domingo, abril 28, 2024
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“Fue una defraudación a la democracia”

El excandidato presidencial, Óscar Iván Zuluaga, ha sido imputado penalmente en el caso de los sobornos hechos por la multinacional Odebrecht para la campaña de 2014. VOZ habló con el exmagistrado del Consejo Nacional Electoral, Armando Novoa, una de las voces que advirtió el entramado criminal

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

El excandidato a la presidencia por el Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, ha sido imputado por los delitos de falsedad en documento privado, fraude procesal y enriquecimiento ilícito de particulares. Así lo dictaminó la Fiscalía General de la Nación en un nuevo capítulo del escándalo de los sobornos cometidos por la multinacional brasilera Odebrecht en las elecciones de 2014.

En la diligencia virtual ante un juez de control de garantías y que se llevó a cabo el lunes 10 de julio, el ente acusador también hizo responsable al hijo del dirigente uribista David Zuluaga Martínez, quien se desempeñó como gerente de la campaña.

Para la Fiscalía, entre el 4 y el 17 de junio de 2014, la campaña presidencial de Zuluaga firmó tres contratos con empresas ligadas al publicista ‘Duda’ Mendonça. Además, para la segunda vuelta electoral también se celebraron otros tres contratos con fecha del 26 de mayo. En total fueron 1’640.000 dólares.

Esos seis giros, según el ente acusador, se realizaron por instrucción de Zuluaga para darle cumplimiento a un espurio acuerdo con la multinacional Odebrecht, empresa que asumió el resto de los honorarios del publicista y que se tasaron por cerca de 1’600.000 dólares. Todos los pagos fueron ocultados y negados ante las autoridades electorales.

La empresa criminal

Si bien se han conocido audios que comprometen al excandidato presidencial y al exdirector de Invias, Daniel García Arizabaleta, muchas voces ya habían denunciado con anterioridad el entramado ilegal alrededor de las campañas, tanto de Zuluaga como de Juan Manuel Santos en 2014.

Una de esas voces es la del abogado Armando Novoa, quien era magistrado del Consejo Nacional Electoral, CNE, en la época que este organismo asumió la investigación del caso Odebrecht. VOZ habló con él para conocer sus opiniones.

¿Cuál es su análisis general en todo este caso?

-Odebrecht constituyó un departamento especial de coimas para capturar la contratación en obras de infraestructura a nivel global. Paradójicamente la fuente que permitió la investigación fue el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Ellos dicen con claridad que la multinacional brasilera estaba afectando el libre mercado.

Ante esa evidencia que es muy detallada, el fiscal de ese momento, Néstor Humberto Martínez, no tiene más opción que abrir una investigación preliminar y adelantar inicialmente una pesquisa en la campaña electoral de Juan Manuel Santos. Días después se supo que Odebrecht también le había dado dinero a la campaña de Óscar Iván Zuluaga.

¿Cómo llega el caso al CNE?

-En el comunicado de prensa de Odebrecht, ellos reconocieron que dieron alrededor de 11 millones de dólares en Colombia. En su momento yo presenté una proposición en el Consejo Nacional Electoral en el mes de enero de 2017 sobre este tema. Lo que vino después fue que el fiscal Martínez dijo que no podía investigar infracciones electorales sino delitos penales. Pero en realidad lo que hizo fue entregar al CNE unas pruebas para él quitarse la responsabilidad de continuar adelante una investigación contra las campañas, en donde él mismo y el grupo de Sarmiento Angulo estaban involucrados.

Impunidad

¿Qué es lo más grave en todo este episodio?

-Además de la corrupción en ambas campañas, a nivel global es como actúan las multinacionales para capturar la contratación pública. En el fondo fue una defraudación a la democracia. Es una red multinacional del crimen organizado, a nivel financiero, que toca de manera directa las élites del poder. En el caso colombiano, al grupo financiero más importante, el de Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Usted era magistrado en el CNE cuando se investigó el caso, precisamente en la época que el ahora registrador Vega sugería dejar en “tablas” el episodio…

-Yo deje una constancia en el CNE en octubre de 2017, evidenciando que el organismo no había actuado con diligencia y que ocultó las irregularidades más graves. Hice ese documento cuando se expidió la resolución que absolvió a Zuluaga. En la constancia dijimos porque esa investigación había sido muy deficiente y como en realidad todo era una operación política de impunidad.

