lunes, febrero 17, 2025
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Llamamiento por la vida, la paz y la defensa del Sumapaz

Una vez más el campesinado sumapaceño se ha movilizado ante los recientes hechos de violencia que enlutan el territorio. VOZ reproduce la declaración que exige protección al páramo más grande del mundo y a las comunidades que lo protegen

Redacción Territorios

Las organizaciones y entidades nacionales, del distrito y la región del Sumapaz, nos hemos reunido en este emblemático lugar para visibilizar los hechos recurrentes de la violencia expresados en los anuncios de la presencia de actores armados insurgentes, el incremento de la militarización del territorio, generando un estado de zozobra en la población campesina y sus organizaciones ante un nuevo y muy posible escenario de confrontación y de despliegue de acciones contra la población civil.

La lucha campesina en el páramo y región del Sumapaz ha sido, sobre todo, contra la estigmatización por parte del Estado y en resistencia histórica por la defensa del territorio y el ecosistema del páramo más grande del mundo ante megaproyectos extractivistas.

Zona de Reserva Campesina

Sumapaz no solo es el páramo más grande y maravilloso del mundo, también cuenta con un grupo poblacional que, desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando inició el proceso de colonización de la región, se vinculó a la lucha por la tierra y la exigencia de derechos para innumerables familias campesinas.

Aquí prevalece una de las organizaciones agrarias más importantes del país y con mayor trayectoria, el Sindicato de Trabajadores Agrícolas de Sumapaz, Sintrapaz, y comparte la causa y acción de lucha con la organización comunal, juvenil, productiva, de mujeres campesinas y cultural, que dinamizan el conjunto del movimiento agrario, ambiental y social.

Indica lo anterior que los páramos no han estado solos ni alejados de la actividad humana. Esta relación simbiótica ha sido configurada a través de la historia. No es posible conservar los ecosistemas estratégicos sacando a la gente y demás especies que los habitan, si no creando acuerdos y modelos de gestión que garanticen la protección de unas zonas que ya han sido ocupadas.

Por las anteriores razones desde hace más de 20 años el campesinado sumapaceño había venido luchado por el reconocimiento de la Zona de Reserva Campesina, ZRC, a pesar de la oposición de sectores poderosos que no ven a Sumapaz como un territorio históricamente habitado por aguerridas familias campesinas, sino que lo proyectan como fuente de agua para sus negocios inmobiliarios, industriales y agroindustriales en la Sabana y en la vertiente cálida.

Estos sectores con sus intereses, ven hoy como una derrota la constitución de una ZRC en la inmediación rural de Bogotá, eso explica también porqué los gobiernos recientes de la derecha, hicieron todo lo posible por frenar este anhelo y que la actual alcaldesa mayor de Bogotá, en sus propias palabras, planteó que “la Zona de Reserva Campesina nunca se constituiría”.

Zonas de paz

Las comunidades agrarias exigen no más trabas burocráticas para sacar adelante la Zona de Reserva Campesina en el territorio. Foto Iván Otero Gelabert

Desde hace 10 años que la organización campesina ya había elaborado una propuesta de Plan de Desarrollo Sostenible que gira alrededor de los siguientes ejes: 1. Acceso a la tierra y permanencia en los territorios; 2. Consolidación de la economía campesina; 3. Valoración de nuestro patrimonio físico rural; 4. Construcción de autonomía; 5. Arraigo cultural; y 6. Autonomía y soberanía alimentaria.

Este se caracteriza por ser un Plan de Vida Alternativo, construido consecuentemente con la realidad y el contexto de las comunidades, hoy en proceso de actualización y armonía con el Plan de Manejo Ambiental y Productivo de otra parte de la localidad y los del Río Nevado, Alto Duda y de ZRC de Cabrera, el naciente proceso en Venecia y demás iniciativas autónomas en Cundinamarca, Meta, Tolima y Huila.

Desde estos procesos autónomos en los territorios no es necesaria la política del Pago por Servicios Ambientales que desnaturalizan y desvirtúan los planes aprobados por las comunidades y organizaciones de base, todo lo anterior encaminado hacia una verdadera reforma agraria integral como es el anhelo histórico de la lucha campesina.

Producto de la movilización campesina, el actual gobierno del Pacto Histórico y del presidente Gustavo Petro Urrego, como era de esperarse, tomó la iniciativa y aprobó la formalización de la Zona de Reserva Campesina Sumapaz y otras tres en el país, constituido como un gran logro para el conjunto de la región y ahora debe avanzar en garantizar la financiación del Plan de Desarrollo Sostenible, el Plan de Vida que contribuirá a mitigar los efectos del cambio climático global.

El fallo de la Corte Constitucional en este particular, nos da finalmente la razón de la justeza e importancia de las exigencias, pues nos brinda las herramientas jurídicas para hacer valer el derecho a la autonomía de las comunidades campesinas, destinadas también a producir alimentos.

Las Zonas de Reserva Campesina, ante todo, son territorios de paz previstos en la ley. Su funcionamiento no puede estar bajo control, y este caso desmedido, de brigadas militares y de policía. Se debe recurrir a lo aprendido en materia de resolución pacífica de conflictos, a la justicia en equidad que evita la cadena de tragedia que quieren imponer nuevamente.

Las instituciones favorecen a las multinacionales

En contravía a lo avanzado, entidades como el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, ponen todas las trabas para comercializar el ganado, la guía de movilidad, licencias a las fincas y para la comercialización de productos agropecuarios, incluso libres de tóxicos. Siempre exigen, pero no dan garantía ni alternativa de productividad alguna.

