Brasilia, que tuvo como eje central la reconfiguración de una estrategia de cooperación. A ello se agrega que la posibilidad de un eje Brasilia-Caracas-Bogotá-La Paz tendría como meta liderar una renovada agenda de integración regional, que no podría funcionar sin la activa participación de Venezuela.

La cumbre de Brasilia es a su vez reflejo del giro político electoral hacia el campo progresista que se viene experimentando en América del Sur en los últimos meses y deja una huella en la capital brasileña que marca un cambio en el signo de los tiempos.

Centro de poder mundial alternativo

Maduro fue centro de atención en esta reunión. Muestra que el cuestionamiento de su legitimidad como jefe de Estado en Venezuela es cosa del pasado y que el reingreso al escenario regional está por sentado. Lo corrobora el hecho de que, al pisar suelo brasileño, fue recibido con honores de jefe de Estado.

El anuncio de Maduro de su interés por incorporarse a los Brics plantea una especie de gana-gana bilateral. Caracas podría diversificar su economía y a la vez convertiría al grupo en una megapotencia energética.

Antes de su visita a Brasil, Maduro había dicho en una intervención ante la televisión estatal de su país: “Venezuela se la juega con el nuevo mundo de los Brics”, en razón del excelente desempeño económico del bloque y su apuesta por construir “un núcleo de poder mundial alternativo al viejo núcleo imperialista y colonialista de Occidente”.

Clima de tranquilidad

Debido a ello el interés de Caracas en sumarse al Brics. Un balance preliminar muestra que el bloque de cooperación económica se potenciaría con los recursos energéticos venezolanos, a los que se suman los hidrocarburos rusos.

De acuerdo a un informe reciente del Centro Latinoamericano de Geopolítica, Celag, si se concreta la incorporación de Venezuela al Brics, controlaría el 26.2 por ciento de todas las reservas mundiales de petróleo. Al tiempo, Venezuela podría diversificar su economía con mayor cooperación en áreas como agricultura, medicinas de la India e inversión en infraestructura más allá del petróleo.

Agreguemos a este balance, que el gobierno del presidente Gustavo Petro, en Colombia, una vez asumió el poder con las banderas de un programa democrático a nombre del Pacto Histórico, inició un proceso de normalización de relaciones con el vecino bolivariano, lo que introduce un clima de tranquilidad en las relaciones y los procesos de cooperación en la región.

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