jueves, marzo 28, 2024
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El mínimo sin “arbolito de navidad”

La incoherencia entre lo que dicen Gobierno y empresarios con respecto a la paz, y lo que hacen en materia económica y políticas laborales, es evidente

Primera reunión de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, para la discusión del reajuste salarial para 2016. Foto Mintrabajo.
Primera reunión de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, para la discusión del reajuste salarial para 2016. Foto Mintrabajo.

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

De manera despectiva empresarios y Gobierno denominan “arbolito de navidad” a los puntos que las centrales obreras presentan para discutir en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, en las que se define el reajuste salarial para cada año; pero en la que se deben discutir muchos aspectos más relacionados con la economía y las relaciones obrero-patronales.

Por consiguiente, temas determinantes en el poder adquisitivo de los salarios como el costo de la canasta familiar, los altos e injustificados precios de los combustibles, la formalización laboral, las alzas en peajes, la cantidad de colombianos que devengan el mínimo, la baja tasa de trabajadores que cotizan a pensión, los costos educativos, la crisis de la salud, las tarifas de servicios públicos, las plantas temporales y los derechos sindicales, son entre otros, aspectos que evitan discutir, y en consecuencia, solucionar.

Para los trabajadores, representados en las centrales obreras, es más importante que el Gobierno genere una política salarial para proteger los ingresos, que los puntos porcentuales a reajustar en el salario mínimo, pues al fin y al cabo, no compensan los incrementos en el costo de vida ni solucionan el problema.

Según dirigentes sindicales, en Colombia de una Población Económicamente Activa, PEA, de 23 millones, más de 12 millones de trabajadores devengan menos de un salario mínimo, sin que el Ministerio de Trabajo desarrolle políticas de control para el cumplimiento de la ley. Tampoco hay acatamiento de acuerdos internacionales como los pactados en la Organización Internacional del Trabajo, OIT, o el plan de acción laboral entre Juan Manuel Santos y Barack Obama. Son algunos de los tópicos que los empresarios llaman “arbolito de navidad”.

La paz de ellos

Estos procedimientos del sector privado y el Gobierno nacional se contradicen con las negociaciones de paz adelantadas en La Habana, Cuba. Y aunque los empresarios, a través del Consejo Gremial expresaron apoyo a los diálogos, advirtieron que lo hacían siempre y cuando no se tocara el modelo económico.

Afirmaron que la negociación debe ser asimétrica a favor del Gobierno y que el proceso no es para generar un nuevo orden político y social. Asimismo, expresaron que el punto Desarrollo Rural Integral solo tiene aplicación si no riñe con el modelo de desarrollo.

Según el comunicado del Consejo Gremial: “No se puede aceptar que un país estructure su modelo de desarrollo sobre criterios y políticas excluyentes entre pequeños, medianos o grandes productores, sino sobre la consolidación de una clase empresarial en sus diferentes tamaños y modelos que asegure el cumplimiento de la función social de la propiedad teniendo como fundamento la importancia de promover el desarrollo empresarial en el campo”.

Pero es justo en el campo, donde para los empresarios las cosas no pueden cambiar de fondo, donde más están desprotegidos los trabajadores. Allí, tres millones de trabajadores no tienen contrato laboral, son jornaleros y ganan a destajo. No tienen empleos que les permitan cotizar a una pensión digna ni servicios de salud adecuados y la gran mayoría de ellos ni siquiera gana el salario mínimo. Otro de los adornos del arbolito.

La unidad entre Gobierno y empresarios es una de las ventajas frente al movimiento sindical, pues no se entiende por qué cuando el pasado 7 de diciembre la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, llegó a la mesa con una propuesta de reajuste salarial de 12%, el presidente de la Confederación General del Trabajo, CGT, Julio Roberto Gómez, habló ante los medios de comunicación para pedir 10.

Otra de las desventajas del movimiento sindical es negociar en festividades decembrinas, cuando es imposible convocar movilizaciones que propugnen por un incremento acorde, y para que los derechos laborales y económicos no sean vistos como “adornos navideños”, sino como derechos elementales de una sociedad democrática.

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