“19” ha sido víctima de las negligencias médicas tanto en la cárcel La Tramacúa, en Valledupar, como en la prisión de Cómbita, Boyacá. Esta desidia le ha generado una paraplejia y un daño irreversible en sus cuerdas vocales
Pablo Oviedo A.
El Estallido social despertó al país del letargo ideológico en el que se encontraba, solo veía pasar las injusticias sin respuestas o actitudes concretas de denuncia, protesta ni un protagonismo activo en las calles.
El pueblo, agotado de tanto sufrimiento, corrupción, muerte y engaño, posibilitó el camino de muchas victorias. En su fervor por sus reivindicaciones y derechos, quitaron la máscara a los opresores de la clase trabajadora. Incluso, en Cali se erigió un monumento a la resistencia.
“19” en La Tramacúa
Sergio Andrés Pastor, conocido como “19”, es un joven lleno de sueños e ideas, un talentoso artista urbano que se ganaba la vida cantando en los buses urbanos para sostener a su familia.
Durante las movilizaciones del 2021, se integró a la primera línea en el Portal de Las Américas, en Bogotá, donde se destacó como vocero y líder. Sin embargo, su trayectoria como luchador por los derechos fundamentales había comenzado años atrás, en la localidad 19 Ciudad Bolívar de la capital. Fue allí donde nació su sobrenombre “19”.
El 28 de julio de 2021, la Policía Nacional lo arrestó por pertenecer a la primera línea; imputándole los cargos de concierto para delinquir y tortura. Fue recluido inicialmente en la cárcel La Picota y, posteriormente, trasladado a la cárcel de Máxima y Mediana Seguridad de Valledupar, conocida como La Tramacúa, donde comenzó a sufrir graves problemas de salud.
Años antes, Sergio había tenido un accidente que le ocasionó graves lesiones en su pierna derecha, por lo que fue intervenido quirúrgicamente. La cirugía consistió en la reconstrucción de la tibia y peroné mediante el uso de platinas.
No obstante, en La Tramacúa, una estructura de una de las porterías de la cancha de fútbol colapsó sobre él, causándole una fractura craneoencefálica simple y fracturas en las vértebras C6 y C7. La atención médica fue ineficiente, y fue trasladado al hospital cuatro días después del accidente. En el procedimiento, le colocaron nuevamente platinas, pero, por negligencia de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios, Uspec, y la Unidad Terapéutica, UT, no recibió los controles médicos ni a las terapias necesarias.
Desatención médica y deterioro de salud en prisión
Luego, Sergio Andrés Pastor fue traslado al Centro Penitenciario Cómbita, Boyacá, en la sección de máxima seguridad, donde su salud continuó deteriorándose. En el 2023, comenzó a sufrir disfagia, acompañada de arritmias cardiacas y respiratorias, una condición que se agravaba con el paso de los días. Finalmente, en octubre de 2024, fue trasladado al Hospital San Rafael de Tunja por su grave situación.
Para ese momento, los problemas de salud ya habían afectado gravemente sus miembros inferiores, dejándolo sin movilidad en las piernas. El informe médico después de los respectivos exámenes y chequeos determinó que la parálisis era consecuencia de una infección contraída durante la cirugía de las vértebras C6 y C7.
Cuatro meses de la operación, se debía retirar las platinas, pero este procedimiento no se realizó. Como consecuencia, desarrolló una infección y una afectación en la médula espinal, lo que resultó en una paraplejia espástica y daños en sus cuerdas vocales, derivados de la infección adquirida en la cirugía.
Actualmente, “19” se encuentra recibiendo terapias físicas, logrando un poco de movilidad en sus piernas. Desafortunadamente, el daño en su aparato fonatorio-articulatorio es irreversible, la infección acabó con su voz.
El centro penitenciario El Barne, en Cómbita, Boyacá, donde está actualmente, no cuenta con la logística adecuada para su tratamiento, que tendría que ser en una clínica para el dolor, dotada con todos los equipos, asistencia médica especializada y terapias que ayuden a una mejor recuperación.
14 años y 7 meses
Por tal razón, en defensa de sus derechos y en procura de su libertad, se interpuso una apelación a su condena de catorce años y siete meses de prisión. Sin embargo, más de un año después, aún no se ha recibido respuesta.
Aunque el Estado es responsable de la protección física, emocional, psicológica y psíquica de todas las personas detenidas en los centros penitenciarios, garantizando condiciones dignas para el cumplimiento de su pena, a “19” estas garantías no se le han proporcionado de manera adecuada ni oportuna.
Sergio ya no podrá volver hacer lo que más le gustaba y daba sentido a su vida: cantar.
Los organismos humanitarios deben investigar el caso de Sergio Andrés, aparentemente alterado y con acusaciones desproporcionadas, se debe abogar y buscar su prisión domiciliaria.
Sergio Andrés Pastor solo cuenta en estos momentos con su madre, quien lo alienta a salir adelante, sin embargo, ella no posee los recursos económicos para atender los requerimientos médicos y de subsistencia que él necesita. Algunas personas han sido solidarias con “19”. Su madre lucha y apoya todos los días a su hijo, pero los aportes económicos no son suficientes.
No se debemos olvidar que Sergio fue un joven que salió con un sueño y desafió la tiranía. Él y muchos jóvenes han sido abandonados, enfrentan persecuciones, amenazas y estigmatización, solo por atreverse a soñar con un país mejor para todos y todas.