sábado, julio 27, 2024
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Inteligencia artificial, trabajo intelectual y capitalismo

El fenómeno que tanto en los medios como en la academia se ha venido llamando de forma difusa Inteligencia Artificial, IA, plantea retos para pensar al mismo tiempo el conocimiento, la educación y el trabajo intelectual

Ancizar Narváez Montoya (*)

Sin pretender responder las preguntas sino ubicarlas en un marco de discusión académica, sugerimos que la IA se puede abordar desde dos puntos de vista: por un lado, desde la pedagogía y, por otro, desde la economía política.

Desde esta última se puede entender la IA como un paso en el camino de la subsunción formal a la subsunción real del trabajo intelectual en el capital, haciendo posible el incremento de la plusvalía relativa. Así mismo, es un paso hacia la conversión del trabajo intelectual improductivo en trabajo productivo1.

En efecto, en el prólogo a la edición en español del Capítulo VI Inédito de El Capital, Arico define con todas las aclaraciones el concepto de subsunción: “Subsumtion es por una parte subordinación…del trabajo en o bajo el capital…por otra parte tiene el mismo sentido que en lógica el término castellano inclusión”2.

La subsunción real

Marx sostiene que “Nota común a toda la producción capitalista […] es que, lejos de ser el obrero quien maneja las condiciones de trabajo, son estas quienes lo manejan a él; pero esta inversión no cobra realidad técnicamente tangible hasta la era de la maquinaria”3.

A esto se le llamó subsunción real del trabajo en el capital. Esta consiste en que ya no es el instrumento el que está sometido al ritmo del trabajador, sino que este se somete al ritmo de la máquina4. El punto de quiebre consiste, pues, en que ya el capital no sólo se apropia del producto del trabajo sino del mismo proceso de trabajo.

Pero como sucede con todas las innovaciones en el capitalismo, se habla de su efectividad, pero “No habla para nada del valor de cambio, del abaratamiento de las mercancías”5.

Su finalidad, como la de todo otro desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo, es simplemente rasar las mercancías y acortar la parte de la jornada en la que el obrero necesita trabajar para sí y, de ese modo, alargar la parte de la jornada que entrega gratis al capitalista. Es, sencillamente, un medio para la producción de plusvalía6.

Esta es la oportunidad de intensificar el trabajo, de hacerlo producir más en menos tiempo, para así no hacer necesario aumentar la jornada de trabajo sino hacer más productiva la misma jornada.

Así, al aumentar el plustrabajo sin aumentar la jornada de trabajo, se puede concluir con Marx que “[…] se puede considerar la producción de la plusvalía absoluta como expresión material de la subsunción formal del trabajo en el capital, la producción de la plusvalía relativa puédese estimar como la subsunción real del trabajo en el capital”7.

Subsunción real y productividad del trabajo intelectual

El problema en el capitalismo contemporáneo es cómo pasar de la subsunción formal a la subsunción real del trabajo intelectual y cómo convertir este último en trabajo productivo.

Como dice Marx: “Simultáneamente, la producción capitalista tiende a conquistar todas las ramas industriales de las que hasta ahora no se ha apoderado”8. Uno de los sectores por conquistar para el capital es el trabajo intelectual y la producción simbólica.

Hasta ahora podríamos decir que ha habido un proceso de subsunción formal en la medida en que los productos intelectuales han sido sometidos al derecho de propiedad intelectual a través del derecho de autor (propiedad del productor directo), el Copy Right (el derecho de la empresa) y el derecho a la imagen (publicidad)9.

Si bien el capital logra apropiarse del producto del trabajo intelectual a través del uso del conocimiento tácito del trabajador, no ha logrado todavía apropiarse del proceso de producción en el trabajo científico, artístico, periodístico y pedagógico.

La Inteligencia Artificial algorítmica es un intento más de convertir el conocimiento tácito, o capacidad de trabajo intelectual del trabajador, en conocimiento codificado, es decir, en información, producto de ese trabajo, materializada en software o aplicaciones, que pueda ser un producto o una mercancía que pueda existir y ser intercambiada independiente del productor10.

IA y plusvalía

El otro problema es cómo volver productivo el trabajo intelectual. El estatuto del trabajo productivo lo define bien el propio Marx: “sólo es un trabajador productivo aquel ejercitador de capacidad de trabajo— que directamente produzca plusvalía; por ende sólo aquel trabajo que sea consumido directamente en el proceso de producción con vistas a la valorización del capital”11.

Y agrega: “Por ende un trabajo de idéntico contenido puede ser productivo e improductivo”12.

En términos más precisos, la producción del mismo valor de uso puede ser ‘productiva’ o no productiva. Y lo explica con un ejemplo que parece solicitado por nosotros:

Un maestro de escuela que enseña a otros no es un trabajador productivo. Pero un maestro de escuela que es contratado con otros para valorizar mediante su trabajo el dinero del empresario (entrepreneur) de la institución que trafica con el conocimiento (knowledge mongering institution), es un trabajador productivo13.

Así que el trabajo intelectual, que puede producir Inteligencia Artificial o el que trabaja como operario de la IA, sería la subsunción real del trabajo intelectual en el capital, en la medida en que el trabajo está siendo sometido a los ritmos de la técnica; además, sería un trabajo completamente productivo en la medida en que está sometido, cada vez más, a la productividad, o sea, a servir para la valorización del capital.

Sin embargo, permanece para el capital la contradicción: si bien la IA puede hacer más productivo el trabajo intelectual y, por tanto, puede producir más plusvalía, la realización de la plusvalía solo ocurre en la circulación, el intercambio y el consumo.

Y si la IA ha desplazado a los trabajadores y si no hay trabajadores con ingresos, no hay consumo, no hay realización de la plusvalía y, por tanto, no hay valorización posible del capital.

Si no hay valorización no hay acumulación y sin acumulación el capitalismo no puede sobrevivir.

1 Marx, K. (1971). El Capital, Libro I, Capítulo VI, Inédito. Buenos Aires, Ediciones Signos, p. 89.
2 Arico, José. (1971). “Presentación”, en Marx, 1971, p. XVI.
3 Marx, K. (1977 [1867]). El capital. Crítica de la economía política. México, Fondo de Cultura Económica, p. 350.
4 Marx, 1977, p. 349.
5 Marx, 1977, p. 298.
6 Marx, 1977, p. 302, cursivas en el original)
7 Marx, 1971, p. 60.
8 Marx, 1971, p.73.
9 Vaidhyanathan, Siva (2017). Intellectual Property: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
10 Bolaño, C. (2005). “Economía política y conocimiento en la actual reestructuración productiva”. En: Bolaño, C., Sierra, F. y Mastrini, G. (Eds.) (2005). Economía política, comunicación y conocimiento. Una perspectiva crítica latinoamericana. Buenos Aires, La Crujía, p. 59.
11 Marx, 1971, p.77.
12 Marx, 1971, p.84.
13 Marx, 1971, p.84.
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