Una polémica se produjo luego de los pronunciamientos de Gloria Inés Ramírez, jefe de esta cartera, quien busca dignificar las condiciones de los trabajadores. Una discusión en la que también deben participar sindicatos, Gobierno, empresarios, analistas y la academia
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
Hace pocos días, en Blu Radio hubo un intercambio de conceptos entre la ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez y los periodistas que la entrevistaban y cuestionaban por sus posiciones en favor de los trabajadores. En uno de los apartes se escuchó al director Néstor Morales refutarla y a ella responder:
– …los que pagan y los que asumen el riesgo y los que ponen el capital son los empresarios.
– Pero te voy a decir, Néstor, ¿Quién produce la riqueza del país? La riqueza la produce es la fuerza de trabajo, es la fuerza laboral.
– No ministra, la riqueza no la producen los trabajadores, la riqueza la producen trabajadores y empresarios.
– Vamos a entrar en una discusión en la que no nos vamos a poner de acuerdo.
– ¿Quién monta las empresas?
– Sí las montan, pero las fábricas solas no producen.
– Lo que le quiero decir ministra es que la riqueza no la genera el trabajador, la riqueza la generan los empresarios que ponen sus ahorros, que ponen la inversión, que ponen el capital. El día que usted ponga en riesgo su plata para darle empleo a diez personas va a decir que…
– ¡Perdón Néstor, no! Yo pienso que no es así. Esto tenemos que trabajarlo, son dos puntos, son dos visiones. No vengo a hacer unanimismos ni a imponer mi punto de vista, pero pienso que un punto central para que avancemos es que aprendamos a construir en la diferencia. (…) Hoy mi papel fundamental es liderar este proceso que nos permita que Colombia vaya hacia un proceso de productividad, donde los empresarios avancen y ganen, pero que haya garantías para los trabajadores y las trabajadoras.
Inmediatamente las redes sociales estallaron con mensajes de apoyo y desaprobación a las posiciones de la jefe de la cartera. Pero también, con comentarios de esperanza porque desde el Gobierno nacional se escuchaban pronunciamientos en favor de la dignificación de las condiciones laborales para millones de personas.
La producción de la riqueza
Argumentos como los esgrimidos por el comunicador no son nuevos. Desde hace décadas, el Establecimiento ha venido manejando y en los imaginarios colectivos han quedado ideas como que los trabajadores deben estar agradecidos con los empresarios, porque les dan trabajo y les pagan un salario. De la misma manera, han logrado permear conceptos antisindicales.
El dirigente sindical, integrante del comité ejecutivo nacional de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Fabio Arias, en varias oportunidades ha tenido que discutir con representantes del Consejo Gremial Nacional en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, alrededor de temas como el Salario Mínimo. En este espacio, se ha enfrentado a conceptos como los citados.
Acerca de la discusión de la producción de la riqueza, expresa: “Para nosotros los trabajadores la productividad y la producción de riqueza es lo mismo. Se reúnen una serie de factores vinculados a la producción, como son los medios de producción, el capital, la infraestructura, la tecnología y el trabajo. Al hablar de la riqueza se habla es del papel que le puede introducir el trabajo a todos esos elementos. Todos esos elementos, si no tienen la mano del hombre no producen nada”.
Una polémica de fondo
Por su parte, el economista, analista y profesor de la Universidad Nacional, Jairo Estrada, explica: “Es preciso distinguir entre riqueza y valor; tarea desarrollada por Marx en las obras que constituyen su sistema de economía política. En El Capital afirma: ‘Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual sea la forma social de esta. En la forma de sociedad que hemos de examinar, son a su vez portadores materiales de valor de cambio’.
“De este planteamiento se puede inferir que la riqueza material (cuyas fuentes son la naturaleza y el trabajo) no es reductible a la forma social (valor de cambio) que esta asume bajo el capitalismo. En el mismo sentido, debe decirse que no debe confundirse la producción en cuanto proceso en el que se combinan la fuerza de trabajo y los medios de producción con el proceso de producción capitalista.
“Este último tiene como premisa la expropiación de los medios de producción de la que ha sido objeto el trabajo y su conversión en mercancía (compra y venta de fuerza de trabajo) por efecto de los procesos de la transformación del dinero en capital y de la acumulación originaria; dando origen de esa manera al modo de producción capitalista, en cuanto producción de valor sustentada en la apropiación privada capitalista de los resultados del trabajo con fines de acumulación.
“Marx demuestra, en su crítica a la economía burguesa, que la única mercancía con capacidad de producir más valor del que ella representa (plusvalor) es la mercancía fuerza de trabajo (trabajo vivo). Los medios de producción transfieren su valor a la nueva producción (trabajo pretérito); no crean valor. No hay ‘combinación’ alguna en la producción de valor”.
Sobre las discusiones con los empresarios, Fabio Arias agrega: “Nosotros tenemos otras teorías de economistas que han ganado premios nobel con las que podemos refutar los argumentos de ellos, especialmente aquellas que dicen que para generar empleo hay que reducir los costos laborales, más cuando no hay evidencias de que eso sea cierto. Cuando les pedimos pruebas o evidencias de que eso es así, de que ha funcionado en alguna parte del mundo, no tienen qué mostrarnos”.
