Si bien el consumo cultural de los años noventa estuvo mediado por las industrias estadounidenses y europeas, las series de japoanimación tuvieron un impacto inesperado en el público latinoamericano. Es el caso del anime creado por Akira Toriyama
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
Akira Toriyama fue un genio. La palabra japonesa para describirlo es la de un mangaka, algo así como un creador de cómic o historietas. Logró el reconocimiento gracias a su manga Dr. Slump, aunque fue Dragon Ball la que le otorgó el reconocimiento mundial. Murió el 1 de marzo, pero el mundo conoció la noticia ocho días después. Era un hombre discreto.
El 20 de noviembre de 1984 la revista japonesa Shōnen Jump publicó el primer capítulo manga de Dragon Ball. Dos años después, el estudio Toei Animation emitió la adaptación al anime, que estuvo diez años al aire en la televisión nipona con las secuelas Dragon Ball Z y Dragon Ball GT.
En Colombia la primera emisión del anime fue emitido por Canal 1 en 1997 con el nombre ‘Zero y el dragón mágico’, pero el bajo rating obligó a la suspensión de la transmisión. No obstante, en 1999 el anime regresó a la televisión colombiana en la franja infantil de Caracol Televisión, aunque en el país ya se veía Dragon Ball gracias a canales latinoamericanos como Magic Kids (Argentina) o Panamericana Televisión (Perú) que se podían sintonizar en las famosas ‘perubólicas’ de los años noventa.
Universo fascinante y enigmático
La virtud de Toriyama es que logró universalizar una historia. Son Gokú, un niño ermitaño que posee una extraña cola de mono, se une a la carismática Bulma para buscar las siete esferas del dragón, que reunidas ocasionan la aparición de Shenlong, una criatura con la capacidad de conceder cualquier deseo a la persona que lo invoque.
Las aventuras entre Gokú y Bulma se extienden por 508 capítulos distribuidos en tres secuelas. Los giros inesperados en la historia y la consolidación de un universo fascinante y enigmático, ocasionaron un fenómeno de apropiación cultural en la juventud latinoamericana, curiosamente una década y media después de su primera emisión en Japón.
¿Cómo consiguió Toriyama está épica? Si bien la cotidianidad de los años noventa estuvo mediada con fuerza por las industrias culturales estadounidenses y europeas, la globalización de los animes propios de la japoanimación tuvo un impacto inesperado en los públicos latinoamericanos.
La japoanimación
En el país lo anterior se logró gracias a una globalización a la colombiana. Las ‘perubólicas’ permitieron el acceso a contenidos infantiles más allá de los hechos en el país, así como los mundialmente producidos por Disney, Warner Bros o Hanna Barbera. En otras palabras, fue un momento de ruptura con la hegemonía occidental de los dibujos animados.
Aunque el público ya consumía japoanimación, como es el caso de la serie Heidi o Los cuentos de los Hermanos Grimm (adaptaciones niponas a historias europeas), la recepción exitosa de dibujos animados como Supercampeones, Los Caballeros del Zodiaco, Evangelion, Dragon Ball, entre otros, fueron determinantes para un cambio en el consumo cultural.
También la globalización de estas producciones ocasionó un cambio en la idea de héroe. Tanto la industria cinematográfica de Hollywood, como la producción de cartoons y cómics estadounidenses, construyeron durante el siglo XX al protagonista como un salvador que gracias a sus aventuras lograba fama y reconocimiento. Contrario a ello, el manga y la japoanimación del anime erige al héroe como víctima de grandes fracasos, nunca un superhombre poseído por la popularidad.
Es el caso de Gokú y los Guerreros Z, quienes siempre estarán en el anonimato aun cuando son determinantes para el futuro de la humanidad en el universo de Dragon Ball. De hecho, Toriyama hace una crítica explicita con el personaje de Mr. Satan, un extravagante y fanfarrón artista marcial, que ejemplifica la construcción occidental del héroe obsesionado por los aplausos del público.
Los mangas y animes son la síntesis del desarrollo sociocultural de Japón después de la Segunda Guerra Mundial, donde fue importante la influencia de las artes gráficas occidentales. Gracias al proceso globalizador, se han convertido en el medio de comunicación más potente que la sociedad nipona oferta tanto a oriente como a occidente.
Aunque lo anterior es una realidad, que puede evidenciarse con las recientes producciones hechas por Studio Ghibli, lo hecho por Toriyama tiene un diferencial. Es verdad que las distintas y variadas producciones de la japoanimación han creado un público fanático de la cultura nipona de mangas, animes, videojuegos y cosplays, lo hecho por Dragon Ball se resume en que varias generaciones gustan del anime sin reconocerse como otakus.
En la narrativa de Dragon Ball se establecen relaciones de amor y amistad interpretadas por personajes disimiles, que paradójicamente conmueven. Incluso en el anime de Toriyama es común sentir empatía por los antagónicos.
También existe una confrontación a la hipersexualización, algo muy común en las japoanimaciones. Aun cuando se hacen manifiestas muchas referencias a una sociedad patriarcal, las mujeres del dibujo animado no solo responden ante las violencias, sino que además resaltan por su decisiva inteligencia, como es el caso de Bulma.
Super sayayin
En 1999 un niño y un adolescente entran sigilosamente al cuarto de sus padres. En la casa solo hay dos televisores. Uno es un Zenith a blanco y negro ubicado en la sala, y el otro es un viejo Panasonic a color. El riesgo que se corre es despertar al progenitor.
Sintonizan Magic Kids. La saga en el planeta Namek está llegando a su fin. El malvado Freezer ha asesinado a Krilin, el mejor amigo de Gokú. En un año que lleva el canal argentino en la ‘perubólica’ llegan a ese momento y devuelven la serie 70 capítulos para atrás. Hay molestia pero los anuncios dicen que trasmitirán la metamorfosis.
Ya existe el internet. Por lo tanto, hay información que en ese momento Gokú se convertirá en el super sayayin, que su cabellera será de color dorado y que sus ojos tendrán el resplandor de una esmeralda. Es el momento de conocer al guerrero legendario que se ha anunciado permanentemente en la serie.
Ante la amistad quebrada, la rabia es el detonante. Gokú se transforma. El dibujo animado ha llegado a un nivel de éxtasis indescriptible. La épica creación de Akira Toriyama se convierte en un recuerdo imperecedero.
Por escenas como esas, varias generaciones le agradecen al discreto y tímido mangaka por su creación, hoy convertida en un referente cultural de la humanidad.