viernes, abril 19, 2024
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Los archivos personales y la historia del Partido Comunista (I)

El Centro de Estudios e Investigaciones Sociales, CEIS, viene recuperando la mayor cantidad de fuentes posibles y para poner a disposición del público los materiales necesarios y reconstruir la historia del PCC. La buena noticia es que la colección de VOZ ya se encuentra completa

Alejandro Cifuentes

En sus notas de la cárcel, Antonio Gramsci apuntaba que la historia de “los grupos sociales subalternos es necesariamente disgregada y episódica”. Y aunque es “indudable que en la actividad histórica de estos grupos existe la tendencia a la unificación”, tal tendencia es “continuamente rota por la iniciativa de los grupos dominantes, y por lo tanto sólo puede ser demostrada a ciclo histórico cumplido, si éste concluye con un triunfo”.

Con estas palabras, Gramsci quería señalar, entre otras cosas, la dificultad metodológica que implica para el estudio de la historia de los grupos subalternos el hecho de que estos “sufren siempre la iniciativa de los grupos dominantes, aun cuando se rebelan y sublevan”, pues tal situación conlleva dificultades para acceder a un cúmulo grande de materiales que exige la investigación.

Fuentes para la historia de las clases subalternas

Sin embargo, lo hasta acá dicho no quiere decir que la historia de las clases subalternas sea una labor imposible. Si reconocemos la capacidad creadora de la actividad humana, y en ello el rol que juega la conflictividad social en el desenvolvimiento de la historia, ponemos de manifiesto que los grupos subalternos han tenido a lo largo de las épocas iniciativas autónomas, y estas, a pesar de las derrotas, han dejado huellas que el historiador siempre debe saber estimar, y que no solamente quedan relegadas a la documentación escrita.

Así pues, debemos tener en cuenta que, para estudiar la trayectoria vital de las clases populares, todas las expresiones culturales y la memoria (más aun si se trata de investigaciones de historia reciente) son de un valor inconmensurable.

Desde el siglo pasado los historiadores han venido reflexionando sobre los problemas metodológicos de la investigación documental sobre los grupos subalternos. A partir de esto, se han ido identificando archivos y tipos de documentación donde se pueden encontrar rastros de la vida del pueblo.

Hay documentación producida por el Estado y otras instituciones, donde se registró información relativa a la gente del común, tales como la documentación judicial o la censal; pero no podemos olvidar que la misma gente produjo también documentación, que, aunque es más esporádica y se conservó en menor medida, de una u otra forma perdura en el tiempo y se constituye en testimonio directo de las clases subalternas: hojas sueltas, manifiestos, panfletos, prensa, entre otros.

Una buena porción de esta documentación no se encuentra en archivos o bibliotecas públicas, sino que se haya en manos de organizaciones sociales, en archivos privados y personales, por lo que su existencia se ve amenazada. Las organizaciones no siempre cuentan con recursos suficientes para salvaguardar la documentación, y la conservación de los archivos personales muchas veces está sujeta al ciclo de vida de las personas interesadas.

No siempre las familias y los descendientes le dan la importancia suficiente a los papeles y libros de sus antecesores, y estos pueden perderse para la posteridad tras el deceso de quienes los resguardan.

El problema de las fuentes para la historia del PCC

Lo que hasta ahora hemos dicho se puede constatar en Colombia, donde, además, la violencia y las dinámicas del conflicto han incidido negativamente en la preservación de materiales documentales de las organizaciones sociales y políticas de las clases subalternas. Pero quisiéramos hacer algunas consideraciones específicamente sobre el caso del Partido Comunista (PCC).

A lo largo de sus nueve décadas de vida, el PCC, organización que nace de las entrañas mismas de la clase obrera y el campesinado, ha producido una importante cantidad de documentos en donde ha quedado la huella indeleble de su accionar político.

Estos van desde la documentación interna que se produce en las actividades cotidianas, pasando por los materiales públicos que aparecían con motivo de eventos como congresos y conferencias, hasta las publicaciones periódicas como Tierra, El Bolchevique y VOZ, o las históricas revistas Documentos Políticos y Estudios Marxistas. Pero en tanto la historia del Partido ha estado entrelazada a la convulsa historia del siglo XX, muchos de estos materiales no han llegado hasta nosotros.

La persecución y la represión han conllevado la pérdida de muchos documentos históricos. A su vez, los vaivenes de la lucha política cotidiana han hecho que la tarea de preservación del patrimonio documental de la organización no se priorice, una tarea que demanda una atención permanente, así como recursos que la mayoría de las veces no están disponibles. Pero con todo, una importante cantidad de fuentes sobreviven, ya sea en manos del Partido, o, como en muchos casos, al resguardo de militantes y sus familias.

Conscientes de esta realidad, desde el Centro de Estudios e Investigaciones Sociales, CEIS, hemos venido haciendo esfuerzos para recuperar la mayor cantidad de fuentes posible y así comenzar a poner a disposición del público los materiales necesarios para reconstruir la historia del PCC.

En tal sentido, se ha venido convocando a las personas que cuenten con prensa, revistas y todo tipo de papeles de carácter histórico a donarlo a los archivos del Partido, o en su defecto, a permitir su reproducción digital. De esta manera hemos logrado completar la colección de prensa del semanario VOZ.

¡Completamos la colección de VOZ!

VOZ es el periódico alternativo y de izquierdas más viejo del país. Comenzó a publicarse cuando el PCC aún se encontraba ilegalizado, a mediados de 1957, cuando el país se debatía por ponerle fin a la dictadura de Rojas Pinilla (1953-1957).

Durante sus más de seis décadas de vida ha cambiado varias veces de sede, ha sido víctimas de varios atentados y fue clausurado durante el gobierno de Guillermo León Valencia (1962-1966). Pese a todo ello, el semanario tiene un archivo donde se encuentra una colección de ediciones históricas bastante completa, aunque no se contaba en ella con los ejemplares de los primeros años del periódico.

El faltante pudo subsanarse recientemente gracias a las generosas donaciones de Rodolfo Acosta y Helena de Moreno, viuda de Joaquín Moreno Díaz. Rodolfo Acosta, en la actualidad pensionado, fue gerente de la Editorial Colombia Nueva, donde se imprimía VOZ, y conservaba una buena cantidad de números del periódico. Sus hijos, los docentes Fabián y Adriana Acosta, luego de enterarse de que el semanario buscaba completar sus archivos, contactaron al equipo de VOZ y le entregaron los materiales resguardados por su padre.

Entre los ejemplares cedidos por Acosta y su familia, encontramos los primeros números del semanario, correspondientes a los publicados entre 1957 y 1959. Gracias a esta donación, el archivo de VOZ podrá poner a disposición del público las únicas copias de que tenemos registro de los primeros ejemplares del periódico.

Por su parte, Joaquín Moreno Díaz fue el segundo director del periódico, luego de Juan Francisco Mújica, y cuando dejó esta responsabilidad, siguió siendo columnista hasta su fallecimiento en 1988. Hace un par de semanas, la activa integrante de la Unión de Mujeres Demócratas, y viuda de Joaquín, Helena de Moreno, hizo llegar a VOZ, por medio de la ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez, una importante cantidad de ejemplares del periódico, los cuales nos han permitido llenar los vacíos que había para el periodo 1960-1970.

Pero, además, en la colección de la familia Moreno se encontraban también ejemplares completos de los primeros números del periódico, dándonos un soporte extra de estos importantísimos documentos.

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