Los factores de la producción
Al continuar explorando el razonamiento de los empresarios, el dirigente sindical Fabio Arias comenta: “En la Comisión de Concertación los empresarios hablan de algo muy teórico que es la productividad total de los factores y para ellos todos son elementos que producen riqueza y a eso le llaman productividad total factorial.
“Meten todos los elementos en una ecuación matemática compleja desde el punto de vista de la formulación, que llaman la función de la productividad total factorial. Eso no es más que una expresión de la econometría típica del neoliberalismo, cuando el problema de la economía es una relación de carácter social y por eso no creemos en esa carreta”.
Sobre este particular, el profesor Estrada aclara: “No tiene discusión alguna que en el proceso de producción concurran fuerza de trabajo y medios de producción; todo proceso de producción se caracteriza por su conjunción o interacción. Pero eso es distinto a que esos ‘factores de la producción’ (tierra, trabajo y capital), como lo hace la economía burguesa, sean considerados todos como generadores de valor. Lo mismo debe decirse de la habilitación de condiciones para la generación de valor, como es el caso de la infraestructura; o del cambio tecnológico, cuya incorporación en los procesos de producción transforma las formas del trabajo, aumentando la productividad y modifica el relacionamiento con la naturaleza.
“A primera vista, pareciera que no hay ninguna diferencia y que todos producen valor. Situados en el modo de producción capitalista es precisa la distinción de Marx entre el capital invertido por el capitalista, por una parte, como capital constante (medios de producción, infraestructura, cambio tecnológico) no productor de valor y, por otra, capital variable (fuerza de trabajo), productor de plusvalía. Esa distinción, demostrada científicamente, es la que le permitió a Marx demostrar la explotación existente en el capitalismo y contribuir a sustentar la necesidad de la revolución comprendida también como la ‘expropiación de los expropiadores’”.
Trabajo sin capital
De la misma manera como el comunicador de Blu Radio asegura que son las empresas las que producen la riqueza, lo hacen muchos empresarios. Justo cuando negocian los puntos a reajustar en el Salario Mínimo, argumentan que es gracias a ellos que los trabajadores pueden producir, que sin ese capital no lo pueden hacer, por lo tanto, quienes venden su fuerza de trabajo solo aportan una pequeña parte de la productividad.
Jairo Estrada responde que no es cierto y entrega algunos ejemplos de cómo los trabajadores pueden generar riqueza sin necesidad de las empresas: “El trabajo es esencialmente generador de riqueza. Los pueblos étnicos producen riqueza social sin capital; el campesinado pobre, los trabajadores llamados por cuenta propia producen sin capital; las mujeres en sus trabajos del cuidado, no reconocidos, producen sin capital. Hay otras formas de empresa, que trabajan sin arreglo a la lógica capitalista, por ejemplo, las empresas de la llamada economía social o popular.
“El problema es que para los capitalistas y sus agentes, incluidos los medios dominantes de la comunicación masiva, el capital es reducido burdamente al dinero que se invierte para producir, a tener activos, y la única empresa posible es la empresa capitalista. El dinero que se convierte en capital, los activos de una empresa capitalista, no salen de la nada; son el producto de procesos (previos) de acumulación, de resultados del trabajo sometido a la apropiación privada capitalista. El capital, como relación social, no puede existir sin el trabajo”.
El debate comienza
Otra de las cuestionables afirmaciones del Establecimiento, repetida por Néstor Morales, es que los empresarios son quienes arriesgan su capital al hacer inversiones para dar empleo. Sobre este asunto el dirigente sindical comenta: “El capital, si no corre riesgos queda sin opción. El capital solo tiene sentido si está vinculado a un fenómeno productivo y este solo se desarrolla si está la mano de la persona. ¿Qué hace un capital sin tomar el riesgo de ponerse a producir?”.
A su vez, el profesor Estrada argumenta: “El riesgo es inherente a la organización del modo de producción capitalista. Quien pretende obtener ganancias tiene que invertir. No hay altruismo del capitalista al contratar la fuerza de trabajo; lo hace porque esa es la única manera de lograr el propósito esencial de toda producción capitalista, la obtención de ganancias. Si alguien tuviera que estar agradecido sería el capitalista, pues es gracias al dinero desembolsado en capital variable (fuerza de trabajo), que puede obtener más valor respecto del inicialmente invertido.
“Detrás de todas estas tesis sobre la generación de riqueza y el ‘espíritu capitalista’, se encuentra el propósito de negar el antagonismo entre el capital y el trabajo o la pretensión socialdemócrata de sustentar la indispensable colaboración entre uno y otro. Fundamentar una posición desde la clase trabajadora impone el retorno a Marx y el acercamiento a los análisis que han traído su pensamiento a las condiciones del presente. El Capital sigue siendo, en ese sentido, la principal arma de la crítica”.
Seguramente este asunto estará en debate durante los años del actual gobierno, que pretende hacer reformas en pro de la dignificación del trabajo. En las discusiones sobre los puntos a reajustar en el Salario Mínimo, para que empresarios, trabajadores y Gobierno tomen decisiones.
Para eso, los representantes de las centrales obreras ya tienen las cosas claras: “Para nosotros la única productividad que hay que tener en cuenta para cualquier discusión en la relación capital – trabajo es la productividad del trabajo, porque se va medir es la contribución de la persona”, concluye Fabio Arias.