Durante 2021 fueron más los muertos por el consumo de esta droga que los soldados norteamericanos caídos durante los diez años que duró la guerra en Vietnam, dijo Ashley Moody, fiscal general de La Florida
Ricardo Arenales
Melaine Ramos, una estudiante de secundaria de 15 años en el instituto Helen Bernsntein de Los Ángeles, California, falleció una tarde de septiembre pasado. Fue encontrada por sus compañeras en el baño del colegio, sin conocimiento, tirada en el piso.
De acuerdo a las declaraciones de una compañera de clase, las dos habían consumido lo que creían era un opioide conocido como Pecorcet (oxicodona). La policía estableció que en realidad les vendieron una pastilla que contenía una dosis alta de fentanilo.
El fentanilo es un opioide sintético, producido en laboratorios, 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina. De acuerdo con valoraciones de la DEA, una dosis de solo dos miligramos, se considera potencialmente mortal para un ser humano. Gradualmente, el fentanilo ha venido desplazando a la heroína, entre las drogas de mayor consumo en la Unión Americana.
Las autoridades de ese país responsabilizan al Cartel de Sinaloa y al Cartel Jalisco Nueva Generación, al otro lado de la frontera con México, de ser responsables del mayor ingreso de precursores para la elaboración del opioide.
Poca materia prima
Pero, además, el fentanilo hoy resulta más rentable para las mafias norteamericanas, pues no requiere de grandes cultivos, ni está sujeto a ciclos agrícolas, simplemente se necesita de un laboratorio químico de una relativa sofisticación. Allí, con muy poca materia prima se obtienen grandes cantidades del producto.
La DEA asegura que la mayor parte de esta droga se produce en masa en fábricas secretas en México con productos químicos provenientes principalmente de China. Esta sustancia es utilizada en el mercado negro para producir falsas pastillas de medicamentos opiáceos recetados reales -que suelen ser antidepresivos y analgésicos-, que se venden en las calles y sobre todo a través de Internet.
Tras la pandemia del covid-19, la crisis sanitaria alrededor de este problema de salud pública se agudizó en el país, ya que Washington centró gran parte de su atención en el virus. Ahora, se cree que la situación puede ser aún más mortífera y afectar a más familias estadounidenses, siendo la población juvenil la más vulnerable.
Los niños en el foco de la crisis
Las muertes por consumo en menores se triplicaron. Con el confinamiento por la pandemia la crisis sanitaria alrededor de este problema se agudizó en Estados Unidos. Ahora se sabe que han sido más los muertos por fentanilo que por covid-19.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos revelaron datos catastróficos. Según estadísticas, 107.000 norteamericanos murieron como resultado de sobredosis en 2021, un aumento del 16 por ciento con respecto a 2020, cuando murieron 92.000 personas por esta causa.
A mediados de enero pasado, la organización Familias contra el Fentanilo informó que las muertes causadas por este opiáceo sintético entre niños menores de 14 años están aumentando a un ritmo más rápido que en cualquier otro grupo de edad en Estados Unidos, y se triplicaron solo en dos años.
Arma de destrucción masiva
Entre 2019 y 2021, las muertes entre bebés y menores de un año se cuadruplicaron; las muertes entre niños de uno a cuatro años, se triplicaron, y las muertes entre niños de cinco a 14 años, casi se cuadruplicaron. Una epidemia sin precedentes, que el año pasado rompió la barrera de los cien mil muertos por sobredosis. Cuando termine 2023, siete de cada diez muertes por sobredosis estarán asociadas al consumo de fentanilo.
Durante 2021 fueron más los muertos por el consumo de esta droga que los soldados norteamericanos muertos durante los diez años que duró la guerra en Vietnam, dijo Ashley Moody, fiscal general de La Florida.
Familias contra el Fentanilo ha exhortado al gobierno de Biden a que declare el fentanilo como “arma de destrucción masiva”. Un arma que tiene de rodillas a la mayor potencia del mundo.
Del fenómeno se ocupó con preocupación la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos, reunida en la tercera semana de enero pasado, que abogó por incrementar los esfuerzos por cortar el flujo de precursores químicos y desmantelar los laboratorios clandestinos. El año pasado las autoridades incautaron más de 379 millones de dosis de fentanilo, “suficientes para matar a toda la población norteamericana”, indicó la DEA en un informe en diciembre pasado.