Su trabajo pionero ha motivado a miles de investigadores y su legado continuará inspirando a muchos más durante generaciones
Alberto Acevedo
Cuando en 1960 Peter Higgs asumió la cátedra de Física Teórica de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, se le ocurrió formular ante sus alumnos la idea, un poco loca, de que cuando comenzó el universo, en el instante mismo de su creación, las partículas que lo conformaban no tenían masa. Lo que sucedió es que, en la interacción de las partículas, en una fracción de segundo posterior, estas adquirieron masa.
Para que ese fenómeno de apropiación de masa fuera posible era necesario, primero, que hubiera un proceso de fricción de partículas, y, segundo, que este movimiento extraordinario se diera en un campo especial, que desde su primera mención fue conocido como el campo de Higgs.
Sin embargo, el científico tuvo que esperar cincuenta años, hasta 2012, para que su formulación teórica fuera confirmada. Esto fue posible gracias a una sucesión de experimentos en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas, CERN, en la frontera francosuiza, donde se confirmó, con un 99 por ciento de probabilidad, la existencia de lo que se denominó el bosón de Higgs.
Enigma resuelto
A partir del anuncio, la comunidad científica internacional coincidió en que el hallazgo es una pieza fundamental que faltaba para entender por qué existe la materia como la conocemos. Higgs fue capaz de resolver el gran enigma de por qué las partículas fundamentales tienen masa y, para ello, postuló la existencia de una nueva, que era distinta al resto de partículas que se conocen.
Desde el punto de vista científico, dice Isidro González, físico de la Universidad de Oviedo, plantearse que hay algo distinto, y verlo confirmado por nuestro trabajo, es relevante.
González considera curioso que “siendo un hombre modesto y discreto”, Higgs se acabara convirtiendo en un “ícono de la física, al menos para algunas generaciones de físicos, lo que indica el gran impacto mediático que tuvo su descubrimiento”. En este sentido, Alberto Casas, del Instituto de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid, subraya que el científico británico ocupa un lugar destacado entre los físicos de la segunda mitad del siglo XX por su trabajo de 1964 sobre el mecanismo de Higgs, por el que las partículas elementales pueden tener masa y predice la existencia del famoso bosón.
En qué consiste
Y a estas alturas del cuento, ¿qué es el bosón de Higgs? Es uno de los principales objetos de estudio de la línea de investigación de Física de las Altas Energías del Instituto de Física de la Universidad de Cantabria, el centro docente que mayores avances ha conseguido en esta averiguación en el mundo. El bosón es un tipo de partícula elemental que explica cómo se origina la masa de todas las partículas del universo.
Las partículas se dividen en fermiones y bosones, según una característica interna llamada espín, lo que a su vez lleva a distinguir propiedades muy diferentes entre ambos tipos de partícula.
Higgs revolucionó el mundo de la física moderna y su modelo estándar, con sus planteamientos sobre el bosón de Higgs, popularmente llamado la Partícula de Dios. Dada su condición de científico riguroso, era un hombre profundamente ateo y, por eso, no le gustaba que a su descubrimiento lo llamaran ‘partícula de Dios’.
Nacido el 29 de mayo de 1929 en Newcastle upon Tyne, Inglaterra, su infancia transcurrió en varios lugares debido al trabajo de su padre, que era ingeniero de sonido de la BBC, y a sus problemas de asma.
En las mejores escuelas
El estallido de hostilidades durante la Segunda Guerra Mundial, que involucró a Inglaterra, fue otra razón para que la familia de Higgs cambiara varias veces de residencia; por ello, perdió clases escolares y debió recibir instrucción primaria en casa.
Gran parte de su enseñanza secundaria transcurrió en Bristol, Inglaterra, donde su interés por la física surgió a partir del trabajo de Paul Dirac, padre de la mecánica cuántica moderna, de quien fue su alumno en la Grammar School.
De 17 años, Higgs ingresó al prestigioso colegio City of London, donde se especializó en matemáticas antes de continuar sus estudios universitarios en el King’s College de Londres, donde se licenció en Física con las mejores notas.
Galardonado con el Nobel
El pasado 8 de abril, el mundo científico conoció la infausta noticia de que Peter Higgs acabada de fallecer, a la edad de 94 años, en su casa natal de Edimburgo. Junto con su colega belga, el físico François Englert, en 2013 habían recibido el Premio Nobel de Física, consolidando su legado como pioneros en el campo de la física de partículas.
El director de la Universidad de Edimburgo, el profesor Sir Peter Mathieson, afirmó que Higgs “fue un individuo notable, un científico verdaderamente dotado, cuya visión e imaginación han enriquecido nuestro conocimiento del mundo que nos rodea. Su trabajo pionero ha motivado a miles de investigadores, y su legado continuará inspirando a muchos más durante generaciones venideras”.
El Laboratorio Europeo de Física de Partículas, CERN, también ha señalado en su cuenta X: “Además de sus extraordinarias contribuciones a la física de partículas, Peter era una persona muy especial, una figura inmensamente inspiradora para los físicos de todo el mundo. Un hombre de una modestia poco común, un gran profesor y alguien que explicaba la física de una forma muy sencilla y a la vez profunda”.
En preparación de esta nota, el CERN informó la semana pasada que, gracias a los aportes de Higgs, no solo se trabaja en la confirmación plena de la existencia del bosón de Higgs, sino de otros bosones y de descubrimientos aún más audaces. Por ejemplo, el programa ATLAS recientemente alcanzó su cota más alta al producir bosones de Higgs a una temperatura de 13.6 teraelectronvoltios, la energía más alta jamás alcanzada por la humanidad en este campo.