jueves, abril 18, 2024
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Diálogos de paz con las FARC enfrentan panorama incierto tras elecciones legislativas en Colombia

Santiago Aguilar Morán

Los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC enfrentan un panorama incierto tras las elecciones legislativas del domingo pasado, en las que el ex presidente Álvaro Uribe, opuesto al diálogo y a la reelección de su antiguo aliado Juan Manuel Santos, salió fortalecido, según políticos y analistas consultados por la agencia Andes.

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Uribe, que llevó a cabo una guerra sin cuartel contra las guerrillas durante su mandato (2002-2010), fue elegido senador junto con otros 18 aspirantes del derechista Centro Democrático, que se convirtió en el partido más votado detrás de la coalición oficialista de centroderecha.

Por su parte Santos, ex ministro de Defensa de Uribe, con quien rompió a raíz de su decisión de negociar con las FARC, vio reducir el número de senadores aliados de 85 a 47 -sobre un total de 102-, aunque en la Cámara de Representantes (baja) el oficialismo alcanzó 92 de 163 escaños. Uribe apenas logró allí 12 asientos.

El senador opositor Iván Cepeda, del Polo Democrático Alternativo (PDA, izquierda), considera que el bloque de derecha -predominante en el Senado- intentará obstaculizar el proceso de paz, si bien Uribe no tendrá los votos necesarios para un bloqueo. “Esa bancada de derecha va a hacer todos los esfuerzos para que los diálogos se rompan o que, si se llega a acuerdos, éstos no sean refrendados”, dijo en diálogo telefónico.

El gobierno de Santos -que buscará un segundo mandato el próximo 25 de mayo- y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) llevan a cabo negociaciones de paz desde noviembre de 2012 en Cuba para poner fin a un conflicto armado de medio siglo.

Las pláticas giran en torno a una agenda de seis puntos que incluye el desarme y la participación política de los rebeldes. Un eventual pacto deberá ser ratificado por el nuevo Legislativo, al que Uribe llega para enfrentar lo que considera la pretensión de Santos de dar impunidad a la insurgencia.

Para Cepeda, la manera de enfrentar ese posible bloqueo será la movilización popular a la que, dice, apelará de ser necesario. “Ese va a ser el asunto que habrá que luchar en el Congreso. Colombia requiere la paz, requiere ponerle punto final a 50 años de guerra y vamos a apelar, si es necesario, a la movilización social para acompañar nuestros debates en el Congreso”.

La bancada de izquierda, representada además en la Alianza Verde, logró alrededor del 10% de los escaños disponibles en el Senado y 5% de la Cámara baja, mientras que el Partido Conservador se ubicó tercero con 19 senadores y 27 representantes, aunque varios se han alejado de Santos y la colectividad irá con candidato propio a las presidenciales.

El electo senador del derechista Centro Democrático José Obdulio Gaviria aseguró que su partido no se opone a la paz y que son las FARC las que rechazan la firma de un acuerdo, por lo que a su juicio Santos engañó a Colombia con el tema de los diálogos.

“Son las propias FARC las que han lanzado un dardo a la negociación enviando una carta a la Corte Constitucional en la que denuncian al gobierno. Segundo, hay sectores como el agropecuario que respaldaban los diálogos y que se han levantado de la mesa con críticas muy duras sobre los acuerdos a los que están llegando las FARC y el gobierno; tercero, una afirmación del vocero del gobierno en La Habana en la que denuncia que las FARC han convertido la mesa en un ring de boxeo. No hay decisión de las FARC de hacer la paz. En consecuencia el gobierno engañó a Colombia”, aseguró por vía telefónica.

El politólogo y analista colombiano Camilo Cruz, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), con sede en Quito, advirtió que el gobierno de Santos deberá hacer alianzas para recomponer su coalición y sacar adelante el proceso de paz.

“No es tan claro que este Congreso -que es de derecha- se vaya a oponer diametralmente a los resultados de los diálogos sino que quizá vaya a traducirse en una mayor presión de negociación sobre el presidente. Es decir, van a pedir más recursos (prebendas) al gobierno”, manifestó.

La situación, según Cruz, se vuelve muy compleja porque hay sectores como los que representa Uribe que se oponen a los diálogos. “El partido de Uribe es una minoría con capacidad de influencia y presencia mediática, pero hay que tener en cuenta una particularidad de la cultura política colombiana y de sus partidos y es que son partidos clientelares, que se forman como cuotas de repartición del poder dentro del gobierno”, agregó.

Dax Toscano, investigador del conflicto colombiano y catedrático de la Universidad Central de Ecuador (pública), considera que la emergencia de la extrema derecha colombiana es «muy peligrosa» para los diálogos de paz y para la región.

“La presencia de Uribe puede afectar muchísimo el proceso de paz porque, ya lo dijo él, los diálogos de paz no son más que una farsa y lo que hay que hacer con la insurgencia es darle más plomo (someterla militarmente). Su propuesta es más guerra no solo en Colombia sino para la región, porque Uribe ha mostrado su odio visceral a los procesos revolucionarios en (las vecinas) Venezuela y Ecuador”, aseveró Toscano.

América Latina ya ha sido testigo de otros procesos en los que un Congreso de derecha debió refrendar acuerdos de paz con una guerrilla: cuando la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca estaba en plenos diálogos de paz con el gobierno de ese país, en las elecciones se impuso la derecha guatemalteca, aunque las partes lograron cristalizar el proceso.

Santos es favorito para ser reelegido por un segundo período de cuatro años con un 26% de la intención de voto, según una reciente encuesta de la firma Cifras y Conceptos, muy por encima del aspirante del Centro Democrático Oscar Iván Zuluaga (8%).

Andes

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