Redacción Internacional
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se ha visto inmerso en un escándalo que podría marcar el resto de su mandato, y ser aprovechado por la oposición republicana en los próximos comicios electorales para echar por la borda el acumulado político de la administración demócrata, ya de por sí sumida en una grave crisis económica, social y sanitaria.
Uno de los abogados de Biden, Bob Bawer, reveló en un comunicado el sábado de la semana pasada, que al menos diez documentos clasificados, habían sido hallados en una de las oficinas que el presidente usó, siendo senador y vicepresidente de la República.
Más tarde se confirmó que también en el garaje de una de las residencias del presidente, en Delaware, se encontró otro lote de papeles clasificados, que no tendrían por que permanecer en sitios de trabajo o de vivienda del mandatario.
Memorandos de inteligencia
Estos no han sido los únicos hallazgos en sitios de vivienda o de trabajo del jefe de la mayor potencia del mundo. De acuerdo a versiones de prensa, los documentos se refieren a memorandos de inteligencia de Estados Unidos y documentos informativos especiales sobre Uctrania, Irán, Reinos Unido, entre otros temas reservados.
En Estados Unidos rige una ley de 1978 que obliga a presidentes y vicepresidentes a enviar al Archivo Nacional todos sus correos electrónicos, cartas y documentos de trabajo utilizados en el desempeño de sus funciones. Lo grave en este caso es que el presidente no sólo violó la norma, sino que esperó a que se definiera la elección del nuevo presidente de la Cámara, del partido republicano, para divulgar la noticia, en un claro ejemplo de manipulación política.
No hay diferencia
En estas condiciones, el fiscal general Merrick Garland, anunció el nombramiento de Robert Hur, un fiscal especial para investigar el manejo de los documentos del gobierno por parte del mandatario, lo que podría ensombrecer la esperada candidatura del demócrata para las elecciones de 2024. No sorprende que Hur forme parte de un despacho de abogados de Washington. Licenciado por las universidades de Stanford y Harvard, fue fiscal federal en Maryland de 2018 a 2021, designado por Donald Trump.
Estas revelaciones traen a la memoria el caso de los archivos secretos sustraídos por el expresidente Donald Trump y encontrados en agosto en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida; pero hay diferencias entre uno y otro episodio, entre ellos la magnitud: los documentos en manos del magnate llenaban cajas enteras, mientras ahora se trataría de unas cuantas carpetas. Sin embargo, el delito es el mismo, y ante la opinión del ciudadano común, no hay diferencia entre republicanos y demócratas en este sentido.