Las entidades ambientales imponen normas que favorecen evidentemente a las multinacionales, quieren delimitar el territorio en pro de fines mezquinos, sin importar la suerte de la región y sus comunidades. Catastro Distrital y Departamental adelantan un absurdo estudio desde el aire de esta cordillera y sobre avalúa los predios para que sean impagables los impuestos a la propiedad de la tierra. Nos quieren condenar al desplazamiento, al hambre y a la miseria.

Tras el pretexto de un supuesto “ordenamiento territorial y ambiental”, sobre el páramo hay persistentes amenazas del despojo para el desarrollo de la explotación minera, construcción de centrales hidroeléctricas, y con ello la venta forzada de predios, la descampesinización y la privatización del Río Sumapaz y demás cuencas importantes.

A este lúgubre panorama se suma la ampliación de proyectos ecoturísticos sin importar el daño a este ecosistema tan estratégico como frágil para tan absurdo propósito, ecosistema de alta montaña, centro de equilibrio cósmico desde la cosmovisión ancestral en la recomposición étnica del territorio único en Colombia y en el mundo.

No a la militarización del territorio

A pesar de la estigmatización y la violencia, las mujeres de Sumapaz resisten. Foto Iván Otero Gelabert

A la par con el asedio y los intereses de las multinacionales, durante los últimos 30 años el territorio ha sido objeto de bombardeos indiscriminados, la presencia militar en las montañas cerca de nacimientos de agua y en los centros poblados junto a las viviendas de los campesinos, generando destrucción y contaminación de la naturaleza. También se presenta que, en los retenes del Ejército en la vía hacia la localidad del Sumapaz, y otras vías de la región, se toman los registros que constituyen el empadronamiento de la población.

Sufrimos ya las detenciones masivas por parte de las Fuerzas Militares, retención de documentos, estigmatizando y señalando al campesinado por supuestos vínculos con la guerrilla, incursión a las viviendas atropellando en especial a las mujeres y diversidades que habitan el campo.

No queremos volver a ese grado de vejámenes de la violencia. Acá, compartimos comunistas, liberales y gentes sin filiación política alguna. Los funerales de personas queridas, dirigentes y lideresas asesinadas(os) por hechos criminales en el desarrollo del conflicto, todos y todas los rechazamos y denunciamos.

Llegamos a tener en el territorio hasta tres militares por cada habitante. Eso no lo hemos podido y no podemos volver a aceptar, toda vez que, con esta realidad descrita de fuerza desmedida, se cometen delitos y crímenes que quedan impunes, no solo en Sumapaz si no en los territorios del país, en dónde se intenta resolver con la fuerza el conflicto social y armado, dejando a la población civil en medio del fuego cruzado y sin soluciones a las más sentidas necesidades, como la reparación colectiva que exigimos.

El agua es vida, sin ella acaba la existencia

La población también ha denunciado el hurto de enseres y productos de cosecha, la invasión de sus predios, la supuesta posible incursión paramilitar, que dicen actuar con la venia de la Séptima Brigada del Ejército.

Clamamos por la objetividad de la prensa. Los medios de comunicación hegemónicos y alternativos están para brindar la información veraz y para contribuir al desescalonamiento de los conflictos y no para incendiar como ocurre con los canales televisivos de mayor audiencia y diarios del país que han vivido de la noticia y las pautas para favorecer a sus patrocinadores.

Lo que ha exigido y exige el campesinado es respeto, quiere vivir en el territorio, cuidándolo y preservando el ecosistema para que haya agua para la ciudad y la región, porque reiteramos, el agua es vida y sin ella acaba la existencia. Este ecosistema aporta para la ciudad capital Bogotá más del 30% del agua y para ciudades intermedias otro tanto, e incluso como cabecera de la Orinoquia también cuidamos de aguas internacionales.

Las organizaciones y entidades participantes en el presente encuentro, convocamos desde ya, a un Foro por la vida, la paz y la defensa del territorio sumapaceño en el marco de la Semana por la Paz, 9 y 10 de septiembre del 2023, éste, precedido de los diálogos territoriales y/o cabildos que hallen compromiso vinculante de la institucionalidad local en un proceso de Paz Total e integral.

¡Esto es lo que nos mueve!

Las organizaciones participantes convocaron a un Foro por la vida, la paz y la defensa del territorio sumapaceño en el marco de la Semana por la Paz, del 9 y 10 de septiembre del 2023. Foto Iván Otero Gelabert

Así como se logra hoy el reconocimiento constitucional de los derechos del Campesinado y la Jurisdicción Agraria desde el Gobierno del cambio, respaldamos y aportamos de manera decidida a la implementación del Acuerdos de Paz, en donde se enfatiza en el enfoque territorial y de género, con la conformación del Movimiento Social por la Paz desde los territorios. Se debe constituir el comité regional de derechos humanos y Paz Total e Integral. De igual forma, hacemos mérito para ser declarados como la primera Región de Paz y para el acompañamiento internacional.

Exigimos un territorio libre de militarización, de fuertes de policía y de la intervención de empresas privadas y de capitales foráneos que vengan por la explotación indiscriminada de la riqueza y en consecuencia a producir despojo de la población histórica y la destrucción del ecosistema.

A cambio de las armas, exigimos que se ejecute lo aprobado en el Plan Nacional de Desarrollo, como la troncal Sumapaz, la Universidad Campesina y el Sistema de Salud pertinente, de alta ciencia con cobertura eficiente en los lugares más recónditos que hasta hoy siguen abandonados.

¡Esto es lo que nos mueve y nos da esperanza de vida, de paz y pervivencia en Sumapaz territorio ancestral e histórico nacional!

San Juan de Sumapaz, junio 17 de 2023

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