El responsable electoral de la Unión Patriótica conversó con VOZ sobre la contienda del 29 de octubre, los riesgos que persisten en varias regiones y los principales retos del Pacto Histórico
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
A las ocho de la mañana del 29 de octubre la ciudadanía colombiana acudirá nuevamente a las urnas. Ha pasado cerca de año y medio desde la última vez que el pueblo votó, eligiendo en aquella oportunidad a Gustavo Petro como presidente y a Francia Márquez como vicepresidenta.
La jornada electoral del 29 de octubre no solo definirá alcaldías, gobernaciones, asambleas de diputados, concejos municipales y edilatos locales, sino también será la primera justa celebrada bajo la batuta de un Gobierno de izquierda.
Para conocer de primera mano las opiniones de la Unión Patriótica, partido político que integra el Pacto Histórico, VOZ habló con Nixon Padilla, licenciado en ciencias sociales, profesor universitario, activista por la emancipación sexual, integrante del Comité Ejecutivo y responsable electoral de la colectividad.
Lo que está en juego
¿Cuál es la lectura que hace la Unión Patriótica sobre la jornada del 29 de octubre?
-Partamos de un criterio a propósito de lo territorial y lo local. Aclarar lo que nos estamos jugando. En primer lugar, destaco un componente histórico. En Colombia para que los territorios pudieran decidir quiénes iban a ser los mandatarios locales fue un proceso que apenas empezó en 1988, como una exigencia del movimiento popular y armado para garantizar la participación de la ciudadanía. Esto después se formalizó en la constitución de 1991. Es decir, es un proceso relativamente joven en el proceso político del país.
Lo segundo, es una discusión sobre el poder. En las regiones las distintas fuerzas son las que se disputan estos ejercicios electorales, donde la administración pública apenas es un instrumento. Estas luchas de poderes territoriales están marcadas en muchos casos por problemáticas como la tenencia de la tierra, la participación de los sectores mafiosos y paramilitares, los intereses de los grandes terratenientes, etc. Sectores que tienen mucho interés por el control de las administraciones locales, ya sea para beneficiarse con los planes de ordenamiento territorial o para apropiarse de recursos públicos.
Es importante problematizar este asunto, en tanto no son precisamente las administraciones municipales o las gobernaciones la expresión de la voluntad de la población que con su voto elige libremente a sus representantes. No. En cambio, podemos caracterizarla como expresión de los poderes reales que se dan en esos territorios, con las particularidades que ya identificamos.
La Misión de Observación Electoral, MOE, habla de 201 municipios con algún tipo de riesgo electoral. En su opinión, ¿por qué seguimos acudiendo a las urnas bajo estas circunstancias?
-Es una cifra preocupante. Sin embargo, hay que hacer precisiones. En Colombia los conflictos que se desarrollan en los territorios no han cesado. La firma del Acuerdo de Paz en 2016 apenas abrió paso a la terminación de la guerra, en particular con las extintas Farc, pero se mantienen otras conflictividades que el Gobierno nacional quiere solucionar por la vía de la negociación y el diálogo.
Lo anterior implica que en los procesos electorales territoriales, donde se juegan buena parte de los intereses de las agrupaciones armadas, estás van a ejercer su poder en el territorio. Por eso la MOE habla de ese número de municipios con algún riesgo electoral vinculado a la violencia de grupos alzados en armas o desestabilizadores.
No obstante, hay que reconocer que este es un periodo con menos violencia en comparación con otros momentos, lo cual no deja de ser preocupante por la realidad que se vive en los territorios. Además, subsisten otros fenómenos que están atados a riesgos electorales que devienen de la corrupción, de la compra de votos, del constreñimiento al elector. Sobre todo, en territorios donde los grandes clanes políticos luchan por su supervivencia ante el avance de los sectores progresistas y de izquierda en el país.
El Pacto Histórico
Algunos analistas y opinadores coinciden que los resultados del próximo 29 de octubre serán determinantes en la agenda política del siguiente periodo. ¿Cuál es su opinión frente a este postulado?
-Es importante analizar que estás elecciones son diferentes a las que celebramos el año pasado. En esta jornada los recursos se mueven alrededor de los intereses regionales, es decir, la gente se mueve por aquel personaje que lo interpela en la vida política de su territorio, ya sea mediante la clientela, la compra de votos o cualquier otro mecanismo. Lo que se va a expresar el 29 de octubre es el estado real de las condiciones de los territorios en la lucha política.
¿Y la izquierda cómo se enfrenta a la situación?
-Realmente habrá que poner mucha atención en los resultados con respecto a la capacidad de las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda de convertirse en alternativas de Gobierno propiamente en el territorio. Lo segundo es la capacidad para enfrentarse a las grandes mafias electorales. No es un escenario fácil para las posturas alternativas.
¿Cómo llega el Pacto Histórico a esta contienda electoral?
-El Pacto tiene un gran reto, transformar ese gran acuerdo que se dio en las elecciones al Congreso de la República y Presidencia de la República, en acuerdos territoriales. Ese aterrizaje es bastante complejo, porque los actores y las aspiraciones se multiplican. Estamos hablando de 1.102 alcaldes, 32 gobernadores, 12 mil concejales, más de 400 diputados y cerca de 6.500 ediles. Esta realidad determinó la tarea del Pacto Histórico en interpretar de manera conjunta la diversidad de los sujetos políticos y los comportamientos, que tenemos previsto van a ser muy distintos en los municipios y departamentos.
A pesar de las dificultades, hay un avance en encontrar coincidencias en los territorios, en el trabajo común. El Pacto ha hecho un gran esfuerzo por presentarse unificado, aportar en este proceso electoral y ganar más y más espacios. Avanzar en la ruta del cambio es el objetivo.
El voto
Como barranquillero, ¿cuál es su análisis de lo que pasa en esta ciudad?
-En Barranquilla sucede lo que podríamos denominar un copamiento de todos los aspectos políticos, sociales, económicos y culturales por un clan que no ha desperdiciado ningún escenario para lograr su hegemonía. Esto ha sido posible gracias al control de toda la actividad económica, legal o ilegal; el sometimiento de todas las familias políticas tradicionales; prácticas clientelares como la compra de votos; y la connivencia entre sectores de la élite y la mafia. Es una ciudad absolutamente copada, en donde los Char no dejan mayor espacio político en una contienda desigual. No obstante, apoyamos a los candidatos del Pacto Histórico en medio de este escenario adverso.
¿Cómo será su voto el 29 de octubre?
-Será en Bogotá y debo decir que está en juego el proyecto de ciudad, que perdió el horizonte progresista con las alcaldías neoliberales de Enrique Peñalosa y Claudia López. El reto es recuperar el modelo de derechos para la ciudad. En ese sentido, Gustavo Bolívar es la persona que tiene no solamente el conocimiento y las capacidades, sino además el compromiso ético que lo ha demostrado durante toda su vida política, para sacar adelante un proyecto democrático de ciudad.
Igualmente, necesitamos un Concejo que sea capaz de acompañar esa administración. Por eso la lista del Pacto Histórico encabezada por nuestra compañera Heidy Sánchez de la Unión Patriótica será la garantía para hacer realidad el programa del cambio, así como para dar los debates importantes que demanda la ciudadanía y asegurar un avance progresista para Bogotá.