Dirigentes sindicales de trabajadores de clínicas y hospitales se reunieron para analizar su problemática y hacer propuestas a las reformas laboral y de salud
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
“Mucha gente prefiere irse a morir a las casas al ver que no tienen la atención necesaria en la cabecera municipal. La atención se les brinda, pero en el momento en que se requiera mayor complejidad hay que sacarlos, y al estar todo amarrado a las EPS esos traslados se demoran. Muchas veces los pacientes tienen que meterse la mano al bolsillo o hacer colecta para pagar una ambulancia aérea particular, lo cual es muy caro y muy difícil por la situación económica”.
Así se lo dijo a VOZ la auxiliar de enfermería e integrante de la subdirectiva departamental de Anthoc en el Chocó, Cecilia Córdoba Rojas, para ejemplificar el drama que por años han sufrido los chocoanos gracias al sistema de salud.
La profesional hizo parte de los 70 delegados e invitados de todo el país que asistieron al pleno nacional de la Asociación Nacional de Trabajadores de Hospitales y Clínicas, Anthoc, realizado la semana pasada en Bogotá.
En la reunión analizaron la agenda legislativa y propuestas como reformas a la salud, trabajo y pensiones que se debatirán en el Congreso de la República este semestre. Aunque no conocen los proyectos del Gobierno, abordaron lo que denominan un nuevo régimen laboral sanitario, que podrá ser un capítulo especial en el Estatuto del Trabajo.
Salarios atrasados
Según los dirigentes sindicales, en este se deben expresar particularidades que los protejan en cuanto a la financiación de sus salarios, ya que dependen de la venta de servicios, y al tener en cuenta que estos trabajadores pertenecen en un 70% al sector privado y habrá competencia, “no puede ser el salario el que se sacrifique para bajar costos de producción y obtener mayores utilidades”, argumentó Yesid Camacho, dirigente nacional de esa organización.
Y es que el problema ha afectado tanto a trabajadores como a pacientes, al punto que la situación del personal de salud es caótica por los atrasos en los salarios de entre cuatro, seis y ocho meses, como en Chocó. “Esto les ha afectado la salud mental, como en la Nueva Ese Hospital San Francisco de Asís, de segundo nivel, y en el Hospital Local Ismael Roldán”, cuenta Cecilia Córdoba, quien agrega que la situación de la salud en ese departamento tocó fondo hace años y su crisis redunda en carencias en infraestructura, insumos y materiales de imagenología.
“En cuanto a los salarios es una odisea total, tenemos que hacer huelgas. La situación es crítica en todo el departamento. La ausencia de insumos nos genera grandes dificultades para poder atender a la población”, señala Cecilia.

Por otra parte, Ángel Salas, dirigente nacional de Anthoc, señaló que en Barranquilla el maltrato al personal médico se da con la imposición de contratos sindicales, contratos de prestación de servicios, sobrecarga laboral y bajos salarios, lo que produce efectos negativos en la prestación del servicio.
“En la época de Covid una compañera del sector privado decía que quería irse porque no tenía los elementos de protección personal y estaba muy mal, pero no podía renunciar porque de eso dependía la manutención de sus hijos, era madre soltera”, recordó Salas.
Baja calidad de atención
Asimismo, declaró que la Clínica General del Norte, en la capital del Atlántico, es un centro que ha crecido, tiene tecnología de punta, aunque maltrata a su personal médico al no tener vinculación directa sino a través de terceros. “Desconocen las prestaciones sociales, si se enferman les descuentan los días”, anota Ángel Salas.
Sobre el servicio a los pacientes, Cecilia Córdoba asegura que en Chocó no tienen cómo atenderlos, y al ser remitidos a otras ciudades, “muchos indígenas prefieren irse a sus lugares de origen, porque si en Quibdó pasan necesidades, en otra parte no cuentan con una mano amiga que los apoye para hospedaje, alimentación y transporte”.

En cuanto al acceso al derecho a la salud, esta enfermera chocoana argumenta que muchos están afiliados a una EPS, aunque no tienen acceso a un centro médico; porque viven muy retirados de centros urbanos e incluso, allí también las clínicas, hospitales y centros de salud son muy deficientes.
“Cuando la gente quiere llegar al centro lo hace en muy malas condiciones, ya su salud se ha deteriorado por la falta de la atención primaria que se le debe prestar al usuario en su punto de origen”, adiciona Cecilia.
Un mínimo por profesión
Acerca del problema de los sueldos, Anthoc propone salarios mínimos por profesión y oficio con escalas salariales, que deben ser legislados y establecidos tanto para lo público como para lo privado, “y que no suceda como en el magisterio en donde existe esa protección, aunque no se cumple en el sector privado”, ejemplifica Camacho.

Sobre la reforma a la salud, Yesid manifestó que están de acuerdo con la ministra en la eliminación de la intermediación, “hay que acabar con esos monstruos que son las EPS, se debe volver al subsidio a la oferta, el Estado debe garantizar la promoción y la prevención, debe haber una política de atención a los determinantes sociales que permitan que el medio ambiente, el agua, el alcantarillado, el desecho de las basuras, la alimentación estén garantizadas a la población infantil y a los adultos mayores. En eso se debe enfocar el nuevo modelo”.
Por su parte, Ángel Salas declara que apoyan al Gobierno de Petro porque creen que traerá cambios que dignificarán las relaciones obrero – patronales en su sector. Eso sí, deja claro que en la reforma a la salud tienen dos líneas rojas: la intermediación financiera y la tercerización laboral.
Dinero sí hay
Camacho aclaró que antes de 1991, el sistema de salud se financiaba con menos de tres puntos del PIB, y hoy gasta 7,5. “El sistema de salud tiene dinero, para 2023 vale 70 billones de pesos, lo que pasa es que la plata está cogiendo otro camino, las EPS están sacando la plata del país, está en los paraísos fiscales, la plata se la han robado, y ahora que les han anunciado 14 causales de liquidación más rápido la van a sacar”.
Cecilia sostuvo que como chocoanos exigen al Gobierno nacional el fortalecimiento de los puestos de salud en los centros poblados más apartados del departamento, el fortalecimiento del talento humano o mayor disponibilidad de personal médico, con garantías como insumos, infraestructura y salarios dignos y puntuales para que puedan cumplir con sus responsabilidades.
“Necesitamos hospitales de segundo nivel tanto para la región del San Juan como para Urabá chocoano, y un hospital de tercer nivel para Quibdó. De esta menara se reduciría el alto índice de remisiones, ya que a diario las EPS se demoran en los traslados mientras se deteriora la salud y se afecta el bolsillo de los pacientes.
“Ojalá este Gobierno nos tenga en cuenta, así como decían en la pandemia que éramos los héroes, donde también pusimos muertos y muchos compañeros quedaron con secuelas, que el salario del talento humano de la salud sea una prioridad en Colombia. ¡Eso pedimos a gritos!”.