Álvaro Martínez
Asoprensa – Federación Sindical Mundial
Se repitió la farsa, se consumó el engaño, fue prácticamente una negociación de yo con yo. Como se pudo apreciar en el transcurso de las reuniones, los representantes del conglomerado empresarial y los del Gobierno no tuvieron contradictores en la medida que los autorrepresentantes de los trabajadores, señores Julio Roberto Gómez, vitalicio presidente de la CGT; Luis Miguel Morantes Alfonso, presidente de la CTC; y el señor presidente de la espuria representación pensional Confederación Democrática de Pensionados (CDP), señor John Jairo Díaz, se prestaron descaradamente a la pantomima montada por el gobierno de Santos en franca aspiración reeleccionista.
Vergüenza debería darles a esos conciliadores, al saber que la negociación que efectuaron hará que los trabajadores de salario mínimo lleven un pan menos a la mesa, una libra de carne menos, se disminuyan las posibilidades de contar con buena salud, educación, vestido y recreación, y en cuestiones de vivienda se colgarán en las cuotas de crédito bancario y serán desalojados de sus casas o apartamentos.
A la par de esta pérdida del poder adquisitivo, se da el incremento de dos años más en la edad para pensionarse de los trabajadores colombianos a partir del 1 de enero de 2014. En cambio al empresariado nacional y extranjero se le exonera de pagar el 8.5% de la cotización de salud, producto de la nueva reforma tributaria. Aquí sí como dice el refranero popular: al caído caerle.
Aberrante que mientras a los trabajadores se les hizo un mísero incremento de 26 mil pesos, a los congresistas que tienen un salario de $19.037.000 mensuales el gobierno les aumentó ocho millones de pesos para asegurar el apoyo a su reelección.
Los negociadores de los trabajadores se abrazaron y estrecharon la mano con los representantes del gobierno y del conglomerado empresarial, felicitándose mutuamente por aumentar las riquezas del capital y enviar a millones de trabajadores y a sus familias a la miseria, a los jóvenes a la delincuencia y al vicio; mientras posan con una sonrisa diabólica ante las cámaras de televisión, hacen ruedas de prensa para tratar de justificar el fatal resultado de la farsa de negociación que perjudica a la mayoría de los trabajadores colombianos.
Con el resultado de esta negociación ya el gobierno y los empresarios sin mucho esfuerzo tienen asegurado el crecimiento del producto interno bruto para el 2014, pues ese crecimiento se lo arrancan a los trabajadores de su salario y sobre todo a los trabajadores más pobres del país.
Los pensionados también salieron damnificados en la “negociación”, pues un gran número de ellos devengan pensiones iguales al salario mínimo.
Los que guardan un silencio cómplice
Todos aquellos politiqueros a los que los trabajadores y sus organizaciones han llevado a los cargos de representación popular como senado, cámara, diputados, concejales, alcaldes etc., guardan un silencio cómplice.
Ellos ven pasar estas agresiones contra los trabajadores como si se tratara de una acción fuera de este mundo y por eso frente a ella no se inmutan. Los trabajadores deben tener en cuenta que estamos a menos de tres meses de las elecciones. Sería bueno un paro nacional en pleno proceso electoral y no votar por los mismos sinvergüenzas.
Qué sigue para los trabajadores colombianos
Desde las organizaciones sindicales, pensionales y sectores sociales hay que empezar a promover las movilizaciones que conduzcan a un paro nacional.
Estas jornadas deberían iniciarse desde este mismo mes de enero para que los trabajadores y los sectores populares, indígenas, estudiantes, campesinos, comunidades afro, se sensibilicen sobre la categoría de la tragedia que viene ocurriendo cada año y de la cual todos los trabajadores colombianos somos víctimas, y el conglomerado empresarial y gobierno los victimarios.