Todos los copartidarios de Zuluaga se han distanciado del imputado. ¿Cuál es la responsabilidad del partido político Centro Democrático en este caso?

-Tienen toda la responsabilidad. Este episodio se ha concentrado en el candidato, su hijo y su entorno, pero la Constitución y la legislación establecen sanciones a los partidos, que debieron tomarse en su momento. Por ejemplo, la perdida de la personería jurídica del Centro Democrático, la devolución de recursos por concepto de reposición de votos, la suspensión de la colectividad responsable para presentar candidatos en la siguiente elección al mismo cargo. Esas son las sanciones que establece la ley. Pero como el CNE se apresuró en archivar las sanciones, todo quedó en la impunidad.

Diseño institucional viciado

En la imputación de cargos a Óscar Iván Zuluaga, la Fiscalía dijo que el excandidato indujo al CNE a cometer error. ¿Cuál es su opinión frente a esta hipótesis?

-Yo no creo. Según el comunicado de prensa de Odebrecht, las imputaciones que le hace ahora la Fiscalía a Zuluaga, ya estaban advertidas desde el año 2017. Es decir, el CNE tenía elementos de juicio para saber que lo que decía el excandidato era mentira. Entonces no es que se hubiera engañado al CNE, sino que el organismo fue cómplice y funcional en esa operación de ocultamiento de financiación ilegal de ambas campañas.

¿Son los efectos de tener un CNE politizado?

-El diseño institucional está viciado. No se cumplió con los puntos del Acuerdo de Paz que modificaban el sistema electoral, en especial la composición del CNE. Además, en el Congreso de la República hay una reticencia para modificar esa institución. Si bien formalmente el CNE es un órgano de control y de vigilancia de la actividad electoral, en la realidad se ha convertido en una instancia de protección a los políticos y los partidos.

Alivio moral y espiritual

¿Cuál debería ser la principal enseñanza en este caso?

-Sin duda hay que modificar la organización electoral, la composición del CNE y crear un órgano independiente. No se va poder mejorar la política si no hay controles serios, estrictos, eficaces y persuasivos de la financiación de las campañas. Tenemos un régimen político lamentable. Los involucrados del CNE en ese proceso que lavó la cara de las dos campañas, fueron premiados en el siguiente periodo con altos cargos en el Estado. Alexander Vega como registrador, Carlos Camargo como defensor del pueblo, Felipe García como embajador en Bélgica, para dar ejemplos.

Entonces, en realidad esa operación de impunidad fue premiada por lo que Álvaro Gómez Hurtado llamaba el régimen, un sistema de complicidades construido por las élites de poder para protegerse a sí mismo.

En lo personal, ¿cómo se siente después de advertir en su momento todo el entramado criminal del caso?

-Por decir lo que hoy argumenta la Fiscalía, me metieron denuncias penales, me amenazaron, fueron hasta mi casa, me dejaron advertencias, me recusaron, etc. No puedo decir que me siento feliz, porque es muy lamentable lo que pasó con la democracia en Colombia. Pero sí siento un gran alivio moral y espiritual por haber adoptado la posición que tuve en ese momento. No quisiera estar en el pellejo de Zuluaga y su hijo, como drama personal es muy triste, pero ellos y su partido tienen una responsabilidad política que no puede pasar de agache. Y lo más doloroso, ¿dónde están los jefes de los partidos? ¿Qué ha dicho el Pacto Histórico o la Alianza Verde? Todos están completamente callados. Santos también está evadiendo su responsabilidad.

Una cosa es cierta en todo este episodio, Colombia es el único país de América Latina donde no ha pasado nada con las élites del poder salpicadas por el caso Odebrecht.

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